El FROB cierra el rescate del Banco de Valencia y reduce a un tercio las pérdidas previstas

La entidad estatal había estimado inicialmente unas pérdidas de 600 millones por las garantías ortegadas a una cartera de activos tóxicos y el coste final ha ascendido a 206 millones

El edificio histórico del Banco de Valencia.MANUEL BRUQUE (EFE)

La Autoridad de Resolución Ejecutiva (conocida como FROB, por sus anteriores siglas) ha cerrado el rescate del Banco de Valencia, reduciendo a un tercio las pérdidas inicialmente previstas. En 2022 la entidad estatal ha liquidado el esquema de protección de activos (EPA) que otorgó a CaixaBank cuando la entidad se hizo con el banco de Valencia para rescatarlo de la quiebra. Se trata de unas garantías sobre una cartera de activos tóxicos para la que el FROB estimó (y provisionó) 600 millones de euros de pérdidas y que finalmente se ha saldado con pagos por 206 millones, según refleja la entidad en su memoria anual.

A finales de 2011, el Banco de España ordenó la intervención de Banco de Valencia debido a su incapacidad para adoptar las medidas necesarias que asegurasen su viabilidad. La entidad valenciana venía acusando problemas de liquidez y solvencia debido a la apuesta por negocios de riesgo vinculados al sector inmobiliario. Ante las dificultades para atender a sus obligaciones a corto plazo y para evitar una posible fuga de capitales por parte de los depositantes, el Banco de España decidió intervenir.

La gestión del banco pasó a manos del FROB. En ese momento, la entidad estatal inyectó 1.000 millones para reforzar los niveles de capital, a los que se sumaron más tarde otros 4.500 millones de fondos públicos procedentes de las ayudas europeas para recomponer el sistema bancario tras la crisis financiera. Posteriormente, en 2012, el FROB adjudicó Banco de Valencia a CaixaBank por la simbólica cantidad de un euro.

Inyección pública

Esa operación vino acompañada del citado esquema de protección de activos que suponía garantías sobre una cartera de activos tóxicos, que se mantuvieron durante 10 años. CaixaBank pidió más protección de la recibida, ya que Banco de Valencia solo contaba con 22.000 millones en ese momento. En concreto, el EPA cubría el 72,5% de las pérdidas de préstamos a pymes, autónomos y riesgos contingentes. Inicialmente, el FROB cifró en 600 millones esas pérdidas. Además, la adjudicación también contemplaba el traspaso de los activos inmobiliarios (préstamos y pisos) de Banco de Valencia a la Sareb como parte del saneamiento del balance.

A partir de entonces, el FROB ha ido liquidando esa cartera cada año, ajustando esa valoración a las pérdidas reales, que han sido muy inferiores a las esperadas. Finalmente, en 2022 se ha cerrado esa carpeta con unas pérdidas totales de 206 millones, que el FROB ha pagado a CaixaBank, lo que supone un tercio de la cantidad inicialmente estimada.

Se trata de un resultado favorable para las cuentas públicas, ya que el organismo estatal ha liberado en estos diez años 400 millones de euros en provisiones. “Este resultado demuestra la utilidad de estos instrumentos como medida de apoyo en la gestión de crisis, utilidad que se ha visto favorecida por la excelente gestión y colaboración del comprador, CaixaBank”, valora Paula Conthe, presidenta del FROB, en un comunicado.

Más allá de los 400 millones que el FROB ha podido liberar en provisiones, el Estado todavía puede recuperar parte de las ayudas públicas a través de las desinversiones en CaixaBank, ya que se trata de su segundo mayor accionista con el 17,3% del capital.

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