Alivio en la prima de riesgo de Francia al retrasar Lecornu la reforma de pensiones
El tipo de interés de la deuda gala baja al nivel más bajo desde la convocatoria de moción de confianza de Bayrou en agosto

Salvar el Ejecutivo y enderezar las cuentas públicas son los dos grandes objetivos del Gobierno tecnócrata de Sébastien Lecornu. Cuatro días después de que Emmanuel Macron volviera a encomendarle la tarea de dirigir las riendas del país, el primer ministro ha anunciado que propondrá suspender la aplicación de la reforma de las pensiones, una de las principales exigencias de los socialistas, que en las últimas horas habían amenazado con una nueva moción de censura. Con los mercados cerrados, Lecornu obtuvo el apoyo del partido socialista, una fuerza clave en la Asamblea Nacional. “Estamos haciendo una apuesta, una apuesta arriesgada”, declaró Boris Vallaud, líder del grupo socialista.
“Propondré al Parlamento suspender la reforma de pensiones de 2023 hasta después de las elecciones presidenciales”, afirmó Lecornu. “No habrá aumento de la edad de jubilación entre ahora y enero de 2028”, aclaró. El anuncio no pone fin a las tensiones, pero sí allana el camino para restaurar cierta estabilidad política. Los inversores, que en las últimas semanas habían penalizado la deuda francesa ante la incertidumbre institucional, reaccionaron con alivio. La prima de riesgo —calculada por el diferencial con la deuda alemana, referencia en la eurozona— bajó seis puntos básicos, hasta los 78. Además de perder la barrera de los 80, algo que no sucedía desde septiembre, empata con la italiana (78puntos), mientras el Cac 40 moderó los recortes al 0,18%.
“Durante la crisis de la eurozona de 2011-2013, los países con mayor tensión financiera —Portugal, Italia, Grecia y España— fueron etiquetados con el infame acrónimo PIGS. Sin embargo, hoy los costes de financiación a diez años de estos países están por debajo de los de Francia”, señalan los analistas de Muzinich & Co. Mientras el bono francés a diez años cotiza por debajo del 3,4%, mínimos del pasado agosto, la referencia española se sitúa en torno al 3,15% y la deuda griega con vencimiento en 2035, en el 3,26%.
Con esta concesión, Lecornu busca ganar tiempo y reforzar su posición en un momento en el que su liderazgo estaba en entredicho. El pasado viernes, con los mercados europeos ya cerrados, Macron le confió la labor de sacar al país de una crisis política que se ha cobrado el puesto de tres primeros ministros en menos de dos años. Los esfuerzos por reducir el mayor déficit de la zona euro chocan con el rechazo frontal de un Parlamento profundamente fragmentado, en el que la extrema derecha de Marine Le Pen se ha consolidado como la fuerza con más peso.
Horas antes del anuncio, Macron había pedido a los diputados estabilidad. “Dada la escasa voluntad de celebrar nuevas elecciones, Francia parece abocada a permanecer en un punto muerto político hasta las presidenciales de 2027”, advierte Anthony Willis, economista de Columbia Threadneedle Investments.
El lunes expiró el plazo para que el Ejecutivo presentara los presupuestos de 2026, aunque ahora se ha ampliado hasta finales de año. Los inversores y Bruselas reclaman a Francia medidas creíbles que garanticen la sostenibilidad de las finanzas públicas. Lecornu aspira a reducir el déficit del 5,4% del PIB de este año al 5%, un objetivo más prudente que el de su predecesor, François Bayrou, pero aún lejos del 3% que exigen los tratados europeos. “La situación política en Francia ha dejado al Gobierno incapaz de aprobar un presupuesto o avanzar en los planes de ajuste de Macron, un caos institucional que ha dañado su imagen”, advierten desde Muzinich & Co.
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