Ir al contenido
_
_
_
_

Telefónica sufre una caída histórica del 13% ante el pesimismo de los analistas

Vive su peor jornada en cinco años. Los expertos destacan, además del recorte del dividendo, las peores previsiones y un escenario de endeudamiento mayor del esperado

Sesión negra para Telefónica. Las acciones de la teleco se han desplomado el 13,12% en Bolsa, la tercera mayor caída de su historia y la peor en cinco años, tras presentar los resultados de los nueve primeros meses del año y el plan estratégico de la empresa. El tijeretazo del dividendo, que bajará a la mitad el próximo año, y las malas previsiones a futuro han podido más que el cambio de rumbo anunciado por la nueva cúpula. El mercado ya esperaba malas noticias: el valor llevaba cinco caídas consecutivas y el pasado viernes ya se apuntaba a los planes de la compañía de bajar la retribución al accionista a la mitad.

Las cifras han sido peores que la previsión más pesimista, hasta el punto de provocar que el valor entrara en subasta de volatilidad: el mecanismo automático del que dispone la Bolsa para estabilizar las acciones cuando el desequilibrio entre oferta y demanda es excesivo. La empresa ha perdido 3.000 millones de valor en Bolsa (vale 21.300) y solo bajó más en otras dos jornadas a lo largo de su historia (según la serie de datos de la agencia Bloomberg): el día posterior al referéndum del Brexit en 2016 y la pandemia en 2020 superan el día de hoy. En apenas una semana, se deja el 18% de su valor y está en números rojos en un 2025 en el que el Ibex se dispara el 37%.

La presentación ha despertado muchos recelos entre los expertos sobre el camino que tiene la empresa por delante. “El principal punto es que el flujo de caja libre para 2025 está un 20% por debajo del consenso, y también se ha recortado la previsión para 2026”, explican los analistas de BNP. En la misma línea se expresa JP Morgan: “El flujo de caja libre estuvo muy por debajo de las estimaciones, y la reducción de las previsiones es significativa [...] El objetivo implícito de flujo de caja para 2028, de aproximadamente 3.200 millones de euros, es un 20% inferior a las estimaciones”. En Morgan Stanley se destaca, mientras, que el objetivo de apalancamiento para 2028 implica “un mayor nivel de deuda de lo esperado, en particular si se considera un recorte del dividendo”. “Las débiles tendencias alemanas, una perspectiva de liquidez a la baja para 2025 y un mayor apalancamiento para 2028 podrían ejercer presión sobre las acciones”, señalan.

El escenario para la empresa es extremadamente complicado, necesitada de equilibrar la solidez financiera con una deuda que duplica su valor en Bolsa con unas perspectivas de crecimiento que posiblemente pasen por una operación corporativa y el cuidado de un accionista acostumbrado a dividendos generosos. Este último será quien cargue con el peso del nuevo foco estratégico marcado por el presidente, Marc Murtra, quien ya anunció en la junta de accionistas del pasado abril una “disciplina financiera de hierro”. La empresa mantendrá los 0,30 euros con cargo a los resultados de 2025, pero tras las cuentas de 2026 recortará el abono a 0,15 euros, la mitad. El dividendo a partir de entonces será en torno al 40%-60% del flujo de caja libre.

La teleco ha recalcado en sus planes el compromiso con mantener el rating de grado de inversión; actualmente está a un solo escalón de perderlo para Moody’s y Standard & Poor’s, y a dos escalones para Fitch. Para ello espera rebajar deuda de 2,9 a 2,5 veces el ebitda para 2028. “La política de dividendos es una parte integral de la estrategia”, indica la compañía, que no obstante condiciona esta política: “Será el resultado de los flujos de caja”. El dividendo no era sostenible para una empresa con tanta deuda: según los datos de Bloomberg, en 2024 la teleco pagó 1.887 millones de euros, cuando el beneficio del ejercicio no llegó a los 1.800. La rentabilidad por este concepto es del 8% (gracias también a la caída del precio de la acción), y así será hasta el pago del complementario de 0,15 euros en febrero, pero después bajará al 4%. Ahora bien, dentro de esta política de austeridad, la empresa ha esquivado la ampliación de capital, una opción que algunas firmas de análisis ligaban a una operación corporativa, pero que BNP Paribas en un informe inusualmente duro de la semana pasada, consideraba imperativa y cifraba en 10.000 millones.

“El objetivo de apalancamiento se sitúa por encima de lo previsto, mientras que el recorte de dividendo es superior a lo esperado”, indica Renta 4. “Para 2027, teniendo en cuenta el flujo 2026, el crecimiento esperado y un 50% de pay out, el dividendo se situaría en 0,27 euros, levemente inferior al actual". Los analistas de Bankinter tampoco son particularmente constructivos: “La contrapartida del recorte del dividendo no es un mayor perfil de crecimiento, que sigue siendo similar, incluso inferior, al anterior plan estratégico”. La firma también destaca que el dividendo da flexibilidad financiera al grupo, pero no aprecian una mejora significativa del apalancamiento para 2028.

Berenberg apunta que “los ingresos y el ebitda estuvieron en línea con las estimaciones, pero se redujeron las previsiones de flujo de caja para el ejercicio y se elevaron las expectativas de apalancamiento”. “La presentación solo ofreció comentarios generales sobre su marco de fusiones y adquisiciones, en lugar de objetivos específicos”, añaden. “La consolidación es el próximo paso en el sector de las telecomunicaciones en Europa, señala Alphavalue. “Hasta es nacional, pero podría convertirse en transfronteriza. El enfoque de Telefónica en generar efectivo para reducir su deuda probablemente esté relacionado con esa expectativa y es probable que Telefónica esté buscando consolidar el sector de las telecomunicaciones, como un depredador en lugar de una presa”.

El recorte del pago al accionista ha sido una constante para la empresa atrapada desde hace más de una década en una deuda demasiado abultada y unos compromisos con el accionista difíciles de mantener. La llegada de Murtra guarda, en este sentido, alguna semejanza con la de Ávarez-Pallete, una de cuyas primeras decisiones en 2016 fue recortar el alto dividendo (heredado de César Alierta) en un 47%, de 0,74 a 0,40 euros. Después a 0,30 y, en 2026 serán 0,15. El tijeretazo a los pagos al accionista será de casi un 80% sobre los niveles de entonces. La evolución de la acción, eso sí, no es mucho mejor. Desde los máximos de 2000, la acción baja un 85% y la empresa, que llegó a valer 111.000 millones en 2007, hoy no llega a los 22.000 y está fuera del top 5 del Ibex.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

_
_