Recta final en la venta del Atlético de Madrid al fondo Apollo
El gigante estadounidense se hará con dos tercios del capital y buscará exprimir los ingresos recurrentes del club, con la Ciudad del Deporte como principal activo
Cuenta atrás para hacer oficial la venta del Atlético de Madrid al fondo Apollo Global Management. Según aseguran fuentes del mercado, la estructura de la transacción está prácticamente rubricada y, salvo contratiempo de última hora, solo queda pactar el día del anuncio. El gigante estadounidense de la inversión alternativa, fundado en 1990 por el controvertido Leon Black y con 900.000 millones de dólares bajo gestión, terminará haciéndose aproximadamente con dos tercios del capital del club de fútbol, manteniendo por ahora los actuales socios participaciones minoritarias. Como sucede en estos procesos, está previsto que tanto el consejero delegado, Miguel Ángel Gil Marín, como el presidente, Enrique Cerezo, formen parte activa del proceso de transición.
Actualmente, el club está controlado en un 70% por la sociedad Atlético Holdco S.L., a su vez participada en algo más del 50% por Holding de Inversiones Atléticas (cuyo 100% pertenece a Gil Marín); Video Mercury Film (con un 15% y cuya cadena de control lleva a Cerezo), y Stormont Investments (vehículo de la gestora estadounidense Ares Management). El otro 27% está en manos de Quantum Pacific Management, otro fondo de inversión, en este caso en manos del millonario israelí Idan Ofer. Según aseguran estas fuentes, la tasación de la participación mayoritaria de Gil Marín se situará entre los 600 y 700 millones, lo que fijará la valoración de la compañía en el entorno de los 2.000 millones de euros.
El interés del mundo financiero por el deporte ha cogido tracción en los últimos tiempos. Al margen de la operación con el Atlético de Madrid, Apollo lanzaba en septiembre un vehículo de inversión destinado a operaciones de financiación estratégica para este segmento con un volumen de 5.000 millones de dólares, en línea con la apuesta de competidores como CVC Capital Partners o Oaktree Capital. El CEO del conjunto colchonero concedía en septiembre, durante un foro organizado por Expansión, que dar entrada a nuevos socios era una posibilidad sólida. “Empezamos a invitar a grupos, bancos o personas en el capital del club, generamos confianza y fueron entrando. Empezamos con Wanda, seguimos con Quantum, Ares... Estamos abiertos a nueva entrada de capital, que entendemos necesaria para que el club funcione mejor. Para intentar que ese concepto que tengo de que el fútbol dura más de 90 minutos se pueda llevar a cabo”, subrayaba.
En efecto, el proyecto de Apollo es de largo aliento y avanzará en la senda de profesionalizar un club que ya ha dado pasos firmes en esa dirección en los últimos años. Por su propia idiosincrasia, el fondo buscará retornos desde la gestión. El Atlético de Madrid ha ido ahormando su estructura en previsión del aterrizaje de la firma estadounidense, con dos pilares fundamentales en el organigrama, sostén del futuro proyecto. Por un lado, el ejecutivo Óscar Mayo, que quedará al frente del negocio y que desde su llegada en enero de 2024 ha disparado los ingresos por patrocinios. El Atlético de Madrid ha anunciado en un espacio de apenas meses jugosos acuerdos con Red Bull, Riyadh Air o el Rwanda Development Board, entre otros. En muchos casos, de hecho, se trataba de partners codiciados por todo el fútbol europeo. Por ejemplo, hace apenas días se convertía en colaborador del Gran Premio de España de Fórmula 1 que se celebrará en Madrid entre el 11 y el 13 de septiembre de 2026, con el estadio Metropolitano como corazón del hospitality y del concierto de la semana. En lo que respecta a los terrenos de juego, la reciente incorporación de Mateo Alemany garantiza la presencia al frente de la parcela deportiva de un profesional de primer nivel, respetado en todo el sector, con gestiones exitosas -a menudo con pocos recursos- en equipos como el Barcelona, Valencia o Mallorca.
La intención del fondo es basar la apuesta en los ingresos recurrentes que puede generar la entidad, alejándose en lo posible del axioma de que en el balompié las cosas van bien o mal en función de si la pelota entra o no. Aquí se busca estabilidad en los balances y crecimiento institucional. Para ello, en el frontispicio está la Ciudad del Deporte en marcha, que Apollo busca exprimir en la convicción de que los vaivenes futbolísticos no pueden ser decisivos en la marcha de la sociedad. El proyecto implica una inversión por parte del club de 350 millones y más de 265.000 metros cuadrados destinados al ocio y el deporte. Incluye cinco áreas bien diferenciadas, unas para uso del propio club de fútbol -un centro de alto rendimiento, una academia, etc.- y otras zonas de gestión municipal y que se entregarán al distrito. El megaproyecto en San Blas, a las puertas de Coslada, incluirá centros comerciales, hoteles, una playa de olas para la práctica del surf y una arena, un gran pabellón a la vera del Metropolitano para la celebración de conciertos todo el año. Todo un potencial flujo de ingresos a tiro de piedra del aeropuerto de Barajas y con transporte público al centro de Madrid.
