Tribuna

Caldo de mariposa y labios estofados

Una lección de innovación con un siglo de vida, a través de cinco 'gourmets' japoneses

Ilustración del libro 'El club de los gourmets'.

Hace unos días en la librería Tipos Infames encontré un libro que entró primero por la vista y más tarde resultó delicioso, El club de los gourmets (Gallo Nero Ediciones). Lo escribió en 1919 el japonés Junichiro Tanizaki (Tokio, 1886-1965). En su relato va desgranando las peripecias de cinco amigos, ociosos y residentes en Tokio, que disfrutaban por igual los placeres de la mesa como los del dormitorio. La cocina era para ellos un arte que podía llegar a eclipsar cualquier disciplina artística. Disfrutaban tanto que un día descubrieron que habían perdido el interés. Cada noche se preguntaban qué podían cenar. Cada vez eran más caprichosos. Viajaban a Osaka para comer un besugo al té con arroz o a cualquier lugar en busca de un pez globo, pero sentían que estaban perdiendo interés porque todo les parecía que ya tenía el mismo sabor. Hasta que decidieron buscar un cocinero que fuera capaz de crear algo nuevo, al que ofrecerían un premio si conseguía crear un plato único.

Uno de los miembros del club, el de mayores recursos, decide tomar las riendas y aprender a cocinar un menú capaz de estimular las papilas gustativas con sabores inesperados, con platos como aguas termales de huevos de paloma, caldo de mariposa, sopa de alfombra de terciopelo, labios estofados... Fue escrito hace casi un siglo y los enunciados de las recetas podrían estar ahora mismo en el menú del restaurante más creativo del planeta. Toda una lección de innovación.

Paz Álvarez es jefa de la sección de Directivos de Cinco Días.

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