El éxito: suerte o alquimia
El protagonista emprende un viaje que podría interpretarse como el camino que realizan los emprendedores, y cómo estos pueden entender y utilizar la incertidumbre o el riesgo
El alquimista de Paulo Coelho fue y sigue siendo una novela impactante. No a todo el mundo le gusta porque a algunos, sobre todo, personas como yo del ramo de las finanzas, pensamos que sus novelas exploran temas muy alejados de nuestra percepción del mundo, como la concienciación, el amor, la solitud, el deseo, los viajes y la búsqueda de sueños. Como a muchos de mis amigos no financieros les parece una de las novelas de referencia en el desarrollo personal decidí darle un toque más empresarial y financiero.
El protagonista de la novela, Santiago, emprende un viaje para encontrar su “leyenda personal”, que podría interpretarse como el camino que realiza un emprendedor y cómo estos pueden entender y utilizar la incertidumbre o el riesgo.
La “leyenda personal” es uno de los conceptos clave de la novela y representa el propósito de cada uno de nosotros en la vida. Podemos asimilar esto en el caso de un emprendedor, donde su “leyenda personal” sería su aventura empresarial, siempre acompañada de incertidumbre. La del protagonista es encontrar un tesoro en las pirámides de Egipto.
Santiago piensa que las personas cuando somos jóvenes, vemos las cosas con claridad y creemos que todo es posible, sin temor a soñar y desear todo lo que nos gustaría alcanzar en la vida. El rey de Salem, otro personaje que aparece en la novela, comenta que a medida que va pasando el tiempo, hay una misteriosa fuerza que trata de convencernos de que es imposible realizar nuestra “leyenda personal”. Y esa fuerza es la aversión al riesgo, que crece con el tiempo porque tenemos menos margen para recuperarnos de los fracasos.
Hay diversas variables que determinan nuestra posición frente al riesgo, como lo muestra el viaje de Santiago en El alquimista. En el norte de África, Santiago acepta trabajar con el mercader de cristales, que tiene una tienda, con el objetivo de ganar dinero para poder irse a Egipto a buscar el tesoro. En este capítulo hay muchas referencias a nuestra posición frente al riesgo.
La primera es que la personalidad juega un papel importante, ya que algunos se sienten incómodos ante la incertidumbre de emprender su propio negocio y no saber si funcionará, y prefieren trabajar por cuenta ajena por un sueldo conocido. Como le dice el mercader a Santiago, “tú sueñas con ovejas y pirámides. Eres diferente de mí, porque deseas realizar tus sueños. Yo solo quiero soñar con La Meca…. Pero tengo miedo de que sea una gran decepción y prefiero seguir soñando”.
La segunda es que la riqueza también es un factor determinante, ya que aquellos con más recursos económicos tienen más margen de maniobra para asumir mayor riesgo. El mercader de cristales le dice a Santiago que a él no le gustan los cambios. “Ni tú ni yo somos Hassan”, el rico comerciante. “Si él se equivoca en una compra, no le afecta demasiado. Pero nosotros dos tenemos que convivir con nuestros errores”.
Y la tercer es que la edad también influye en nuestra relación con el riesgo, ya que cuánto más jóvenes somos, más tiempo tenemos para hacer realidad nuestros sueños. Es interesante observar cómo la edad de los fundadores de empresas, según un artículo en Harvard Business Review, pone en evidencia la fuerza de la juventud para soportar la incertidumbre asociada a fundar la empresa propia. Más de la mitad de los unicornios (startups con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares) han sido fundadas por jóvenes menores de 35 años.
A lo largo de su búsqueda del tesoro, Santiago va teniendo aventuras y encuentros cuyas enseñanzas están muy enfocadas al desarrollo personal. Pero es cuando ya está cerca de alcanzarlo, que tiene una reflexión con su corazón sobre por qué los hombres dejan de perseguir sus sueños para evitar un potencial sufrimiento. En mi experiencia, uno de los aspectos más duros para los emprendedores es su salud y fortaleza mental. Siempre hay obstáculos, errores y dificultades, ya sean financieras, legales o de mercado. Esa financiación que nunca llega, la falta de procesos que lleva a tener incidencias contractuales, y todo esto repercute en retrasos hacia al éxito y adelantos hacia el fracaso.
La respuesta en el libro nos muestra que “el corazón es el que sufre más y a los corazones no les gusta sufrir”. En finanzas tenemos el concepto de “reversión a la media”, que señala que las variaciones significativas en el precio de un activo y sus rentabilidades históricas tenderán a aproximarse a su promedio a largo plazo o al promedio de la base de datos. Aplicado a nuestro emprendedor, cuando hay momentos difíciles como, por ejemplo, que no llega la financiación o que un cliente ha cancelado el pedido, no hay que desistir porque vendrán momentos mejores para compensar y mantenernos en el promedio. Por ello, no hay que desesperarse en los momentos difíciles y tirar la toalla, ya llegarán tiempos buenos; ni pensar que los momentos extraordinarios se mantendrán para siempre. Esto no ocurre en negocios ya estables, cuyo comportamiento se mueve cerca del promedio a largo plazo. La volatilidad es más habitual en el inicio de una aventura empresarial.
Al final del libro, Santiago logra su objetivo de encontrar el tesoro por una razón muy simple: perseverancia. A lo largo de su aventura vive situaciones que lo alejan de su meta y otras que lo acercan y le ayudan a seguir luchando por su pasión. En mi opinión, ésta es una de las características que define al empresario de éxito: son personas luchadoras, perseverantes y con un propósito o visión que se convierte en personal. Nunca dejaré de admirar la fortaleza de los emprendedores y su capacidad de resiliencia y de no abandonar a pesar de las piedras en el camino y de la necesidad de poner ese objetivo en el centro de sus vidas. Si bien estoy más acostumbrada a lecturas con un enfoque más técnico, debo admitir que disfruté leyendo este libro. Es fácil y entretenido y cada personaje destila sabiduría de la vida, que no está mal.
Gloria Batllori es profesora del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade.
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