12 fotos

Entre las bambalinas de la ópera en el Teatro Real

El trasiego comienza dos horas antes de que se levante el telón, pero preparar una obra lleva hasta tres años

Son las seis de la tarde, quedan dos horas para que se levante el telón de terciopelo rojo y los miembros del coro van entrando en el camerino principal del Teatro Real. Allí, uno de los 15 integrantes del equipo de caracterización se encarga de que cada uno de los personajes tome forma. Unos minutos frenéticos que, sin embargo, se organizan siguiendo un riguroso orden: cada persona está asociado siempre al mismo estilista y se le da cita a una hora concreta. JUAN LÁZARO
Unas tablas colgadas en la pared indican el nombre de cada uno de los cantantes, así como, mediante fotografías, las diferentes caracterizaciones que deben tener a lo largo de la ópera.JUAN LÁZARO
No obstante, el verdadero trabajo comenzó tres años antes, cuando la pieza artística se programa y se empieza a preparar. El Teatro Real trabaja en un sistema de dos turnos: el primero comprende de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, el segundo se extiende hasta medianoche. JUAN LÁZARO
Durante el día se preparan las películas, los trajes y los decorados de las próximas producciones. La noche es el momento de entrar en acción. Mientras se representa 'Il pirata', de Bellini, se ensaya 'La flauta mágica', de Mozart, y se preparan el resto de obras programadas. JUAN LÁZARO
Todo el personal técnico del teatro está dividido en tres grupos y van acompañando a cada obra, de principio a fin, por todas sus fases de desarrollo. Los artistas aseguran que el punto fuerte del Real frente a otros coliseos es la mezcla de calor humano y profesionalidad que genera su personal.JUAN LÁZARO
De vuelta al día de la función, los miembros del equipo se ponen en marcha antes de que los componentes del coro empiecen a llegar. Hay que preparar los materiales, peinar las pelucas y ultimar cada detalle. Simultáneamente, en la sala contigua, el departamento de vestuario trabaja de la misma manera, también con cita previa y coordinándose para no solaparse con el departamento de al lado. JUAN LÁZARO
Mientras tanto, los solistas se preparan con algo más de tranquilidad, cada uno en su camerino, al que se desplazan los miembros del equipo de caracterización y vestuario. A su vez, el resto de divisiones lleva a cabo lo que se conoce como la pasada, un repaso por todos los elementos que van a participar en la función para asegurarse de que están en el lugar preciso.JUAN LÁZARO
Con todo el mundo listo, 45 minutos antes de que comience la función, llega el momento de la vocalización, el último ensayo del coro antes de salir a escena. El director, en este caso Andrés Máspero, es extremadamente preciso y da indicaciones hasta después de la última representación. “Hay que ser siempre puntuales. Pero eso implica no llegar tarde ni tampoco antes, sino exactamente a tiempo”, reitera. Un buen símil de lo que pasa también en el escenario (y fuera de él) una vez que se levanta el telón.JUAN LÁZARO
Cada movimiento –y cada paso– tiene que estar en perfecta sincronía con el resto. Por ese motivo, cuando comienza el espectáculo, la regidora principal toma el mando. Para no sobrecargar con información, la responsable se limita a decir top cada vez que debe haber un cambio en la escena: cada uno sabe exactamente cómo reaccionar a esta señal.JUAN LÁZARO
Para algunos cambios de vestuario no hay tiempo de subir de nuevo a los camerinos, así que han dispuesto un vestidor entre bambalinas separado del resto mediante cortinas. Allí, cada cantante cuenta con su propia silla y los encargados de vestuario les sirven de apoyo. Una vez que se desprenden de la indumentaria, los ayudantes la llevan directamente a la lavandería, que se esconde en otra de las salas del teatro. Al día siguiente, el telón volverá a levantarse y no hay tiempo que perder. JUAN LÁZARO
Cada detalle está debidamente etiquetado con el nombre del personaje que debe llevarlo, desde las horquillas del pelo a la ropa interior, pasando por los tatuajes que aplica el equipo de caracterización. Entre escenas, además se fotografía el conjunto del vestuario para elaborar un dosier. Una manera de llevar un registro de todos los acabados para compartirlo con otros teatros donde pueda representarse la misma ópera en el futuro. JUAN LÁZARO
Producir un montaje de estas características es tan caro que, actualmente, la mayoría de los teatros tratan de coproducirlos con otras instituciones. El gran dilema en estos casos es quién estrena antes, ya que esta primera función atrae una atención mayor. La solución: coproducir las obras de dos en dos para que cada una se inaugure en un escenario del planeta.JUAN LÁZARO