Nippon Steel promete que los gestores de US Steel serán estadounidenses si cierra la compra

La compañía japonesa trata de vencer las resistencias políticas a la adquisición de la centenaria siderúrgica estadounidense

Una planta de US Steel en Clairton, Pensilvania.Gene J. Puskar (AP)

Nippon Steel no se resigna. Un día después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta y candidata demócrata a la presidencia, Kamala Harris, mostrasen su oposición a la compra de US Steel por parte de la compañía japonesa, esta ha vuelto a la carga. Tras prometer inversiones multimillonarias, ahora asegura que los gestores clave y la mayoría del consejo de administración serán estadounidenses en caso de que consiga cerrar con éxito la operación.

“Nippon Steel sigue creyendo que la operación mejorará la seguridad nacional de Estados Unidos al reforzar la siderurgia estadounidense y su capacidad de producción nacional, introducir tecnologías de vanguardia en Estados Unidos y, en última instancia, hacer que la base industrial y la cadena de suministro estadounidenses sean más resistentes y estén mejor posicionadas para competir contra las futuras presiones de los competidores chinos apoyados por el Estado”, ha indicado la compañía en un comunicado en el que anuncia la estructura de gobierno corporativo que seguiría a una hipotética adquisición.

La compañía reitera en primer lugar que US Steel seguirá siendo una empresa estadounidense, pasando a ser propiedad de su filial Nippon Steel North America (NSNA), una sociedad neoyorquina que lleva más de 50 años operando en Estados Unidos y que posee indirectamente múltiples instalaciones estadounidenses que dan empleo a más de 2.500 trabajadores, de los cuales aproximadamente 620 están representados por el sindicato USW.

La centenaria firma estadounidense mantendrá su sede en Pittsburgh (Pensilvania) y pasará a tener la siguiente estructura operativa, según ha anunciado este miércoles. La mayoría del consejo de administración estará constituida por ciudadanos estadounidenses, entre ellos tres consejeros independientes. Además, los principales directivos de US Steel serán también ciudadanos estadounidenses.

El grupo japonés adquiere además un nuevo compromiso: dar prioridad a la producción en US Steel para satisfacer la demanda del mercado siderúrgico estadounidense. Junto a eso, reitera sus promesas de inversiones. Primero, inversiones en las instalaciones de producción existentes de US Steel, entre ellas al menos 1.400 millones de dólares en las instalaciones representadas por USW, por encima de lo exigido por el acuerdo laboral básico entre el sindicato y la compañía. A eso se unen al menos 1.000 millones de dólares para mejorar la competitividad de Mon Valley Works, incluida la mejora del rendimiento, el aumento de la eficiencia energética, la mejora de la calidad del producto y la mejora de la eficacia operativa general. El compromiso incluirá la sustitución y/o modernización del tren de laminación en caliente y otras instalaciones de Mon Valley Works. Asimismo, la compañía japonesa acometerá la modernización del alto horno nº 14 de Gary Works, que se prevé requerirá una inversión aproximada de 300 millones de dólares.

Entre su catálogo de compromisos figura que no se transferirá capacidad de producción ni puestos de trabajo de US Steel fuera de Estados Unidos, que no se producirán despidos, cierres de plantas ni paralización de las instalaciones del grupo estadounidense como consecuencia de la operación (salvo determinadas excepciones acordadas con el sindicato) y que se transferirán las capacidades mejoradas de fabricación y tecnología de Nippon Steel en condiciones de mercado, incluso en lo que se refiere a la reducción de las emisiones de carbono de la fabricación de acero en altos hornos, cuando dichas transferencias sean económica y técnicamente viables.

En materia comercial, Nippon Steel introduce también nuevas promesas. US Steel mantendrá un comité de comercio interno compuesto por ciudadanos estadounidenses, que hará recomendaciones al consejo de administración sobre asuntos comerciales y documentará el proceso de toma de decisiones. Además, las decisiones sobre asuntos comerciales requerirán la aprobación de la mayoría de los miembros independientes estadounidenses del Consejo de Administración para garantizar que se toman sin interferencias de Nippon Steel.

“Nippon Steel confía en que la transacción revitalizará el Cinturón del Óxido estadounidense, beneficiará a los trabajadores estadounidenses, a las comunidades locales y a la seguridad nacional de un modo que ninguna otra alternativa puede lograr”, asegura la empresa en su comunicado.

La operación, valorada en unos 15.000 millones de dólares, fue anunciada en diciembre del año pasado y aprobada de forma unánime por los consejos de administración de las dos compañías. En la junta de accionistas de US Steel, el respaldo fue del 98%. Sin embargo, no ha logrado ni el apoyo sindical ni el político a la operación. La compañía tiene su sede en Pensilvania, uno de los Estados decisivos en las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre.

La operación necesita la aprobación del Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS), dependiente del Departamento del Tesoro. Tiene potestad para aprobar, bloquear o modificar el acuerdo por motivos de seguridad nacional, o remitirlo al presidente para que tome una decisión.

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