¿Qué no pueden hacer las máquinas ni la inteligencia artificial? Las habilidades que serán claves según Citi
Dentro del grupo de 28 expertos consultado por el banco hay división de opiniones. Alguno cree que la IA nos dejará obsoletos
Ante el empuje de la inteligencia artificial generativa y su cada vez mayor abanico de habilidades, una de las grandes incógnitas que deja esta tecnología es el impacto que tendrá en el empleo. Extendiendo la sombra de la duda sobre la futura empleabilidad en puestos de trabajo pertenecientes a todo tipo de ramas de conocimientos, los expertos se preguntan que conviene aprender de cara a estar lo mejor preparado posible. En un reciente informe elabora...
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Ante el empuje de la inteligencia artificial generativa y su cada vez mayor abanico de habilidades, una de las grandes incógnitas que deja esta tecnología es el impacto que tendrá en el empleo. Extendiendo la sombra de la duda sobre la futura empleabilidad en puestos de trabajo pertenecientes a todo tipo de ramas de conocimientos, los expertos se preguntan que conviene aprender de cara a estar lo mejor preparado posible. En un reciente informe elaborado por los analistas de Citi, titulado ¿qué no pueden hacer las máquinas?, los autores del documento recopilan una serie de habilidades llamadas a ser clave y las respuestas de expertos de ámbitos diferentes. El grado de pesimismo y optimismo respecto al impacto de la IA en el empleo varía de un experto a otro, pero sí que hay ciertas coincidencias en lo que piensan que va a ser necesario saber.
De los 28 expertos consultados por Citi, el 64% mencionó dentro de su arsenal de habilidades que serán necesarias la de la comunicación, con un 64% de los entrevistados identificándola como clave. La inteligencia emocional (57%), las competencias digitales (54%), la empatía (54%) y el pensamiento crítico (46%) son los saberes que completan el top cinco. En el lado opuesto, solo un 7% de los consultados consideró que la disposición emprendedora y el autoconocimiento serán fundamentales, mientras que la capacidad de organización copó la parte más baja, con solo un 4% de los entrevistados haciendo alusión a ella.
Más allá de reunir una lista más o menos previsible de habilidades que se dice que podrían ayudar a esquivar o minimizar el impacto de la IA, el plato fuerte del informe está en las palabras de los 28 expertos que incluye. Leyéndoles, se pueden adivinar tres corrientes distintas entre ellos: los que piensan que la IA no va a ser un cambio tan sistémico, los que creen que es necesario reordenar las habilidades (la gruesa mayoría) y otros que sostienen que directamente el contrato social está a punto de cambiar, con toda una revolución en la forma de entender el trabajo porque los humanos seremos desplazados.
Una herramienta importante, pero no tan revolucionaria
Robert Buckland, asesor senior de Engine AI, una empresa dedicada a ayudar a otras compañías a implementar la IA, es con su reflexión el principal embajador de los expertos que no creen que vaya a tener un impacto tan sistémico. Buckland cuenta que lo primero que hizo cuando recibió las preguntas de Citi, fue trasladárselas a dos de los principales chatbots de la actualidad. “Me dieron respuestas muy similares. Ten habilidades digitales, entrénate en la colaboración entre humanos e IAs, desarrolla tu pensamiento crítico, tus humanidades más humanas, sigue aprendiendo toda la vida. Fue como si ambas IAs estuvieran respondiendo lo mismo. Cuando le trasladé las preguntas a mis compañeros de Engine AI, obtuve respuestas mucho más ricas”, comienza explicando.
Según Buckland, uno de sus compañeros le respondió que sea lo que sea aquello que se decida potenciar, nunca hay que perder de vista el impacto de la IA. “Estudiar idiomas ayuda al pensamiento analítico y crítico, así como al entendimiento de otras culturas, pero no esperes obtener un trabajo de traductor”. Otro le sugirió que escogiera profesiones no tan amenazadas por la IA. “Puedes ser electricista o fontanero, pero incluso en ellas seguro que terminas usando la IA para competir mejor con otros electricistas y fontaneros”.
Por último, le respondieron que quizás no sea tan revolucionaria. “La IA es una herramienta. Justo como lo son Microsoft Word o Microsoft Excel. Todos ellos ayudan a mejorar la productividad. Cualquiera que no use esas herramientas se queda atrás ya hoy en día. Word y Excel son necesario pero no suficientes para el éxito en muchas profesiones actuales. La IA no será distinta”.
