De directivo/a a profesor/a
Un cambio posible que requiere dedicación y una cierta vocación.
Algunos directivos y directivas se han interesado en explorar la posibilidad de dedicarse al mundo de la docencia en una escuela de negocios, ya sea para realizar un cambio en su carrera profesional, tener una actividad complementaria o dedicar los últimos años de su vida profesional a la docencia. Pero esto no es algo automático, y se han observado muchos abandonos en el camino. Sin duda, hay similitudes entre estas dos profesiones, pero también diferencias notables, y los directivos que han realizado con éxito este camino de directivo a profesor han comprendido que se trata de una transición hacia una nueva profesión, un cambio posible que requiere dedicación y una cierta vocación.
El conocimiento acumulado por un directivo en su ámbito de especialización, así como sus habilidades para dirigir el trabajo de un grupo pueden ser de utilidad para realizar una actividad de formación. La experiencia del directivo es importante para ser un buen profesor en una escuela de negocios, pero no es suficiente. Un error muy común es pensar que, con “explicar su vida como directivo”, ya se puede ser profesor, pero el propósito del profesorado ha de ser que sus estudiantes aprendan —y no se trata sólo de enseñar o de explicar una experiencia—. El reto es lograr que los estudiantes aprendan sobre un determinado tema. Para ello se han de preparar unos materiales (presentaciones, lecturas, casos, ejercicios…) y gestionar adecuadamente las sesiones con el grupo de estudiante.
En la empresa, el directivo está acostumbrado a trabajar con su equipo y quizás le asignen a un directivo “júnior” para su formación, mientras que en la escuela de negocios tendrá que trabajar con secciones o grupos de estudiantes. En el aula el profesor puede encontrarse con grupos de composiciones diversas —tanto en número, como en edad, experiencia o nacionalidad—, que ha de saber gestionar y acompañarlos para alcanzar sus objetivos de aprendizaje —no es lo mismo ser el “directivo tutor” de un “júnior”, que el profesor de una sección de estudiante del MBA o de un curso de formación continuada en Executive Education—. El salto en complejidad es importante y requiere todo un trabajo de preparación, de formación y de desarrollo como profesor.
Otra diferencia significativa es que el profesor puede aprobar o suspender a un estudiante, pero no puede cambiarlo de posición o despedirlo, por ello el profesor ha de aprender a gestionar las diferentes situaciones de aprendizaje que se producen en las aulas —desde grupos que no participan, hasta otros que tienen conflictos entre sus miembros o que no tiene conocimientos básicos— y ha de saber reconducirlas para que los estudiantes aprendan. En estos tiempos de la Inteligencia Artificial (IA) para el profesorado es clave el desarrollo de la Inteligencia Situacional (IS); tener la capacidad para comprender las situaciones que se producen en el aula con los grupos y poder gestionarlas adecuadamente. El profesor cada año habrá de gestionar a nuevos grupos de estudiantes y situaciones que seguramente serán diferentes de las anteriores, lo que supone un aprendizaje.
Entre la actividad directiva y la formación puede darse otro aspecto común: la voluntad de acompañar en el desarrollo humano y profesional de una persona, de ayudarle a formarse y a crecer. Para realizar este paso de directivo/a a profesor/a es fundamental querer aprender y tener la motivación para cambiar de profesión. Esto requerirá iniciar un nuevo camino centrado en las personas que supondrá un esfuerzo de puesta al día constante de conocimientos y de aprender a través de la acción, del hacer y experimentar situaciones reales en las aulas con grupos de estudiantes. Este camino se puede hacer de una manera gradual, realizando alguna sesión como directivo invitado o tutorías especializadas, para pasar a escribir un caso o encargarse de una sesión en “co-teaching” con otro profesor. Es clave detectar y tener el acompañamiento de profesores con experiencia para que actúen como mentores.
Transitar de directivo/a a profesor/a se ha de entender como un camino o un viaje de aprendizaje de una nueva profesión que requerirá tiempo y dedicación, hasta descubrir que enseñando se puede aprender. Un camino donde puede obtener grandes satisfacciones, con grupos que le reconocerán el impacto que han tenido sus clases —y seguramente también tendrá cursos o grupos donde la comunicación no habrá sido fluida, a veces por razones ajenas al profesorado—. La formación de un profesor también se ha de entender como un proceso de aprendizaje continuado, un camino de descubrimiento de una vocación, de desarrollo personal y profesional.
Desde la perspectiva de las escuelas de negocios, tener en su claustro a profesorado con un perfil investigador y con perfiles provenientes del mundo de la empresa, es muy adecuado para poder ofrecer a los estudiantes una propuesta formativa conectada con las necesidades actuales de las organizaciones y las empresas. Esta combinación se puede encontrar en muchas escuelas de negocios internacionales y es la razón por la que el camino de directivo/a profesor/a es una senda cada vez más transitada. Aunque no sea fácil, es un camino retador y apasionante para quién le guste ayudar a aprender.
Por Marcel Planellas, profesor del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade, y coautor del libro: “La inteligencia situacional en la formación de adultos” (Ed.Octaedro).