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HPE busca plantar cara en la batalla por la IA en las empresas con un golpe en la Ryder Cup

La tecnológica crea un “laboratorio viviente” de datos en el campeonato de golf para potenciar el uso de información en los negocios

La inteligencia artificial puede fijar la posibilidad de que un golfista profesional consiga embocar el hoyo de un solo golpe en uno de cada 12.500 intentos. Puede aportar una curiosidad estadística como que en el open de Estados Unidos de 2002 que se disputó en Bethpage Black Course, en Nueva York, se contaron tres casos en un solo torneo. ...

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La inteligencia artificial puede fijar la posibilidad de que un golfista profesional consiga embocar el hoyo de un solo golpe en uno de cada 12.500 intentos. Puede aportar una curiosidad estadística como que en el open de Estados Unidos de 2002 que se disputó en Bethpage Black Course, en Nueva York, se contaron tres casos en un solo torneo. Lo que hasta ahora no revelaba la IA es la cantidad de ingresos posibles que va a generar la gigantesca carpa de merchandising de la Ryder Cup en una sola mañana en función de los millones de datos cruzados. Antes de que ocurra.

Hasta este fin de semana. HPE (Hewlett Packard Enterprise, la nueva firma que se desgajó en 2015 por completo de HP para plantar batalla en las tecnologías del futuro para empresas) ha desembarcado en el mismo campo de Bethpage Black, sede de la Ryder Cup de este 2025, para demostrar lo que la IA puede ofrecer a un evento capaz de reunir a un cuarto de millón de personas y atraer la atención mediática de todo el mundo. Y, sobre todo, cómo aprovechar el uso ese análisis de datos en cualquier otro evento masivo o, y aquí está el negocio futuro, para el entorno empresarial y comercial.

La prueba de fuego durante estos pocos días de competición no es construir en un par de semanas una smart city de la nada y proporcionar conexión inmediata y sin fallos. Ni siquiera es ofrecer alta velocidad en todo el terreno, tanto a los trabajadores (a los que se le proporciona manuales e indicaciones en su lengua original de manera simultánea) como a los visitantes o medios de comunicación, llueva, caigan tormentas o las temperaturas rocen los 30 grados, en este arranque de otoño neoyorquino. El verdadero objetivo de HPE se encuentra en la carpa de merchandising, la mayor infraestructura de ventas creada jamás para un acontecimiento deportivo o temporal: más de 15.000 referencias sobre una superficie mayor a dos campos de fútbol donde deambulan miles de personas con las manos y bolsas de compra llenas como si estuvieran regalando esas camisetas por 50 dólares o cortafríos por 300.

“Esto es un laboratorio viviente de lo que vendrá después”, confiesa James Robertson, CTO (jefe de tecnología) de Estrategia Industrial de HPE a un grupo de periodistas invitados por la empresa a conocer sobre el terreno (embarrado estos días) del campo de Bethpage Black. Como suministradora y responsable de la comunicación y del desarrollo tecnológico de la Ryder Cup desde 2018, la compañía considera que en esta edición de 2025 se estrena la IA como potenciador estrella, pero los ojos están puestos en la edición de 2027, que se celebrará en Limerick (Irlanda) y que será cuando la competición cumplirá 100 años. El negocio de las grandes tecnológicas siempre mira más al futuro que al presente.

“No estamos ni en el capítulo uno de la IA”, declara Scott Wiest, CTO de Ventas Globales, en una admisión de que pocos saben hasta dónde llegará la IA en ningún campo. De momento, en Nueva York, están recabando todo lo que pueden (que es muchísimo) y pasándolo por el filtro de la IA, ya sea en la propia asimilación de las imágenes (con el apoyo de Nvidia en este campo) como en la lectura de la información que se cruza. “Siempre hay un humano para controlarlo”, se apresura a aclarar Robertson, quien considera que lo verdaderamente importante vendrá el lunes, cuando se tenga todo lo que ha recogido esta ciudad inteligente de su cuarto millón de visitantes. De manera anónima, especifican.