Una tecnología que cambia lo que importa
La mayoría de los expertos del informe de Citi están en esta categoría, la que piensa que la IA sí va a ser algo que cambie el paradigma en el empleo, en tanto que modificará qué conocimientos son importantes y cuáles no. El profesor asociado de IA en el Oxford Internet Institute, Carl Benedikt Frey, dice que hay una respuesta corta a la pregunta de qué habilidades serán claves: “todas aquellas en las que la IA no es buena”. La respuesta es corta, sí, pero ni mucho menos cierra la cuestión porque luego viene el determinar cuáles son.
Benedikt Frey opina que la comunicación personal y la creatividad están en el grupo de elementos fundamentales. Una asunción muy compartida. Otros expertos como Chris Butt, fundador de Cognisess and Yondur, una compañía dedicada a recursos humanos, añaden la inteligencia emocional, el pensamiento crítico y la adaptabilidad. Muchos coinciden con esta breve lista.
Bill Schaninger, asesor en Modern Executive Solutions, pone el foco en que el conocimiento sobre la IA en sí y el liderazgo van a ser dos grandes bazas a tener en mente. Otro punto de encuentro común entre los expertos es que el sistema educativo está llamado a ser muy distinto, o al menos, así debería de ocurrir bajo su punto de vista. Además de sugerir introducir enseñanza sobre IA a lo largo y ancho de las distintas ramas del saber, no solo en las técnicas, piensan que el sistema debe centrarse en enseñar habilidades como la adaptación, resolución de problemas y el aprendizaje continuo, en vez de basarse en “memorizar y regurgitar la información”.
Una revolución que nos dejará obsoletos
Anton Korinek, profesor de la Universidad de Virginia y de la escuela de negocios de Darden, es quizás el experto que deja una visión más inquietante. Primero, Korinek distingue entre plazos. “En los próximos cinco años, la habilidad más importante para los trabajadores de oficina será su versatilidad usando la IA. El lado bueno es que la tecnología que tenemos y tendremos en el corto plazo está haciendo a la gente más productiva, el lado malo, es que está reduciendo el valor de mercado que tiene el capital humano”, dice al respecto del futuro más inmediato.
“En el medio y largo plazo, es previsible que los sistemas de inteligencia artificial serán capaces de ser más eficaces que los humanos en todas las funciones cognitivas, incluyendo los empleos que requieren de creatividad o inteligencia emocional. Los líderes de los principales laboratorios de IA estiman que esto sucederá en menos de cinco años, pero creo que llevará un par de años más. La robótica no andará a la zaga a la hora de automatizar labores físicas. Me temo que el trabajo humano va a ser un activo obsoleto”, afirma.
Ante la difícil digestión de este pensamiento, Korinek usa un símil. “Si hubieras nacido hace 200 años, ganar fuerza física te hubiera hecho un trabajador más valioso. Desde entonces, la mecanización disminuyó el valor de la fuerza física en el empleo. Tal y como sucumbió el legendario John Henry ante la incansable eficacia de la máquina de vapor, los trabajadores de oficina verán como su valor laboral disminuye también, solo que a ellos les va a pasar mucho más rápido”. A ojos del profesor, tanto ni la gente, ni las empresas, ni los Gobiernos están preparados para lo que viene. Opina que si se pretende conservar la democracia y a la humanidad en un mundo en el que los robots y la IA hace trabajo cognitivo y físico mejor que nosotros, entonces es necesario repensar el rol del trabajo y la estructura del sistema económico.
“En vez de enfrascarnos en un inútil juego de suma cero en el que intentemos contrarrestar el efecto de unas máquinas cada vez más eficaces y con habilidades más diversas, necesitamos invertir nuestro esfuerzo en asegurarnos de que las IAs tengan valores humanos. Simultáneamente, debemos actualizar nuestro sistema económico para garantizar que los beneficios de la IA sean compartidos por todos. Debemos actuar ya”, concluye Korinek.
Sea lo que sea lo que suceda, algo que todavía nadie sabe a ciencia cierta, Citi sí que deja algo incuestionable en su documento. “La IA no esperará a nadie. La carrera entre el progreso de la inteligencia artificial y la capacidad de los humanos para adaptarse ya ha comenzado”.
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