España y Francia se reparten al 50% el capital del BarMar
Los promotores del proyecto para llevar hidrógeno de España a Francia, y de allí a Alemania, siguen apuntando a 2030 para su entrada en acción
La sociedad conjunta que desarrollará el futuro hidroducto entre Barcelona y Marsella, conocido como BarMar, ya tiene dueños. Los operadores de los sistemas gasistas de España y de Francia han acordado este martes repartirse a mitad el accionariado: el 50% será para Enagás, en la que el Estado español tiene una mayoría accionarial y una acción de oro; el 33,3% para GRTGaz, que opera en la mayor parte de Francia; y el 16,7% para Teréga, que controla los gasoductos —y futuros hidroductos— del suroeste del país galo. De esta forma, la cuota de ambas naciones pirenaicas en el proyecto —cuyos promotores confían en que estará lista en 2030— será exactamente la misma.
El BarMar, junto con la futura interconexión entre España y Portugal, forma parte de una infraestructura mucho mayor: el H2Med, una red de ductos que atravesará cuatro países de la UE y que promete llevar el hidrógeno verde —uno de los indiscutibles vectores energéticos del futuro— de la península Ibérica a los grandes consumidores industriales de Europa Central. De ahí que en la firma del acuerdo, celebrada este martes en Madrid, haya participado también el gestor de la red de transporte de Alemania (OGE) como operador asociado.
El pacto implica, también, la elaboración conjunta entre España y Francia de los estudios necesarios para que el BarMar se haga realidad. Y fija las “condiciones mínimas preliminares para la decisión final de inversión, así como los principios fundamentales para el establecimiento de una entidad de propósito especial y la definición de su gobernanza”.
El mismo reparto equitativo aplicará también al hidroducto planeado entre Celorico da Beira (Portugal) y Zamora (España), el extremo occidental del H2Med, que se repartirán Enagás y la lusa REN. Tanto España como Portugal están llamadas a convertirse en grandes proveedores de hidrógeno verde de Alemania y del noroeste de Europa.
Aunque en un futuro no tan lejano tendrán un potente competidor en los países del Magreb, en el ínterin gozarán de un cuasimonopolio en el suministro de este gas a Alemania y el resto de grandes potencias industriales de la Europa septentrional. ¿El motivo? Un coste de generación de electricidad —junto con el agua, el ingrediente clave para generar hidrógeno— mucho más bajo que de Pirineos para arriba.
Aunque públicamente se mantiene el objetivo de que el H2Med esté listo a partir de 2030, son cada vez más las voces del sector que alertan de posibles retrasos en un calendario de lo más apretado. Incluido en la lista final de proyectos que recibirán financiación comunitaria para su construcción, sus promotores aspiran a que el dinero europeo sufrague la mitad de su coste total.
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