Lo que no desvela HPE, ni aunque se le pregunte hasta tres veces a responsables distintos, es cuánto ha costado esta apuesta. Lo más cerca que está de ello viene de Michael Cole, CTO del European Tour y de la Ryder Cup en Europa, cuando levanta las cejas y resopla levemente. Su respuesta es un clásico de cuando no quieres desvelar nada: la inversión empezó hace dos años en Roma, con la Ryder Cup de entonces, y continúa ahora en Nueva York; en dos años se verán los beneficios.

HPE está en una buena racha de resultados. Independiente de HP desde hace ahora un decenio, anunció los resultados de su tercer trimestre fiscal a principios de mes, poco antes de lanzarse al campo de la Ryder, con unos ingresos que superaron por primera vez los 9.000 millones de dólares (un 19% más que el año anterior y cuatro trimestres seguidos al alza). Para el último cuarto del año espera rozar los 10.000 millones y terminar el ejercicio con una mejora cercana al 20%. Su mejor desempeño desde 2018 y con unos números que replican el comportamiento de una de sus rivales en el mercado global, Dell.

En esta escalada tiene mucho que ver la compra de Juniper Networks durante el verano, una empresa nativa especializada en redes corporativas, a cambio de unos 14.000 millones de dólares. Precisamente, el modelo de esta firma es uno de los que se están probando en la Ryder Cup junto a otra de las grandes apuestas tecnológicas de HPE, la solución de nube híbrida de Aruba Networking, que viene a reemplazar la red de un competidor que había sido utilizada en eventos anteriores. La infraestructura para este año suma 650 puntos de acceso de wifi de última generación y 67 cámaras con tratamiento de IA que vigilan cada palmo de las más de 600 hectáreas del terreno de juego.

“Desde redes seguras y nativas de IA, hasta paneles operativos en tiempo real y asistentes de IA generativa, HPE está demostrando el potencial transformador de la IA para clientes globales”, resaltan desde una empresa que presume en particular de lo que llama Panel de Inteligencia Operativa. Se trata de una plataforma “para que el personal del torneo visualice datos y tome decisiones operativas informadas”.

En tiempo real, se recopilan y sintetizan desde los escaneos de las entradas al recinto a las ventas de productos y alimentos, pasando por los cambios en el tiempo meteorológico, el control de multitudes o seguimiento de los cientos de carritos de golf. HPE pone un ejemplo sencillo (hasta que sepa lo que tiene en sus manos en cuanto acabe el evento): la previsión da lluvias fuertes para la próxima media hora y se extenderán durante muchos minutos, así que lanza múltiples avisos a la carpa de ventas para que se prepare en la dispensación de paraguas y ponchos y a las barras de bebida y comida. Del mismo modo, se preparan los sistemas para atender a una acumulación de personas en un mismo sitio para que no se pierda la conectividad.

Pero siempre hay una oportunidad de negocio. HPE cree que su tratamiento de los datos de los compradores durante la Ryder Cup puede derivar en una optimización de las ventas minoristas de cualquier sector. La idea es “analizar la actividad, entender el comportamiento del consumidor, monitorear el flujo y la capacidad de compradores, identificar tiempos de espera y prever ingresos, con el objetivo de mejorar la eficiencia y la experiencia del cliente”.

A las tres de la tarde, en cuanto acaban los entrenamientos y los enfrentamientos de la mañana, las riadas de visitantes dejan de perseguir a las estrellas y se redirigen hacia la carpa de ventas. En pocos minutos, apenas se puede caminar y la cola para pagar suma más de mil personas. No es de extrañar que sea, de lejos, el segundo generador de ingresos de la Ryder Cup. Solo por detrás de una entrada cuyo coste diario para los días de competición (viernes y sábado) asciende a 750 dólares. Se agotaron en 48 horas. Así es el nuevo “laboratorio viviente” de los negocios.

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