30 años haciendo Europa: logros y desafíos del mercado único

Tras haber superado múltiples crisis, parece claro que el éxito no se puede dar por sentado y urge elevar la voluntad política

Desde su creación en 1993, el mercado único europeo ha contribuido a facilitar la vida cotidiana de las personas y las empresas, impulsando el empleo y el crecimiento, permitiéndonos beneficiarnos de un elevado nivel de protección como consumidores. Ha garantizado la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas entre los Estados miembros, lo que lo convierte en el mayor mercado interior del mundo, que representa 56 millones de puestos de trabajo y el 25% del PIB de la Unión Europea. Sus exportaciones de bienes a otros países pasaron de 671.000 millones de euros en 1993 a 3,4 billones en 2021, y han convertido a la Unión Europea en uno de los bloques comerciales más poderosos del mundo.

El mercado único ofrece varios beneficios económicos para las empresas, como el acceso a una base de clientes grande y próspera. Las empresas pueden vender bienes y servicios a más de 450 millones de clientes que residen en países de la Unión Europea y ganan una media de 32.997,35 dólares per cápita (2019). Asimismo, ofrece costes de producción más bajos y regulación para productos y servicios más competitivos.

Los consumidores también disfrutan de beneficios. Con la eliminación de aranceles y barreras comerciales, los clientes comunitarios cuentan con bienes y productos más baratos. Dado que la Unión Europea enfatiza la cooperación económica entre los Estados miembros, existe una selección más amplia y barata de bienes y servicios. Asimismo, la no existencia de visado facilita la incorporación a puestos de trabajo.

Dado su gran éxito económico, el mercado único es un catalizador de paz, estabilidad y prosperidad, lo que constituye la columna vertebral de la economía europea y actuando como motor de integración. Sin embargo, tras haber atravesado múltiples crisis, ha quedado claro que no podemos dar por sentado su éxito. Con cada crisis, el mercado único ha evolucionado, demostrando ser un catalizador de la integración europea. Por ello debemos asegurar que siga siendo una herramienta para aplicar nuestros objetivos y valores políticos, desde la lucha contra la crisis climática hasta la defensa de nuestra democracia en línea.

Este treinta aniversario, que celebramos el pasado 16 de enero en el Parlamento Europeo, es una oportunidad no solamente para poner en valor el progreso realizado, sino para reflexionar sobre cómo debemos afrontar los nuevos retos de este pilar del proyecto europeo. Entre los objetivos para fortalecerlo, destacaría los siguientes pasos a seguir.

En primer lugar, es necesario transformar el mercado único y renovar el compromiso político del proyecto. Es necesario una fuerte voluntad política por parte de los Estados miembros y las instituciones de la Unión, así como un nuevo plan de acción para 2030. La política de mercado único no debe limitarse a reducir las barreras o afrontar nuevos retos como la autonomía estratégica, sino más bien en guiar a la Unión Europea hacia un mayor desarrollo basado en valores comunes.

En segundo lugar, es importante tomar medidas para combatir y prevenir aún más la erosión de la integridad del mercado único. Tanto el Brexit como la pandemia del Covid han tenido un grave impacto sobre la libre circulación de bienes, servicios y trabajadores. Estas crisis han puesto de relieve la necesidad de fortalecer la cooperación entre los Estados Miembros. Por ello, desde la Comisión de Mercado Interior trabajaremos en el nuevo Instrumento de Emergencia del Mercado Único, que dotará a Europa de herramientas para preservar la libre circulación y la disponibilidad de los bienes y servicios, cruciales para asegurar la cohesión ante futuras crisis.

Asimismo, es importante que el mercado responda ante las nuevas necesidades y retos de la transición digital y ecológica. Desde la Comisión de Mercado Interior, hemos aprobado varias leyes que fortalecerán la protección de los consumidores europeos tanto en el ámbito digital, con la Ley de Mercados Digitales y la Ley de Servicios Digitales, como en el ámbito de sostenibilidad, con el nuevo Reglamento de Ecodiseño. Además, es crucial que reforcemos la dimensión exterior del mercado único y preservemos la independencia estratégica de la Unión Europea, en particular en el ámbito digital. Para que el mercado único funcione correctamente e impulse la protección de los consumidores, es necesario que la Comisión siga estudiando las nuevas tendencias digitales, como los mundos virtuales, y que trabaje para crear un verdadero mercado único de la energía y de los servicios de telecomunicaciones.

Por último, me gustaría destacar la necesidad de que los Estados miembros apliquen y hagan cumplir de forma efectiva las normas del mercado único, lo que es crucial para reforzar la confianza de los consumidores y crear condiciones de igualdad entre todas las empresas.

Adriana Maldonado López es eurodiputada socialista y portavoz de la Comisión de Mercado de Interior y Protección del Consumidor

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