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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Operación corporativa o paciencia? Un veterano del M&A tiene la clave en Grifols

Steven Mayer aterriza en la presidencia ejecutiva del laboratorio en plena crisis por la elevada deuda y el hundimiento de la acción

Alfonso Simón Ruiz

El nuevo presidente ejecutivo de Grifols, Steven Mayer, quien tiene una amplia experiencia en operaciones corporativas a nivel global, aterriza en la dirección el laboratorio justo en el momento en el que siguen resonando en el mercado las alternativas como una ampliación de capital y la entrada de nuevos socios para atajar los problemas bursátiles y recortar la deuda del fabricante de medicamentos plasmáticos.

Mayer es un veterano ejecutivo del capital riesgo, concretamente en Cerberus, uno de los grandes fondos mundiales. Se sumó a Grifols en 2011 porque fue el encargado de gestionar la segregación de Talecris de Bayer, una empresa dedicada a los hemoderivados que compró Grifols. Desde entonces es consejero de la multinacional catalana, así que conoce bien este particular subsector farmacéutico.

El principal problema al que se enfrena Mayer es el elevado endeudamiento de Grifols, ya que la deuda financiera neta alcanza los 8.994,1 millones de euros y la ratio de apalancamiento se sitúa en nueve veces el ebitda, cuando el compromiso del laboratorio es rebajarlo a la mitad.

Desde luego, el perfil del exdirectivo de Cerberus invita a pensar en que podría plantear alguna operación. En los últimos meses se ha hablado de una ampliación de capital que ayude a reducir la deuda, algo que el mercado ha descontado de la acción, que se ha desplomado casi un 50% en lo que va de año y un 70% desde el inicio de la pandemia.

Precisamente lo que dificulta una ampliación de capital al uso es la depreciación del precio de la acción. Es complicado que los accionistas avalen una inyección de capital con el precio de la acción a 8,65 euros, cuando en máximos alcanzó los 33 euros en 2020 en los títulos de clase A, mientras Grifols era la niña bonita del Ibex. Entre la banca de inversión se llegó a especular también con la entrada de algún gran fondo en el capital con la intención de realizar una opa de exclusión acordada con la familia Grifols, una opción que se encuentra con el mismo problema de la baja valoración bursátil.

Steven F. Mayer, presidente ejecutivo de Grifols.
Steven F. Mayer, presidente ejecutivo de Grifols.

El nuevo presidente toma también los mandos ejecutivos de la compañía, unas funciones que su predecesor Víctor Grífols había cedido a su hijo Víctor y a su hermano Raimon, los dos consejeros delegados. Habrá que comprobar ahora cómo se reparten los papeles en esa extraña dirección tricéfala, ajena al funcionamiento habitual de cualquier gran cotizada.

También se abren interrogantes sobre el gobierno corporativo, ya que Mayer se ha convertido en la primera persona sin el apellido de la saga en asumir la presidencia en 82 años, en un laboratorio en el que la familia y algunos veteranos directivos controlan 35% del capital. En el consejo de administración, compuesto por 12 miembros, el anterior presidente se sentará como dominical junto a los dos consejeros delegados de la familia y Tomás Dagá, consejero externo y asesor de la empresa a través del despacho Osborne & Clarke.

La farmacéutica no ha dado muchos detalles sobre el papel ejecutivo de Mayer, pero si no hay cambios adicionales, deberá trabajará codo con codo con los dos consejeros delegados para llevar adelante el plan estratégico.

Las opciones que deshojará Mayer podrían consistir en una ampliación de capital, la entrada de un socio, buscar algún compañero de viaje en alguna filial (como hizo el laboratorio con el fondo soberano de Singapur GIC en EE UU), la venta de algún negocio o la salida de algún país.

A la espera de posibles movimientos, la empresa confía en una recuperación clara del negocio en los próximos meses, donde hay una fuerte demanda. Una vez que se ha recuperado la recolección de plasma –la materia prima para la elaboración de sus medicamentos– tras las restricciones sanitarias por el Covid-19, el coste de fabricación se está relajando. Las previsiones recogidas por Bloomberg confirman esa mejoría y elevan un 12% la facturación y un 80% el beneficio neto para el año que viene. Asimismo, la empresa ha insistido en que tiene esperanza en los productos en I+D procedentes de su reciente adquisición de Biotest a medio plazo y que no tiene vencimientos de la deuda hasta 2025, por lo que de momento apuestan todo a la paciencia de los inversores.

Está por ver si el nuevo presidente ejecutivo sigue ese camino de pedir paciencia a los inversores o busca una solución alternativa.

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Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.

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