Lealtad, 1

Tensión bajo cuerda en los mercados

La sesión de ayer es un buen ejemplo de la tensión que acumulan los mercados y que, si bien no siempre reflejan en precios o movimientos diarios, sí condiciona las decisiones de los inversores. Sobre todo cuando, como ocurrió ayer, alguien se asusta y empieza a correr. Entonces los demás le siguen.

La apertura de Wall Street, con todo, calmó los ánimos. No fue suficiente para enjuagar las pérdidas registradas en los mercados europeos -Alemania y Francia a la cabeza-, pero sí para controlar el dinero de cara a próximas jornadas. La procesión, en otras palabras, seguirá yendo por dentro.

Hay mar de fondo en los mercados internacionales, un punto de nerviosismo larvado que no desestabiliza las finanzas pero podría hacerlo. La lectura, en todo caso, no ha de ser necesariamente negativa. No es malo que la Bolsa rumie una cierta inquietud cuando tiene razones para ello. Y, haberlas, haylas.

El factor principal de inestabilidad es el precio del petróleo. El hecho de que los bolsistas estén acostumbrados a ver el precio del barril Brent por encima de los 50 dólares y que no se lancen a vender acciones por ello no significa, necesariamente, que no les preocupe. En realidad, los Gobiernos y los organismos internacionales parecen hacer cola para no revisar todos a la vez las previsiones de crecimiento merced, precisamente, al encarecimiento de la energía.

Por otra parte está la cuestión del dólar y los desequilibrios estadounidenses, que llevan camino de convertirse en estructurales. Al igual que ocurre con el precio del petróleo, es un factor de preocupación que solamente desata ventas cuando el mercado teme un daño inmediato. Las últimas caídas en la cotización del dólar, que se ha asomado a la zona de mínimos históricos, han puesto al inversor en alerta acerca de una posible voladura descontrolada del equilibrio de las divisas: un cese en los flujos de capital hacia Estados Unidos que coloque el dólar en su sitio -esto es, más abajo- de repente.

La probabilidad de que esto ocurra es, por ahora, remota. Pero como el daño sobre el equilibrio global sería amplio, es un elemento que el mercado no puede obviar. Esta tensión, originada en dos frentes distintos, sigue larvada en el mercado, y saldrá a la luz en más días como ayer.

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