Grifols rebota en Bolsa tras cerrar la nueva refinanciación y extender vencimientos hasta 2027
Las acciones llegan a subir cerca de un 10% tras el duro castigo de los últimos días
Las acciones de Grifols han rebotado con fuerza este jueves, con subidas, por momentos, cerca de un 10%, hasta alcanzar los 9,72 euros, tras comunicar ayer, tras el cierre de la sesión una nueva operación de financiación. La compañía aseguró que no tiene vencimientos por importes desembolsados hasta noviembre de 2027. En el último mes, antes de este jueves, los títulos se habían desplomado casi un 20%, tras la retirada del posible opa de Brookfield y miembros de la familia fundadora. En la misma línea, los ADR de Grifols subieron ayer un 7% en Wall Street.
La farmacéutica anunció un acuerdo para realizar una colocación privada de bonos garantizados de 1.300 millones de euros con vencimiento en mayo de 2030, un cupón anual del 7,125%. La empresa también ha suscrito un acuerdo para extender su línea de crédito revolving multidivisa (RCF) hasta mayo de 2027.
Grifols señaló que las dos operaciones son neutras desde un punto de vista de apalancamiento, puesto que 300 millones de euros procedentes de la emisión se utilizarán, junto con el efectivo disponible, a amortizar los 343 millones de euros del saldo restante de los bonos senior garantizados (Senior Secured Notes) con vencimiento en febrero de 2025. Los 1.000 millones restantes se destinarán a amortizar totalmente el importe utilizado de la línea de crédito revolving, cuyo vencimiento se amplía hasta mayo de 2027.
Según la farmacéutica, que insistió en que se mantiene en la senda para lograr un resultado financiero récord en este ejercicio, una vez cerradas ambas operaciones y aplicados los ingresos, su posición de liquidez “mejorará significativamente, aumentando en unos 1.000 millones de euros hasta alcanzar 1.700 millones proforma a partir del tercer trimestre de 2024″.
Fuentes del mercado creen que esta emisión aporta estabilidad financiera a la empresa, al no tener que afrontar vencimientos hasta 2027. La nueva emisión, no obstante, tiene peores condiciones que la deuda repagada, que obligará a la empresa a afrontar unos gastos financieros adicionales de 30 millones de euros al año. Eso sí, el coste de la nueva emisión es menor que el de la colocación realizada la pasada primavera, que ascendió a 1.300 millones de euros, con vencimiento en 2030, que rondó el 7,5%.
En esta línea, Grifols se ha visto favorecida también por la mejora en su rating por parte de S&P, desde B a B+, con perspectiva estable, en buena medida por la mejora en las previsiones de las operaciones para 2024 y 2025.
La empresa ha sufrido un fuerte castigo en las últimas semanas, especialmente tras la citada cancelación de la posible opa de Brookfield, en la que se establecía un precio de 10,5 euros para cada acción tipo A, y una valoración en su conjunto cercana a 6.500 millones de euros. Desde principios de año, en medio de la crisis bursátil desatada en enero del pasado año por Gotham City Research, que acusó a la empresa de manipulación de las cuentas, los títulos se dejan cerca de un 40%.
Además, Grifols, penalizada de nuevo por los bajistas, ha vuelto a sufrir la presión de los inversores activistas, con nuevos ataques a su consejo de administración y la política de buen gobierno. El pasado lunes, la empresa comunicó cambios de calado en su consejo de administración, incluida la entrada de un consejero dominical en representación de Mason Capital, Flat Footed y otros fondos anglosajones, críticos con la gestión de la farmacéutica española durante las últimas semanas.
La farmacéutica comunicó el nombramiento de Pascal Ravery y Paul Herendeen como nuevos miembros del consejo, el primero como independiente, y el segundo con la consideración de consejero dominical.
Pese a los cambios Flat Footed, que desveló una participación del 4,64% de las acciones A de Grifols, criticó la política de buen gobierno de la farmacéutica y el nombramiento de Ravery. El fondo, en línea con los reproches lanzados semanas atrás por Mason Capital, insistió en que Grifols ha sufrido escándalos de gobierno corporativo que han hecho mella en la confianza de los accionistas, provocando el escrutinio de los reguladores y propiciado que las acciones coticen muy por debajo de su valor intrínseco.
Además, afirmó que la empresa ha llevado a cabo transacciones que han destruido valor, añadiendo que los conflictos de interés están presentes en todo el consejo, en miembros de la familia Grifols, y en Tomás Dagá en su calidad de socio de Osborne Clarke España.