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La importancia de la tecnología para emprender en educación

Global Alumni, ejemplo de adaptación a la formación online

Getty

Cuando llegó la pandemia, muchos profesionales nos tuvimos que reinventar de la noche a la mañana. No solo había que hacer frente a la situación sanitaria, ya de por sí dramática, sino también al día a día en lo profesional. Todo había cambiado. Nunca mejor que en ese momento para aprender de Charles Darwin y su teoría de que las poblaciones evolucionan durante el transcurso de todas las generaciones, en un proceso que se conoce como selección natural.

Sin pensar en Darwin, porque en esos momentos de incertidumbre no daba tiempo a nada, tuvimos que adaptarnos. En mi caso, no me quedó más remedio que volver a aprender a utilizar el PowerPoint. Durante los últimos 15 años he dado conferencias y diferentes formaciones sin esta herramienta de Microsoft. Pero ahora, si quería seguir facturando, tenía que cambiar. Nadie iba a aguantarme una hora viendo solo mi cara mientras miraba a una cámara. No pagarían por eso. Hacía falta algo diferente.

Hasta este momento, daba mis charlas en escenarios sin ningún apoyo, solo mi imagen y yo hablando y moviéndome delante del público. Ahora eso era imposible, había que hacer algo nuevo. Estamos hablando de formación online, que tiene que ser atractiva.

Las escuelas de negocios, que ya impartían algo de formación online, se pusieron manos a la obra. Ahora muchas ya no quieren volver a lo presencial, porque lo digital les resulta mucho más cómodo y rentable.

Lo importante de los formadores no es solo que transmitamos nuestro conocimiento a los demás, sino que lo adquiramos también para nosotros. Y buscando cómo ampliar mis conocimientos, online, me encontré con Global Alumni que oferta información de diferentes universidades.

Entre sus centros destaca el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Allí me lancé de cabeza para recibir un curso de comunicación persuasiva. Y como mi inglés deja mucho que desear, lo estudié en español, con compañeros de otros países de habla hispana.

Global Alumni es una empresa educativa fundada por Pablo Rivas, su CEO. Empezaron en 2014 trabajando con las mejores universidades del mundo, para derribar las barreras del idioma y hacer accesibles los conocimientos los profesionales de todos los sectores laborales.

Pablo Rivas es uno de esos emprendedores visionarios que no solemos sacar en los medios de nuestro país, porque parece que solo lo hacen bien los extranjeros.

La idea de la empresa surgió mientras realizaba su EMBA en el IESE. Se dio cuenta de que asistir presencialmente a muchas de las clases no aportaba un valor diferencial. Por ello, centró su trabajo de fin de máster (TFM) en cómo transformar digitalmente la educación superior y de posgrado, para romper las barreras del espacio y del idioma.

Duros inicios

A partir de aquí, ocurrió algo que no es demasiado habitual, porque un TFM se convirtió en un proyecto real de éxito, Global Alumni, cuando casi nadie hablaba de educación online en nuestro país. Pusieron en marcha la empresa en el salón de la casa de Pablo.

Hay varios retos a los que se ha tenido que enfrentar Pablo Rivas, como otros emprendedores. Lo primero es superar el miedo inicial de dejar lo que estás haciendo para llevar a cabo tu proyecto.

El segundo reto consiste en lograr que la empresa sea viable y, por último, gestionar o digerir el propio crecimiento. Global Alumni cuenta con la sala de telepresencia inmersiva más grande del mundo, compuesta por decenas de televisores donde el profesor puede interactuar en tiempo real con sus alumnos en cualquier punto del planeta. Esta sala está ubicada en Boston, pero disponen de otras tres más en Chicago, Madrid y Barcelona.

Esto permite evitar desplazamientos, contar con profesorado para el mundo entero, multiidioma. Se rompe la barrera del idioma de forma inmediata, lo que mejora el papel del docente y le da más herramientas y capacidades para que el alumno aprenda más y mejor.

En su primer libro, Aprender a desaprender. Transformando la educación superior, nos cuenta cómo el actual sistema educativo nos ha traído hasta aquí y por qué debe cambiar si queremos seguir avanzando. De momento, nos queda recordar a Darwin cuando nos decía que no sobreviven los más fuertes ni los más rápidos, sino los que mejor se adaptan. Pablo Rivas es uno de esos ejemplos. Veremos otros.

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