El escenario respalda a la renta variable estadounidense

Insistimos en centrarnos en empresas de probada capacidad para generar flujos de caja

Elon Musk speaks with U.S. President-elect Donald Trump at a viewing of the launch of the sixth test flight of the SpaceX Starship rocket, in Brownsville, Texas, U.S., November 19, 2024 . Brandon Bell/Pool via REUTERSBrandon Bell (via REUTERS)

Los índices de renta variable americana se han revalorizado y han ampliado su diferencia con los índices europeos desde las elecciones en EE. UU. en las que Trump se ha convertido en el segundo presidente en la historia del país en obtener dos mandatos no consecutivos.  Los sectores de banca y energía se han llegado a comportar relativamente mejor, aunque las expectativas de una mayor inflación y las preocupaciones sobre las políticas de la nueva administración han motivado el aumento de las rentabilidades a vencimiento de la deuda de EE. UU, con fortalecimiento del dólar. Contrasta con lo ocurrido en las elecciones de 2016, tras las cuales tuvieron buen comportamiento los índices bursátiles de la mayoría de las regiones, globalmente.

Pero la euforia en torno a la elección de Trump se ha atenuado con señales de la Reserva Federal respecto a que no tiene prisa por recortar sus tipos de interés, así como con la elección de acérrimos partidarios para el gabinete del Gobierno. Entre otros aspectos, Trump quiere desregular, con una nueva comisión de eficiencia gubernamental encabezada por Elon Musk, propietario de Tesla, quien apoyó su campaña para la presidencia.

El caso es que el control por los Republicanos del Senado y de la Cámara de Representantes facilitará los aranceles comerciales planteados por Trump, así como una política fiscal más expansiva. También favorecer las restricciones a la inmigración -hizo campaña para poner fin a los privilegios de asilo y en pro de políticas de inmigración más estrictas, así como fortalecer el control fronterizo-.  Efectivamente, quiere imponer aranceles a bienes importados y a empresas y países específicos.  Además, ha prometido alterar la relación de EE. UU. con la OTAN y resolver la guerras de Ucrania y en Oriente Medio.  En materia de impuestos, quiere renovar los recortes 2017 que expiran en 2025 y reducir el impuesto de sociedades.  Incluso ha planteado acabar con los impuestos sobre la renta y sustituirlos por aranceles. También ha sugerido eliminar los impuestos a las propinas y a las horas extras, aunque ha prometido no recortar Medicare, el seguro de salud del gobierno federal para personas mayores.

El impacto de estas propuestas va a depender de su combinación y de cómo se estructuren.

El caso es que se espera que sea inflacionario, limitando por ello el margen de maniobra de la Reserva Federal para recortar sus tipos interés. De momento, hasta octubre, el índice general de precios al consumidor de EE. UU. ha subido en tasa anual al 2,6 % desde 2,4 % de septiembre y el IPC subyacente mantenido estable en 3,3 %.

El caso es que la promesa de recortes de impuestos y de desregulación, así como la perspectiva de aumento de la actividad de fusiones y adquisiciones y el empinamiento de la curva de rentabilidades a vencimiento de la deuda se ha mostrado favorable para los grandes bancos, aunque menos para las acciones de energías renovables.

De hecho, este escenario respalda a la renta variable estadounidense para los próximos meses en relación con la europea y a pesar de las altas valoraciones, aunque a corto plazo podemos ver consolidación después de la euforia inicial.

Empresas de probada capacidad para generar flujos de caja

En todo caso, insistimos en centrarnos en empresas de probada capacidad para generar flujos de caja. 

Hay que tener en cuenta que los indicadores económicos adelantados apuntan a riesgos, debido principalmente a la incertidumbre geopolítica. Entre otros aspectos, vigilamos los crecientes desafíos a los que se enfrentan los fabricantes de automóviles, donde preferimos empresas centradas en América del Norte a europeas. En el sector energético preferimos empresas energéticas integradas con excelente disciplina de gasto de capital.

Además, las mayores expectativas de inflación y de déficit, pueden hacer que la Reserva Federal sea menos moderada y que los tipos de interés a largo plazo sean mayores, aunque de momento los rumores de recortes de impuestos y desregulación ayudan a la deuda empresarial estadounidense.  Además, el mejor comportamiento económico relativo de EE. UU. y mayores tipos de interés favorecen al dólar.  Incluso el oro y el franco suizo pueden verse respaldados ante el posible aumento de las tensiones geopolíticas, dada su condición de refugio.

Con todo, los inversores harían bien en estar preparados para aprovechar las potenciales reacciones exageradas del mercado para reforzar sus carteras a largo plazo.

Luis Sánchez de Lamadrid, managing director, Pictet Wealth Management en España


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