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Análisis

Luces y sombras del nuevo tope europeo al gas

El límite de 180 euros/MWh impuesto al TTF no sirve de mucho porque es elevado y existen otros mercados, pero pone en solfa el ‘hub’ holandés

Instalaciones de gas en Wilhelmshaven, Alemania
Instalaciones de gas en Wilhelmshaven, AlemaniaPOOL (REUTERS)
Carmen Monforte

El pasado mes de agosto los precios del TTF holandés, el principal índice de referencia del gas natural en Europa Occidental, se situó por encima de los 200 euros/MWh (hasta 346 euros/MWh el día 26). Esas cotizaciones venían a coincidir con los aprovisionamientos de gas que la Unión Europea impuso a los países miembros para evitar un problema de suministro tras el cierre definitivo del grifo del combustible ruso. Para comprender la dimensión del dato, es preciso recordar que ese precio se situaba en enero de 2021 en 16,7 euros/MWh, y en enero de este mismo año, antes de la invasión de Ucrania por Rusia, en 83,7 euros/MWh.

Dado el efecto que el precio del gas tiene sobre la inflación y, por tanto, en las economías europeas, los socios comunitarios se plantearon aplicar alguna medida para poner coto a lo que se consideró una clara especulación, si no manipulación, del TTF. Tras un largo tira y afloja, los países han alcanzado esta semana un acuerdo para fijar un precio tope al gas en dicho hub, por encima del cual se impiden las transacciones. No confundir este tope con el derivado de la llamada excepción ibérica, un mecanismo que Bruselas autorizó la pasada primavera a España y Portugal para evitar los ingresos extraordinarios que las energías renovables, nuclear e hidráulica se embolsan cuando la tecnología más cara (esencialmente, el gas) marca el precio marginal en el pool eléctrico. En puridad, el tope (cuando las ofertas casadas superan de media los 48,8 euros/ MWh) no se aplica al gas (que recibe el precio que pide), sino al resto de energías, que son minoradas.

Frente a lo que muchos puedan pensar, la solución ibérica, que caduca en junio, no se ha ampliado al resto de la UE, sino que en la vida de los ciudadanos europeos ha surgido un nuevo tope al gas, con reminiscencias financieras, mucho más complejo de entender y de explicar. Entre otras razones, porque el acuerdo –en forma de reglamento– aprobado esta semana por la Comisión Europea está pendiente de publicación. Se sabe que el pacto fija en 180 euros/MWh durante tres días laborales el precio máximo de los futuros a un mes, tres meses y un año en la compraventa de gas para que el algoritmo deje de funcionar. También cuando la diferencia entre el precio del TTF a un mes y los precios medios de los principales índices mundiales supere los 35 euros/MWh.

No hubo ningún problema entre los socios comunitarios en acordar esta intervención del mercado (la mínima posible –coincidieron–) con la fijación de un cap. Pero el consenso se torció cuando hubo que poner una cifra sobre la mesa: los países meridionales exigieron un tope bajo, pues, de lo contrario, consideraban que la medida sería ineficaz, pero Alemania llegó a reclamar 275 euros/ MWh. ¿Por qué un límite tan alto? Según distintas fuentes, porque el precio medio del gas que Alemania tiene almacenado para garantizar el suministro invernal fue adquirido por encima de los 200 euros/MWh. Impedir ahora su venta por debajo de ese precio supondría unas pérdidas que derivarían en una nueva crisis.

Las mismas fuentes opinan que en el caso de España, Portugal e Italia la situación es muy diferente. Italia actúa en una situación de cuasi monopolio; Portugal es un consumidor pequeño (entre 4 y 5 bcm) y España tiene su sistema gasístico sobredimensionado y de su retribución se financia con la factura de los consumidores.

La situación de las empresas en Alemania, el país más afectado por los efectos de la guerra de Ucrania, con dos grandes gasoductos (el Nord Stream I y II, con 55 bcm de capacidad) paralizados, es altamente delicada. Este martes, el Gobierno de Olaf Scholz aprobó el rescate de Uniper con una aportación de capital de 36.000 millones de euros, que se suma a la intervención hace unos meses de la filial de la rusa Gazprom en el país. Uniper fue el fruto de la segregación de Eon (sí, la eléctrica alemana que quiso comprar Endesa, con una opa que duró dos años) en una sociedad a la que se aportaron los activos malos (carbón y nuclear) y el negocio mayorista de gas heredado de la histórica Ruhrgas.

Algunos opinan que un tope muy alto es un arma de doble filo

Con esos mimbres, pocos creen que el acuerdo salomónico de los 180 euros/MWh vaya a servir para algo. Ni siquiera el propio Gobierno español, que ha enarbolado la bandera de una victoria pírrica. Por un lado, es poco creíble que el gas vaya a alcanzar esa cotización (hasta ahora, la ha superado pocas veces) y, por tanto, no se aplicará; por otro, si hay acuerdo entre un vendedor y un comprador a esos precios, siempre pueden recurrir a los OTC, plataformas de mercados no organizados ni supervisados donde se pueden realizar operaciones, sin tener que dar cuenta del precio pagado por un gas que se puede entregar en Holanda o cualquier otro país.

Hay quien abriga el temor de que un tope muy alto es un arma de doble filo que puede tener el efecto contrario al perseguido, haciendo que los precios puedan alinearse en dichos límites. Sobre ello hay distintas teorías. La de aquellos que piensan que operadores dispuestos a pedir, por ejemplo, 105,7 euros/MWh (el precio de ayer) tendrán el incentivo a pedir hasta el nuevo límite de los 180 euros/MWh. Otros no lo ven así y argumentan que el TTF es un mercado secundario y que no se puede olvidar la oferta y la demanda. En estos momentos, los países de la UE, que cometieron el error de aprovisonarse de golpe, tienen sus almacenamientos a rebosar.

Alemania no podía aceptar un tope bajo porque tiene almacenado gas a un precio medio superior a los 200 euros/MWh

En cualquier caso, el objetivo de Bruselas, tal y como se deduce del proyecto de reglamento publicado hace más de un mes, es acabar con el TTF, pues está “distorsionado (...), no refleja la realidad” y está contaminando los precios. En pocos años, el hub holandés ha logrado una enorme liquidez y se ha convertido en el índice de referencia principal tras desbancar al británico NBP (National Balancing Point).

Según los expertos, es más factible este objetivo de desbaratar el TTF que el de lograr una bajada de los precios del gas por esta vía, pues el límite es elevado y las rendijas de los OTC están ahí. En cualquier caso, como la gran mayoría de las medidas de emergencia acordadas por la Unión Europea para aliviar la crisis energética, son temporales. El del nuevo tope al gas, concretamente, caduca en un año. Además, en el espíritu de los países sigue habitando el temor a cualquier intervención de los mercados.

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Sobre la firma

Carmen Monforte
Es redactora de Energía de Cinco Días, donde ocupó también los cargos de jefa de Especiales y Empresas. Previamente, trabajó como redactora de temas económicos en la delegación de El Periódico de Cataluña en Madrid, el Grupo Nuevo Lunes y la revista Mercado.

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