20 años de Google: CincoDías responde a las cinco preguntas más buscadas sobre la inflación

El buscador estadounidense cumple dos décadas en España y estas son las dudas más frecuentes acerca de la economía este año

Un imagen de la moneda de un euro.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

Los últimos años, desde la salida de la pandemia, han estado marcados por el aumento sostenido de precios en España agravados especialmente por los efectos diversos de la guerra de Ucrania sobre la cadena de suministro global y el impacto generalizado en los costes energéticos. Con este panorama, y con los alimentos básicos también castigando la cesta de la compra, es lógico que las cinco preguntas más frecuentes acerca de la economía en Google, que cumple 20 años en España, estén relacionados con la inflación o la hiperinflación. CincoDías contesta algunas de las dudas más frecuentes.

¿Cómo calcular la tasa de inflación?

En España, la inflación se puede medir a través de índices que muestran la subida de precios de varias comodidades, como el Índice de Precios de Consumo (IPC) y el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) para obtener una instantánea de la evolución de los precios a lo largo de un periodo de tiempo. El Instituto Nacional de Estadística recaba mes a mes el precio de decenas de productos básicos de consumo y se dedica a compararlos con las muestras precedentes. Dicha muestra cambia con el tiempo y se adapta según las costumbres de los españoles (muchas de las tecnologías actuales no existían hace 20 años, por ejemplo, o su efecto crece o mengua con los años).

Más allá de la cesta de la compra, la inflación se puede calcular usando la formula siguiente: tasa de inflación = (Coste de la cesta de productos del año en curso - Coste de la cesta del año anterior) / Coste de la cesta de productos del año anterior x 100.

¿Qué es la inflación económica?

La inflación se define como una tasa derivada por la subida consistente de precios de servicios y de consumo. Efectivamente, la inflación representa el encarecimiento del coste de vida en un país. Indicadores como el cálculo mensual del Índice de Precios de Consumo (IPC) pueden dar pistas acerca de la subida de algunos productos y servicios y cómo la inflación afectará la cesta de la compra de cada hogar.

Dicho esto, es relativa a los gastos y presupuestos de cada familia. La inflación económica se observa más allá de la compra de productos y se nota en el cambio de precios en cada sector y servicio, hasta lograr despejar, por ejemplo, el coste base de un corte de cabello en la peluquería.

¿Cómo protegerse de la inflación?

En temporadas de alta inflación, los expertos aconsejan la diversificación de la cartera a través de inversiones mixtas en bonos y acciones para evitar la erosión de su poder adquisitivo. De este modo, una cartera diversificada puede facilitar el crecimiento en una temporada de inflación. A nivel global, los bancos centrales suben los tipos de interés para tratar de frenar la escalada de los precios con un enfriamiento generalizado de la actividad.

¿A quién beneficia la inflación?

Aunque el consumidor suele ser el “perdedor” en un entorno inflacionista, los que tienen préstamos a tipo fijo no notan tanto los efectos. Los sectores esenciales experimentan crecimiento durante estas temporadas porque sus servicios son inelásticos, es decir, siempre van a ser necesario pese a su coste (los alimentos, por ejemplo, aunque el debate de qué parte de la industria se beneficia de estas subidas de precio es otro debate). Algo similar ocurre con los operadores del sector energético, que suelen beneficiarse de la elevada tasa, ya que la demanda para el combustible y el gas rara vez bajan. Las compañías de todo tipo también pueden subir sus precios, aunque también sufren el encarecimiento de las materias primas y a lo largo de toda la cadena de valor, así como el impacto del coste energético en su producción. Esta traslación de los precios en los costes de producción a los precios finales se llama efecto de segunda ronda.

¿La inflación es buena o mala?

La respuesta no es tan sencilla. El resultado de altos niveles de inflación resulta en una pérdida de poder adquisitivo para el consumidor, es decir, como el precio de las comodidades suben, el consumidor puede comprar menos de lo habitual. Desde finales del siglo pasado, los bancos centrales de todo el mundo han adoptado el 2% como cifra idónea para la inflación en las economías desarrolladas, aunque ahora empieza a cuestionarse esa barrera como lógica. Lo que está claro es que una inflación muy elevada provoca graves problemas económicos y sociales, como ocurre con los países que sufren la denominada hiperinflación, como Argentina o Venezuela en estos momentos, donde la moneda común apenas tiene valor real después de muchos años de inflaciones que incluso han llegado al 100% de aumento.

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