Europa pretende convertir el mar del Norte en la mayor granja eólica del mundo
Nueve países planean instalar al menos 120 gigavatios (GW) de energía eólica marina en 2030
Nueve países europeos aspiran a transformar los 175.000 kilómetros de costa del mar del Norte en la mayor macrogranja de energía eólica del mundo, con vistas a convertir esa futura red de aerogeneradores marinos en la primera central de electricidad verde de Europa en 2050.
“En los últimos meses hemos visto cuál es el impacto si somos demasiado dependientes de otros para el suministro de energía. Aquí demostramos que, trabajando juntos, podemos hacer que nuestro sistema de electricidad sea más verde e independiente”, declaró el primer ministro de Bélgica y anfitrión de la cita en la ciudad costera de Ostende, Alexander De Croo.
Cinco países más (Francia, Luxemburgo, Irlanda, Noruega y el Reino Unido) se sumaron hoy oficialmente a la coalición formada hace un año en la localidad danesa de Esbjerg por Bélgica, Dinamarca, Alemania y Países Bajos para sembrar los mares que rodean a esos países -y Luxemburgo- de aerogeneradores y cables.
El objetivo es instalar al menos 120 gigavatios (GW) de energía eólica marina en 2030, es decir, electricidad suficiente para abastecer a 120 millones de hogares, y alcanzar los 300 GW a mitad de siglo, doblando así las metas que se marcaron hace un año los cinco países que inicialmente formaron la alianza.
El proyecto, alumbrado al calor de la crisis de precios de los hidrocarburos generada por la invasión de Rusia sobre Ucrania, se enmarca en el acelerón de las energías renovables en el que está inmersa la UE, que ha elevado del 30 % al 42,5% la cuota de consumo de energía renovable en 2030, frente al 22% de la actualidad. En cuanto a la eólica, la UE ambiciona pasar de 255 GW instalados actualmente a 451 GW al final de la década, lo que implica sumar unos 30 GW al año, según cálculos de la plataforma sectorial WindEurope, a los que habría que añadir los 50 GW que el Reino Unido espera desplegar para 2030. “Nos permite, conjuntamente, asegurar las materias primas y desarrollar una red europea de eólica marina” y un mercado europeo “más integrado”, dijo el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
A la puesta de largo de esa “gran aventura industrial”, en palabras del primer ministro noruego, Jonas Gahr Stre, asistieron también el canciller de Alemania, Olaf Scholz, y los jefes de Gobierno de Países Bajos, Mark Rutte; Irlanda, Leo Varadkar, Dinamarca, Mette Frederiksen, y Luxemburgo, Xavier Bettel, así como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El macroproyecto, que precisa de sinergias y de inversiones masivas, también representa un desafío en términos de seguridad, especialmente después de los sabotajes -aún sin esclarecer- que sufrieron los gasoductos del Nord Stream el pasado mes de septiembre en el mar Báltico. “La seguridad es un elemento muy importante también. Sabemos que nuestras infraestructuras del mar del Norte se prestan al espionaje y al sabotaje y trabajar juntos sobre ello en los próximos meses será también muy importante”, declaró el primer ministro belga sobre un proyecto que se apoyará en la OTAN y la UE para protegerse de “las crecientes amenazas tradicionales e híbridas”.
Los trabajos para construir un enjambre de centrales de generación eléctrica y los estudios para alumbrar nuevas sinergias ya han arrancado. Bélgica está construyendo en esas aguas la primera isla energética artificial del mundo, que debería estar funcionando en 2026 con 3,5 GW de capacidad, y Dinamarca confía en tener un centro similar con una capacidad inicial de 3 GW en 2033, que conectará con Países Bajos y Alemania, mientras que Holanda aspira a dotarse de 21 GW de eólica marina en 2030. Esas granjas para convertir el viento en electricidad, algunas con turbinas flotantes, ocuparán en torno al 10 % de la superficie, lo que podría generar roces con el sector pesquero.
El sector de la energía eólica ha advertido en una declaración firmada por un centenar de empresas de que la industria necesita crecer porque “no es lo suficientemente grande hoy en día para cumplir con los compromisos de los nueve gobiernos y satisfacer la creciente demanda”. “Se necesitan nuevas inversiones importantes en capacidad de fabricación e infraestructura clave”, así como “apoyo público, incluido el apoyo financiero”, recoge un decálogo difundido por WindEurope, que pide también que la reforma del mercado eléctrico que se negocia actualmente en Bruselas facilite la estabilidad y las inversiones. Los fabricantes europeos de turbinas son líderes mundiales, con el 42 % de un mercado global creciente, que se disputan sobre todo con firmas chinas. Según la consultora Blackridge, la danesa Vestas fue en 2022 la primera compañía del mundo por cuota de mercado y capacidad instalada, seguida de la hispano-alemana Siemens Gamesa, la estadounidense con sede en Francia GE Wind Energy, las chinas Goldwind, Envision, Mingyang, las germanas Nordex y Enercon y china SeWind.
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