Secretos de despacho

Sobriedad en Guggenheim Partners

Sobriedad es el calificativo que domina el espacio desde el que Rafael Salama Falabella, madrileño de 42 años, presidente para Europa de la firma de asesoramiento financiero Guggenheim Partners, perteneciente a la familia Guggenheim, dedicada a varios negocios como la investigación científica, la filantropía y las artes.

La sede madrileña de esta entidad, que también cuenta con representación europea en Londres y Ginebra, es un espacio acogedor en el que su principal inquilino asegura sentirse ante todo cómodo. 'Aquí puedo hacer mis propios esquemas y análisis, me aíslo rodeado de música clásica, de las fotos de mis familiares y arropado por mis libros universitarios'.

Cuando habla no disimula su aparente seriedad. Y asegura que necesita trabajar rodeado las teorías de los principales gurús de la economía y del mundo de la empresa, como es el caso del estadounidense Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del planeta. 'Le admiro porque es un gran inversor, con mucha perseverancia y con una visión de los negocios a largo plazo, en contra del cortoplacismo que existe hoy día entre las grandes corporaciones'.

'No hay que tomar decisiones en función del humor que se tenga ese día. Es mejor tomarlas de forma pausada'

Asegura que como representante de Guggenheim Partners en Europa no siente ninguna intromisión de la matriz en su manera de trabajar. 'Nos hemos acomodado muy bien, ellos respetan mi trabajo y yo tengo un proyecto como socio a largo plazo'. Salama Falabella no disfruta de jornadas laborales homogéneas. Suele viajar todas las semanas a Londres, también a Estados Unidos, donde acude a informar de los resultados conseguidos, y con una frecuencia de seis u ocho veces al año lo a Sudamérica. Lo mejor de los viajes en trayectos largos, asegura, es que tiene la posibilidad de desconectar porque no suenan los teléfonos móviles.

Y define su trabajo como puramente gerencial. 'Me ocupo de la estrategia más que del día a día de los clientes'. Asegura que su misión es adecuar las estrategias del inversor con las de los gestores. Cree que la familia Guggenheim le escogió como representante en Europa por su formación y experiencia internacional. Es licenciado en Económicas en Medford Massachusetts, y cuenta con programas de formación Harvard y en Stanford Business School.

Trabajó previamente en Chase Manhattan donde ocupó diversos cargos de responsabilidad tanto en Nueva York como en Madrid, Mónaco, Londres y Ginebra. Más tarde fundó el banco de negocios Inter-Atlantic Capital, que posteriormente fue vendido a Guggenheim Partners. En opinión de Rafael Salama Falabella, uno de los valores añadidos que tiene la entidad para la que trabaja son sus colaboradores, entre los que destaca al Premio Nobel de Economía de 2002, Daniel Kahnemanm, por su teoría de la psicología que explica el comportamiento económico, y que ha aportado una nueva rama del análisis financiero, la psicología de las finanzas. 'Se analiza cómo toma decisiones una persona a la hora de invertir su dinero. ¿Cómo se reacciona si la inversión se ha incrementado un 25%? De manera muy diferente a si esa inversión vale un 25% menos'.

Cuando viaja asegura que trabaja una media de 10 horas diarias, pero cuando permanece en Madrid intenta compensar esa sobrecarga de trabajo, y le dedica una media de entre cuatro o cinco horas. 'Y son de más calidad porque es cuando tengo tiempo para planificar, despejar la mente, hacer deporte y disfrutar de mi familia'. Reconoce que no es un hombre de despacho. Y si algo le gusta es estar informado de todo lo que acontece en la compañía. 'Me encanta tener toda la información y los detalles que necesito y que luego me permiten tomar las decisiones más oportunas en un determinado plazo'.

Además de serio es un hombre pausado. En este sentido, apunta que no le gusta precipitarse. 'No hay que tomar decisiones en función del humor que se tenga ese día. Es mejor tomarlas de forma pausada', dice.

Una escultura para reflejar su carácter

Sobre la mesa tiene una escultura que le realizó Ángel López Estrada, dedicada especialmente a este ejecutivo, y con la que el artista ha intentado interpretar rasgos de la personalidad de Rafael Salama Falabella. 'Es sencilla, práctica y me gusta por su sentido de la estética'.Trabaja en un amplio despacho, ubicado en el barrio de Salamanca, en un cruce de calles desde donde se divisa con gran plenitud la calle de Serrano. Es más que ordenado, ya que se confiesa maniático de la organización.En espacios privilegiados tiene obras de una de sus hermanas, galerista de profesión, y de artistas como David Lechuga. También una fotografía de sus dos abuelos, tomada en el transcurso de una cena, y por los que siempre ha sentido verdadera admiración.'El paterno era entrañable, desprendía calor familiar y era capaz de establecer una relación especial con la gente'. Además tenía una gran visión internacional de los negocios, algo que le ha marcado en su trayectoria profesional. Del materno destaca su capacidad para sobrevivir. 'Cada diez años estaba en una diferente posición económica. Era una persona muy culta'. Y lo que siempre tiene cerca es un ejemplar de El Quijote, que relee con placer muy a menudo.

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