El Vaticano apuesta por nacionalizar todas sus propiedades para dejar atrás los escándalos

Un negocio fallido por la venta de un inmueble en Londres por 350 millones de euros apresura los intentos por un mayor control

El papa Francisco, a finales de 2022.YARA NARDI (REUTERS)

El Papa Francisco ha nacionalizado este jueves todos los bienes y propiedades del Vaticano, que actualmente dependen de diferentes oficinas o instituciones afiliadas. De esta manera, se convierten en “patrimonio soberano” de la Santa Sede y solo están bajo control del líder de la Iglesia Católica.

La decisión fue publicada en una nueva ley publicada el jueves 23 y es la última iniciativa del papa Francisco para centralizar los activos bajo control de la Iglesia Católica y así garantizar que sean “gestionados adecuadamente”. La iniciativa busca responder a las críticas internas y externas que apuntan a enormes pérdidas e incluso delitos penales por malversación.

Previamente, Francisco ya se había hecho del control de una cartera de 600.000 millones de euros que estaban bajo control de la Secretaría de Estado del Vaticano. Esta oficina, que se ocupa de toda las funciones políticas y diplomáticas de la Santa Sede, había estado envuelta en un escándalo financiero por una inversión en 2014 de 350 millones de euros en el mercado de inmuebles de Londres. De forma indirecta, la Iglesia controlaba un edificio comercial en el barrio de Chelsea, que finalmente vendió en julio de 2022 a la firma Bain Capital con una pérdida total de 210 millones de euros.

La nueva ley específica que la Santa Sede es propietaria de cualquier bien, valor o propiedad que posea o adquiera una oficina dependiente del Vaticano, así como cualquier institución afiliada. La “propiedad pública eclesiástica” se “confía” a los diferentes departamentos solo si se destina a las “necesidades universales de la Iglesia para cumplir su misión”. La intención es que las diferentes congregaciones y organismos dejen de operar como “cajas negras” sin control por parte de las autoridades centrales.

El foco en la misión va en línea a la decisión del actual papa en 2022 que prohibió por cinco años las inversiones especulativas y limitó los negocios vaticanos a “industrias que promuevan el bien común”. La pornografía, la prostitución, el juego y las armas están dentro del listado de los sectores vetados por la Santa Sede, al igual que los combustibles fósiles y la minería.


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