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Tribuna
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Un año en el metaverso: retos y oportunidades para bufetes

Los desafíos en la construcción de estos nuevos ámbitos virtuales son enormes desde muchos puntos de vista

GETTY IMAGES

El término metaverso se utilizó por primera vez en una novela de 1992 llamada Snow Crash, del escritor de ciencia ficción estadounidense Neal Stephenson, en la que se describía una especie de dominio de realidad virtual en el que era posible realizar las mismas cosas que hacemos hoy en día fuera de casa, pero sin movernos de la habitación. Era, en líneas generales, un sinónimo de ciberespacio.

En la actualidad, el vocablo se usa para designar al conjunto de universos virtuales que están surgiendo y desarrollándose como consecuencia de la combinación de las tecnologías de realidad virtual, que llevan décadas desarrollándose, y la descentralización introducida por la tecnología blockchain. La llegada de las nuevas tecnologías de protocolo distribuido (de las que blockchain es una variedad) a partir del año 2008 posibilitó la constitución y transmisión, en estos ámbitos virtuales, de verdaderos derechos cibernéticos, que en la legislación europea reciben el nombre de criptoactivos. NFT, DAO, criptomonedas, son algunas de las nuevas instituciones del nuevo ordenamiento jurídico algorítmico que está surgiendo en el ciberespacio, y que hace que los metaversos sean un espacio cada vez más atractivo para el abogado y para el jurista en general.

Con todo, los retos en la construcción de estos nuevos ámbitos virtuales son enormes desde muchos puntos de vista. Por un lado, nos hallamos aún lejos de una experiencia de usuario sencilla. En muchos de los metaversos es necesario portar dispositivos físicos como gafas de realidad virtual o aumentada, mientras que en los metaversos descentralizados (como Decentraland o The Sandbox es necesario disponer además de un wallet o monedero con el que poder identificarse y hacer acopio de los activos digitales que se vayan adquiriendo. Además, la interconexión de todos estos metaversos entre sí es aún parcial e imperfecta, sin que todavía haya podido cumplirse plenamente el objetivo de crear un único Metaverso (singular y con mayúsculas) a partir de todos ellos.

Con todo, las oportunidades de este nuevo ámbito son enormes. Y después de un año en el metaverso de Decentraland y Gather, extraigo estas lecciones por si pudieran ser de utilidad para mis compañeros.

Primero, los metaversos se configuran como un canal adicional para la entrega de servicios legales. Se prevén unas cifras de negocio en este ámbito de unos 26.000 millones de euros para 2026.

Segundo, el trabajo en remoto se enriquece enormemente en el momento que se ofrecen capas de realidad virtual o aumentada. De igual forma, otras plataformas como Gather, sin ser un metaverso desde el punto de vista estricto, te ofrecerán una experiencia gamificada de una oficina lo suficientemente buena. Esto del metaverso no es café para todos, así que adecua tu presupuesto a tus necesidades reales.

Tercero, los compañeros de la firma agradecen esta forma de trabajar sin desplazamientos físicos a la oficina, lo que permite captar talento de cualquier parte del mundo. En estos momentos estamos incorporando perfiles mixtos abogado y programador, muy difíciles de encontrar en un formato presencial.

Cuarto, la gobernanza de muchas corporaciones se ven también enriquecidas ( por ejemplo, consejos de administración y junta de socios) por la experiencia en el metaverso.

Quinto, el metaverso es solo la parte visible del iceberg. Debajo se desarrolla una revolución silenciosa: las DAO (organizaciones autónomas descentralizadas) y los NFT, que serán material para nuevos artículos.

Y por último y para terminar: no te creas nada de lo que te digo, cacharrea por ti mismo, créate un wallet, investiga..., pues estamos asistiendo a un cambio de paradigma a todos los niveles. ¿Estás dispuesto a perdértelo?

Vicente Ortiz Alonso CEO de Vicox Legal

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