La basura espacial vuelve a ser un problema para la Estación Espacial Internacional
Es la segunda vez que ha tenido que hacer la maniobra en muy poco tiempo
La Estación Espacial Internacional (ISS) se enfrenta constantemente los peligros de estar fuera de la atmósfera, pero últimamente el factor humano no deja de darle quebraderos de cabeza. El motivo es la creciente cantidad de basura espacial en órbita. Tanto es así, que se ha conocido que, en menos de una semana, ha tenido que realizar dos maniobras para evitar colisiones con desechos en su trayectoria. Un drama que, por lo que parece, va a ser casi una constante de ahora en adelante.
La más reciente ocurrió el pasado lunes 25 de noviembre, cuando la nave rusa Progress 89 encendió sus propulsores durante tres minutos y medio para desviar la estación de un fragmento de basura espacial. Esta maniobra elevó la órbita de la Estación Espacial en aproximadamente 500 metros. Puede no parecer mucho, pero en espacio y teniendo que gastar energía, es algo de lo más relevante.
Este incidente se suma a otra maniobra realizada el 19 de noviembre, cuando la misma nave antes mencionada quemó combustible con sus propulsores durante cinco minutos y medio para esquivar un fragmento de un satélite meteorológico de defensa que se desintegró en 2015. Vamos, que casi es el día de la marmota para los astronautas.
La basura espacial ya es un gran riesgo
La basura espacial es una amenaza bastante serio para la ISS como se ha podido comprobar. Incluso los objetos más pequeños, viajando a altas velocidades, pueden causar daños significativos a la estructura de la estación -o poner en peligro la seguridad de sus tripulantes-. Este problema es particularmente grave en la órbita terrestre baja (LEO), donde opera la Estación Espacial, ya que se ha vuelto cada vez más congestionada debido al aumento de lanzamientos de satélites y restos de antiguas misiones espaciales.
Este fenómeno ha generado preocupación en la comunidad científica y espacial como no puede ser de otra forma. Sin embargo, las soluciones prácticas para abordar el problema son bastante limitadas y, por lo tanto, lo viable por el momento es el encendido de motores.
Ojo al Síndrome de Kessler…
A medida que más satélites se lanzan al espacio, el riesgo de colisiones aumenta. Este fenómeno puede desencadenar un efecto en cascada, conocido como el Síndrome de Kessler, donde cada colisión genera aún más fragmentos de basura que, a su vez, elevan el riesgo de futuras colisiones. Este ciclo amenaza la sostenibilidad de las operaciones espaciales en la órbita terrestre.
Cómo se gestiona el peligro para la Estación Espacial
Para minimizar el riesgo, la NASA y sus socios internacionales monitorean constantemente el espacio para detectar y predecir trayectorias de posibles amenazas. Organizaciones como la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos proporcionan datos clave para decidir cuándo realizar maniobras evasivas. Sin embargo, estas medidas son reactivas y no abordan el problema de raíz.
Soluciones en desarrollo para mitigar la basura espacial
La comunidad espacial ha propuesto diversas soluciones para enfrentar este desafío, entre ellas:
- Desorbitar satélites en desuso: implementar mecanismos que permitan que los satélites fuera de operación reingresen a la atmósfera de manera controlada, donde se desintegren de forma segura.
- Regulaciones más estrictas: establecer normativas internacionales que controlen tanto el lanzamiento como el proceso de desmantelamiento de satélites al final de su vida útil.
- Tecnología de remoción activa: diseñar dispositivos capaces de capturar y retirar basura espacial de las órbitas más congestionadas.
La colaboración internacional será clave para manejar este problema de forma responsable, ya que la basura espacial no respeta fronteras y afecta a todas las naciones que operan en el espacio, por lo que la solución debe ser un esfuerzo conjunto. Y un claro ejemplo es la yincana que ha tenido que realizar últimamente la Estación Espacial Internacional.