Hacienda habría perdido 9.000 millones de euros en 2022 al adaptar el IRPF a la inflación

EsadeEcPol asegura que un aumento notable de los ingresos se debe a la subida de precios

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero.EFE

El azote de los precios a la economía tiene dos caras: una claramente negativa para el bolsillo de los contribuyentes y otra, más positiva, para Hacienda, que ve cómo se incrementa la recaudación tributaria. Precisamente, la decisión de seguir sin deflactar la tarifa del IRPF, es decir, actualizar el impuesto con la inflación, ha impedido que Hacienda dejara de ingresar unos 9.000 millones de euros, lo que ha supuesto un alivio de casi un punto en el porcentaje de déficit sobre el PIB. Así lo pone de manifiesto el último informe de EsadeEcPol, publicado este martes.

Sin embargo, no solo la decisión de no deflactar la tarifa ha mejorado los ingresos públicos. El aumento de los precios también ha incrementado la recaudación tributaria por la vía de la ampliación de bases imponibles (incremento de la cuantía de las pensiones y los salarios) y el consecuente aumento del tipo efectivo del IRPF.

La recaudación tributaria cerrará el año 2022 en cifras récord, en torno a los 254.000 millones de euros según las previsiones iniciales que maneja el Ministerio de Hacienda. De esta cantidad, unos 110.000 millones vendrán de la mano del IRPF, el impuesto que más aporta a Hacienda y que se ha beneficiado, en parte, de la escalada de los precios. La principal razón de que el IRPF alcance niveles récord es que la renta de los hogares ha crecido. Sin embargo, en la ecuación hay que añadir el incremento del tipo impositivo efectivo, que se sitúa en el 15,6% e impacta directamente en el poder adquisitivo de asalariados y pensionistas.

Hasta el mes de noviembre, la recaudación acumulada del IRPF se incrementó en un 16,3% en términos homogéneos. Esto se debió, por una parte, al aumento de la renta de los hogares, que creció en términos nominales en un 8,8%: los salarios, de un lado, se incrementaron un 9,4%, mientras que las pensiones, del otro, lo hicieron un 8,9%. Sin embargo, estas mayores rentas suponen en la mayoría de los casos una subida meramente nominal, ya que no superan a la inflación y, en consecuencia, implican una menor capacidad económica. Esto, sumado al aumento del tipo efectivo, lleva a que entre en juego la distorsión conocida como progresividad en frío.

La carga tributaria que soportan los pensionistas por el aumento de sus prestaciones es cada vez mayor “sin que esto se haya traducido en una mayor capacidad económica debido a la elevada inflación”, apunta el informe de EsadeEcPol que firman Francisco de la Torre, inspector de Hacienda y director del Foro de fiscalidad del think tank, y Carlos Victoria Lanzón, economista de la UCM. Para los trabajadores, añade, esta pérdida es superior, ya que los salarios no han crecido al ritmo que lo han hecho los precios.

El aumento del tipo efectivo, apuntan los expertos, también se debe a los efectos de la reducción por rendimientos del trabajo para los tramos entre 13.115 y 16.825 euros de base imponible (14.047 y 19.747 euros tras la revisión de 2023), un cambio que implica una distorsión del impuesto y que provoca que pequeños incrementos en la renta puedan pasar a de una tributación nula a absorber más del 40% del aumento de la renta. Como hay varios millones de pensionistas y asalariados en este tramo, las mejoras de renta se convierten en subidas más que proporcionales de los tipos efectivos de tributación.

Los tipos efectivos sobre los salarios crecieron un 2,2% y sobre las pensiones, un 9,9%, según detalla el informe. “Para hacernos una idea del efecto de la progresividad en frío en 2022, los salarios estaban creciendo algo por debajo de la inflación pasada, pero su tipo medio se está incrementando”, añade el texto. Las pensiones, por su parte sí están creciendo en términos medios reales, pero el aumento en un año “no debería justificar una tributación cuyo tipo crezca en un 10%”. Por ello, en buena medida, el incremento de recaudación que se está obteniendo por encima del incremento nominal de bases “es progresividad debida a aumentos nominales y no reales de la renta, es decir, progresividad en frío”.

Mayor tipo marginal

El tipo marginal que expresa la progresividad del sistema fiscal español tiene una falla en su diseño que da lugar a un comportamiento errático: pasa del 0% hasta los 15.000 euros a incrementarse en 43 puntos en niveles de rentas bajas, para reducirse posteriormente. El ejemplo más extremo de esta anomalía lo sufren los contribuyentes que ganan entre 15.000 y 20.000 euros anuales, que soportan un marginal alto por cada euro de más por encima de los 15.000 euros.

Como ejemplo está el asalariado con una base imponible de 15.000 euros al que le aumentan el sueldo un 10% para compensar la inflación. En ese caso, esos 1.500 euros adicionales soportarían un marginal del 43%, con una retención de 645 euros. Un contribuyente que gane 26.000 euros, sin embargo, pagaría un marginal del 30% sobre una subida idéntica, también del 10%. Este desajuste cobra más fuerza todavía en tiempos de inflación.

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