Los alimentos frenan su avance, pero son un 16,5% más caros que hace un año

El INE confirma el fuerte descenso del IPC hasta el 3,3% en marzo. Hoteles y paquetes turísticos se dispararon en vísperas de la Semana Santa, mientras la luz baja un 51% sobre el año pasado.

Belén Trincado Aznar

El INE ha confirmado la histórica bajada del IPC del mes de marzo, 2,7 puntos porcentuales, la más abultada desde 1977 hasta el 3,3% interanual. Uno de los principales motivos del movimiento es el efecto escalón, es decir, el impacto de la variación registrada en el mismo mes del año pasado que deja de computar en la inflación interanual; en marzo de 2022 el IPC subió 2,2 puntos.

Así, el apartado de los suministros de vivienda, principal responsable de la inflación hace un año a raíz del inicio de la guerra de Ucrania, resta 1,6 puntos a la inflación. Y las gasolinas, que también se encarecieron con la invasión rusa, otro punto. El INE ha confirmado también el descenso de la inflación subyacente, apenas una décima hasta el 7,5%, y una subida mensual de los precios del 0,4%.

El IPC subyacente elimina del cómputo elementos volátiles como combustibles y alimentos frescos, pero no los alimentos elaborados, donde se engloban partidas muy impactadas por la subida de precios en origen. Briks de leche, cereales para desayuno o pan se incluyen en el IPC subyacente.

La caída de la luz histórica. El precio del suministro de electricidad baja un 51,8% sobre el año pasado, lo que explica el gigantesco impacto sobre el IPC general, y un 7,5% en el mes. De todos modos, el mayor impacto de la bajada de la luz queda ya atrás. El precio medido por el INE está a niveles de principios de 2021, previos al episodio inflacionista del verano pasado, cuando los precios empezaron a subir en julio y agosto ante las restricciones en el suministro de gas por parte de Rusia, preparatorias de la posterior invasión de Ucrania.

De hecho, está algo más cara que en el pasado mes de enero. También se abarata el gas natural, un 2% en el mes, pero sube el 10% en el año, o el gasóleo, mientras que la gasolina mantiene precios, aunque baja sobre el año pasado.

Estos elementos han pasado, ser un elemento secundario en la subida de la inflación, marcada en los últimos meses por la dispersión en distintas partidas y, sobre todo, por el encarecimiento de los alimentos, el elemento más preocupante del IPC y el de mayor impacto a pie de calle.

En marzo frenaron ligeramente, pero aún suben un 16,5% interanual. Pero en términos mensuales siguen subiendo: un 1,1% sobre el mes pasado. En particular, suben las legumbres y hortalizas, que se disparan un 9,3% probablemente a causa de la sequía, la carne de porcino (4,5%) o las patatas (2,9%). Las fuertes subidas de otros meses se han moderado, pero el impacto a nivel interanual para las familias es devastador.

Así, en productos básicos como el azúcar, la mantequilla, la leche, las legumbres o los huevos marcan subidas en un año que van del 50% del azúcar al 24,5% de los huevos. Buena parte de los motivos que han provocado la subida de los alimentos se han destensado, como el coste de los combustibles, la energía, los fertilizantes o los piensos.

El Gobierno, tanto desde el ministerio de Agricultura como desde Economía, ha pedido que esta moderación se repercuta en los precios finales y de hecho este jueves Mercadona, líder de la distribución, anunció descenso de precios en 500 productos aludiendo a los menores costes, pero aún está por ver en qué medida los distintos eslabones de la cadena de valor generalizan esta medida.

Más allá de los alimentos, destaca la subida de los precios de las actividades turísticas, prolegómeno de una Semana Santa que arrancó en abril pero marcada por en encarecimiento de desplazamientos y estancias ante la fuerte demanda. Los vuelos internacionales se dispararon un 9,3% en un mes, los hoteles, un 7,4% y los paquetes turísticos, un 5,4% en territorio nacional y un 4,5% para destinos extranjeros.

El apartado de hostelería, de hecho, se encarece un 0,9% en términos mensuales, y el de ocio y cultura (donde están los paquetes turísticos), un 0,9% mensual. También sube la ropa con el cambio de temporada: los artículos de vestir son ahora un 3,2% más caros que hace un mes. La aportación de estos elementos a la tasa interanual es, de todos modos, escasa: el ocio aporta una décima al IPC y la hostelería queda prácticamente en tablas al ser la variación similar a la del año pasado.

La intervención del Gobierno ha limitado el tirón inflacionista. La eliminación del IVA para algunos alimentos básicos, las bonificaciones al transporte público y la eliminación de impuestos eléctricos provocan que el IPC sin tener en cuenta los impuestos esté en el 3,9%, seis décimas por encima del IPC general.

Para el mes de abril la comparativa interanual va a ser más exigente, por lo que el IPC podría volver a repuntar. En abril de 2022, tras la fortísima subida de marzo, los precios bajaron 1,5 puntos, del 9,8% interanual al 8,3%, y el descenso en términos mensuales fue de dos décimas.

Es decir, los precios calculados por el INE tendrían que retroceder para que el IPC interanual no subiera. Suponiendo que se mantiene el ritmo actual la evolución de los precios en España seguiría siendo mucho más positiva que en otros mercados de la Unión Europea. El IPC armonizado de España (calculado con los mismos criterios que el resto de la eurozona) está en el 3,1%, después de bajar 2,9 puntos en el mes, mientras la inflación armonizada de la zona euro está en más del doble, el 6,9% interanual a cierre de marzo.


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