Las instituciones financieras públicas avalan el comercio internacional neutro en carbono
NZECA, la alianza de agencias de crédito públicas, a la que pertenece la española Cesce, echa a andar, con el compromiso de poner fin a la ayuda al sector energético de combustibles fósiles
La transición hacia una economía descarbonizada exige una completa transformación del modo en que se produce, se consume y se realizan los desplazamientos con el fin de evitar los nefastos efectos del cambio climático, que ya empiezan a manifestarse. Para alcanzar el cero neto en 2050 propuesto en el Acuerdo de París de 2015, un número creciente de Administraciones, industrias y otras organizaciones vienen adoptando medidas que se comprometen con dicha transformación.
Fruto de ese compromiso es la Alianza de Agencias de Crédito a la Exportación para las Cero Emisiones Netas (NZECA, por sus siglas en inglés), anunciada en la COP28 de Dubái y que ya ha empezado a dar los primeros pasos. La alianza la componen ocho de las principales agencias de crédito a la exportación a nivel mundial, entre las que se encuentra la española Cesce, en colaboración con el Innovation and Knowledge Hub de la Universidad de Oxford, Future of Climate Cooperation y la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA IF).
Julio Fernández-Giro, jefe de riesgos socioambientales y climáticos de Cesce, explica que la iniciativa “está en una fase muy preliminar. Se han creado grupos de trabajo, se han establecido una especie de estatutos, lo que llaman governance documents, con asuntos como cualidades de voto, cómo tiene que estar formado el comité de dirección, etc., y participamos activamente en todos estos grupos”. “Nos hemos postulado para formar parte del comité de dirección”, anuncia.
NZECA es la primera alianza creada por instituciones financieras públicas de todo el mundo para lograr el objetivo de una economía basada en las cero emisiones netas en 2050. Además, la NZECA ayudará a reducir las emisiones en el marco del comercio global y facilitará la colaboración entre la financiación pública y privada. Sus miembros se han comprometido a establecer y divulgar públicamente sus avances con base científica para 2030, así como a poner fin a las ayudas al sector energético de combustibles fósiles.
Como reacción a la excesiva exposición de la cartera de la compañía al sector de hidrocarburos (“pocas en número pero de importes elevados”, apunta Fernández-Giro) durante la pasada década, al tiempo que crecía la preocupación por el cambio climático, Cesce diseñó a principios de 2020 una estrategia de cambio climático “que apuntaba las grandes líneas de actuación que luego hemos venido desarrollando tras el análisis de los impactos sociales y medioambientales que tienen nuestros proyectos”, señala Fernández-Giro. Dicha estrategia consta de cuatro pilares o grandes líneas de actuación: restricciones, incentivos, cálculo y transparencia.
Restricciones
En el primer pilar, la compañía desarrolló una política en abril de 2021 y luego una posterior que entró en vigor el 1 de enero de 2023 donde define los proyectos a los que no puede otorgar apoyo. “Son básicamente casi todos los de la cadena de valor de los combustibles fósiles: petróleo, gas natural y carbón térmico, con determinadas excepciones”, remarca el responsable de sostenibilidad de Cesce. “Las restricciones, al final, lo que han supuesto es que no podemos otorgar apoyo al sector del refino, que llegó a representar el 43% de la exposición de nuestra cartera”, afirma.
En cuanto a los incentivos, el objetivo es atraer proyectos verdes, “que se concentra en el diseño de un producto que son las pólizas verdes de inversión. Los criterios de elegibilidad que tenemos para identificar que algo es verde remiten a una normativa de la OCDE y a la taxonomía de la UE. Fundamentalmente lo que tenemos son proyectos de energías renovables pero también hay algunos otros de transmisión y distribución de energía u otros. Está funcionando muy bien”, refiere el jefe de riesgos socioambientales y climáticos de Cesce.
En el tercer pilar, Cesce desarrolló un proyecto el año pasado para calcular la huella de carbono de su cartera conforme a la iniciativa de referencia para las entidades financieras. “Lo hemos calculado hasta 2020, aunque todavía no hemos publicado nada”, señala Fernández-Giro.
Y en lo referente a la transparencia, “es lo que nos llevaría a publicar estos datos y que además tiene muchas sinergias con NZECA. Porque en el momento en que eres miembro se establece un calendario para que publiques tus objetivos. Habrá que publicar unos objetivos a 2030, y estos se irán renovando con una periodicidad cada cinco años o la que se determine”, remarca Fernández-Giro. “Estamos embarcados en un proyecto para, a final de año, estar en disposición de publicar nuestra exposición a riesgos climáticos conforme a las recomendaciones del TCFD (Task Force on Climate-Related Financial Disclosures), que también es la iniciativa de referencia en el ámbito de la transparencia de esta información climática”, comenta.
“Estos cuatro pilares persiguen un objetivo, alcanzar la neutralidad de carbono en 2050″, concluye el responsable de Cesce.
Inversiones verdes
Cesce, como instrumento por cuenta del Estado, tiene capacidad reducida para determinar las operaciones que le llegan, porque vienen determinadas en buena medida por los contratos que la industria exportadora cierra. Aunque sí puede influir con nuevos productos, que es lo que ha hecho con la póliza verde de inversión. También están las de exportación, aunque en este caso se trata de proveer de incentivos adicionales a productos ya existentes.
“La póliza verde cubre hasta el 80% de cobertura de riesgos comerciales. En este caso es una póliza de inversión y no tiene ni que haber exportación como tal pero si una inversión que esté controlada por una empresa española y una internacionalización, eso siempre. En lugar de tener deudores extranjeros, riesgos soberanos, aquí los riesgos que estamos asumiendo son con empresas españolas”, explica Julio Fernández-Giro.
“A finales de 2023 este producto ha sido el que más ha concentrado la contratación por encima del que ha sido históricamente dominante que es el crédito comprador. Y eso ha supuesto que la exposición anual a proyectos verdes haya crecido un 37% respecto al año anterior en un contexto en que nuestra cartera se ha reducido ligeramente, un 6%. Y si hacemos el análisis frente a 2020, que es cuando diseñamos esta estrategia climática, la cartera global creció un 9% y sin embargo nuestra exposición a proyectos verdes ha crecido un 50%, y esto se debe en mayor medida a las pólizas verdes de inversión”.
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