Renta fija

Nuevo récord en la deuda: el bono a 30 años cae del 2%

De récord en récord. Ese es el comportamiento que viene registrando la deuda española en las últimas semanas. Después de que el bono a diez años cayera por debajo del 1% ahora la deuda con vencimiento en 2046 perfora a la baja la barrera del 2%. La última vez que la deuda a 30 años bajó de esta cota fue en marzo de 2015, poco después de que el Mario Draghi comenzara a implementar al programa de compra de activos.

El bono a 30 años arrancó 2016 en el 3%. Conforme avanzaba la senda bajista en la renta fija, fruto del apetito de los inversores por activos defensivos, y sobre todo debido al programa de compra de deuda del BCE, la rentabilidad del bono ha ido menguando. No obstante, la gran caída la experimentó a partir del triunfo del brexit. El 24 de junio, día en que se conoció el resultado de la consulta británica, la deuda a 30 años se encontraba el 2,7% y cuatro sesiones después bajó al 2,24%.

Las razones que explican esto son las mismas que las que justifican el descenso de los tipos de la deuda a 10 años. La volatilidad que impera en el mercado se ha convertido en la principal aliada de la renta fija. Los inversores están dispuestos a dirigir su dinero hacia activos que ofrecen menor rentabilidad, a cambio de proteger su dinero. Pero esta no es el único motivo. El verdadero vuelve a ser Mario Draghi y su programa de compra de deuda para reactivar la inflación y apuntalar la recuperación.

Por su parte, fuentes del ministerio de Economía señalan que junto al papel activo del BCE el descenso de la rentabilidad responde a la confianza en la economía, las expectativas de formación de Gobierno y el hecho de que no hay habido multa de Bruselas a España por el incumplimiento del objetivo de déficit.

De momento los efectos sobre la economía parecen lejanos. La mejor prueba de ello es el IPC que pese a repuntar dos décimas en el mes de julio en tasa interanual continúa en negativo (-0,6%). Pero lo que sí ha conseguido es arrastrar a la baja los tipos en el mercado secundario de deuda (hasta el 60% de la deuda gubernamental de eurozona está ya en negativo). La caída de la rentabilidad también ha llegado a las emisiones. Si hasta julio era habitual que el Tesoro cobrara por las letras, el 21 del pasado mes alcanzó un nuevo logro: cobrar por los bonos a tres años.

La rebaja de los costes de financiación ha animado al organismo dependiente del ministerio de Economía a realizar emisiones fuera del calendario previsto. Por ejemplo en julio España colocó 6.000 millones en un emisión de deuda sindicada a 10 años al 1,3% y dos meses antes captó de 3.000 millones en bonos a 5 años al 3,49% frente al 4% que pagó en la primera emisión a tan largo plazo que efectuó en septiembre de 2014.

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