El espejo del vecino
El movimiento de Apollo no solo no se produce en vacío, sino que la gran fotografía revela una enorme efervescencia mundial en el traspaso de franquicias deportivas, lo que ha influido en las valoraciones. Según la última clasificación de Forbes, los Dallas Cowboys de la NFL (la liga de fútbol americano, por sus siglas en inglés) son la entidad más valiosa, con una tasación de 10.100 millones de dólares, tras haberse incrementado el 12% en un año. Es la única que supera el umbral de los 10.000 millones. Le siguen los Golden State Warriors de Stephen Curry, de la NBA, con 8.800 millones de valoración, y los Los Angeles Rams, también de la NFL, con 7.600. A continuación, se sitúan las franquicias neoyorquinas de los Yankees, de béisbol, y los Knicks, de baloncesto, con 7.550 y 7.500 millones, respectivamente. Hay que bajar hasta el puesto duodécimo para encontrar al primer equipo de fútbol, el Real Madrid, que alcanza unos guarismos de 6.600 millones de dólares. Frente a las entidades que le anteceden, bajo el control de familias históricas, millonarios de nuevo cuño o corporaciones multinacionales, el Real Madrid es la única en que los socios son los dueños. Sin perder esa seña de entidad, su presidente, Florentino Pérez, se prepara para dar un giro y modernizar la estructura de propiedad. Según aseguran fuentes conocedoras, Apollo mira de reojo la valoración que pueda alcanzar el conjunto merengue en ese movimiento corporativo.
La idea del Real Madrid pasa por poner en el mercado una parte del capital, manteniendo el 51% en manos de los abonados. El modelo alemán, basado en la regla del 50+1 y abrazado por clubes históricos como el Bayern de Munich, abre un máximo del 49% a capital privado al tiempo que una asociación de socios conserva la mayoría de los derechos de voto del club. La fórmula, no contemplada en el ordenamiento societario español, es la que inspira la reforma blanca. “Nuestro club debe tener una estructura organizativa que nos proteja como institución y que nos proteja también a todos como propietarios del Real Madrid. Para ello, les confirmo que traeremos a esta Asamblea una propuesta de reorganización societaria del club que asegure nuestro futuro”, dijo Pérez hace un año ante la masa social. Después de que en junio la familia Buss vendiera Los Angeles Lakers a Mark Walter, CEO de TWG Global y dueño de los Dodgers, por 10.000 millones de dólares, existe la sospecha en el mercado financiero de que, con la compraventa de franquicias en auge, la valoración de Forbes para el Real Madrid se queda corta. Ahí es donde Apollo puede hacer números.
La entidad que preside Florentino Pérez fue la primera en superar el umbral de los 1.000 millones de ingresos. Lo hizo la pasada temporada para situarse en los 1.185 de presupuesto. La tendencia del Atlético de Madrid sigue esa línea. Según el Football Money League 2025, que publica la consultora Deloitte, la sociedad aumentó en el último ejercicio su facturación un 12%, hasta los 409,5 millones de euros, pasando del puesto decimoquinto al duodécimo entre los clubes europeos. La Ciudad Deportiva, cuando esté en marcha en 2027, debería potenciar el negocio de manera decidida. Forbes concede a los rojiblancos una tasación de 1.700 millones, 3,8 veces menos que el Real Madrid, cuyos ingresos multiplican los del Atlético solo 2,9 veces. Todo lo que, a medio plazo, el Atlético de Madrid profesionalice la gestión, recorte esa brecha de ingresos y mejore sus ratios de rentabilidad irá en beneficio del relato de éxito, la valoración y de las plusvalías latentes o futuras de Apollo. Hay margen de crecimiento.
El equity story es relevante. De hecho, el Atlético de Madrid parece subido a la ola buena al tiempo que el Real Madrid ha encontrado problemas. Mientras la ambiciosa remodelación del Santiago Bernabéu, con suelo retráctil para preservar el césped y techo para acoger conciertos, topaba con los decibelios, los vecinos y las restricciones, el Metropolitano se abría paso como recinto alternativo. Eso sí, como precisamente diría un madridista, fútbol es fútbol y gol es gol. Nada de este planteamiento hubiera sido posible -ni lo será- sin el éxito deportivo, hoy medido por entrar año a año en Champions League, la competición en la que fluyen los millones. Diego Pablo Simeone llegó un frío día de enero de 2012 para hacerse cargo de un equipo que transitaba por la zona baja de la tabla. Se estrenó con unas desangeladas tablas en Málaga. Suma ya 13 temporadas seguidas en la máxima competición continental. Apollo ha demostrado que sabe gestionar balances; ahora tendrá que gestionar también sentimientos.