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Renta variable

Inflación, tipos de interés, recesión... ¿y las empresas qué?

Llama la atención el elevado pesimismo de los inversores en la actualidad tanto en perspectivas de rentabilidad como en posicionamiento

Si en 2022 advertíamos de la dificultad para obtener retornos altos, dado el punto de partida en términos de valoración de la renta fija y también de la renta variable. El año 2023 se presenta con los riesgos y el potencial mucho más equilibrado. Los riesgos son fundamentalmente relativos al crecimiento económico, pero con un punto de partida en términos de valoración más atractivo.

El de-rating de los mercados en 2022 por la elevada inflación y la subida de los tipos de interés fue muy intenso. Los tipos han pasado del 0% al 3% en Europa y 5% en EEUU en tan solo 12 meses. Y las valoraciones de las bolsas han pasado de 22x PER en EEUU y 16x en Europa a 17x y 12x respectivamente en línea con su valoración histórica.

El riesgo entonces, viene determinado por la mayor probabilidad de recesión a ambos lados del Atlántico, que genere una reducción de los beneficios y consiguiente caída de los índices de renta variable.

El mercado de renta fija está bastante más despejado que el de renta variable actualmente, ya que los bonos no se valoran por los beneficios esperados si no por la solvencia de las empresas y el escenario de tipos de interés. No vemos un riesgo elevado de solvencia y no vemos que los tipos de interés vayan a subir mucho más de donde el mercado descuenta actualmente. 

Llama la atención el elevado pesimismo de los inversores en la actualidad tanto en perspectivas de rentabilidad como en posicionamiento. Quizás estemos ante la recesión más esperada de las últimas décadas.

El mercado no espera subidas de las bolsas por primera vez desde 2009, influenciado por la ralentización del crecimiento económico y el riesgo de entrar en recesión en algún momento del 2023. Quizás, éste hecho ha sido el motivo por el que el comienzo de 2023 ha sido tan positivo. La bajada del precio del gas y la apertura de la sociedad China después de los confinamientos, limitan el deterioro de las economías este año e incrementa las probabilidades de que tengamos un año mejor de lo temido.

 En mi opinión, el escenario que dibuja el consenso: recesión moderada, bajada de las bolsas y reducción de los tipos de interés es la más probable, pero no el único escenario.

  1. Nos podemos encontrar en primer lugar con el fin de la guerra en Ucrania que reduzca el riesgo geopolítico y reduzca la prima de riesgo con subidas de las bolsas y posible caída del precio de ciertas materias primas que cambiaría todo el escenario del año. 
  2. También nos podemos encontrar con una caída rápida de la inflación, moderación de los tipos de interés y que las economías eviten entrar en recesión lo que reduciría considerablemente el potencial a la baja de los mercados de renta variable. 
  3. Por último, no es descartable que la inflación se mantenga demasiado alta, que los tipos de interés todavía no hayan tocado techo y que se confirme la entrada en recesión con el consiguiente castigo a los mercados financieros por encontrarnos en el peor escenario posible: la estanflación

Toda esta información es la que está provocando, en mi opinión, que los inversores se focalicen demasiado en las variables macroeconómicas dejando a un lado los fundamentales de las compañías y su capacidad para gestionar cualquier escenario económico como es habitual a lo largo de la vida de cualquier empresa. Nosotros insistimos en que el inversor/ahorrador con un horizonte temporal razonable, debe procurar eliminar el ruido mediático que sufrimos diariamente ya que: 

  1. Los mercados son impredecibles en el corto plazo (<1 año). Política, tipos, recesión, pandemias, sentimiento, posicionamiento… tienen mucha incidencia en el comportamiento de los activos financieros en periodos de tiempo inferiores al año.
  2.  A medio plazo (>3 años) las valoraciones y los beneficios son las variables más importantes. Hoy las bosas no están tan baratas como hace 3 meses, pero tampoco están caras.
  3. A largo plazo (>10 años) son los beneficios los que explican el comportamiento de una acción. Si los beneficios son mayores, las cotizaciones serán más altas.

 Así ha sido a lo largo de los más de 100 años de historia de los mercados financieros y es ciertamente difícil que cambie. 

El escenario inflacionista actual no cabe duda que afectará circunstancialmente a muchas empresas negativamente por el incremento de los costes y la presión de los márgenes, pero las buenas compañías cuyo modelo de negocio y situación competitiva permita trasladar el incremento de la inflación al precio de los productos y servicios que venden, resultará en buenas ventas “ahora”, y recuperación de márgenes y beneficios “mañana”. Por tanto, es razonable esperar que, siguiendo la elevada correlación entre los beneficios empresariales y las cotizaciones de las empresas, las bolsas tenderán a recuperar y superar los niveles alcanzados a finales de 2021 a medida que los beneficios también lo hagan.

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