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Alimentación, el consumidor inteligente como eje del negocio

Una industria lista para la revolución que viene. La digitalización es la tarea pendiente; la innovación, una de las palancas del desarrollo, y el cliente, un fiscal implacable en sostenibilidad y alimentos saludables

Campo de cultivo.
Campo de cultivo. GettyImages

Innovación y tradición, más tecnología y una producción más sostenible, pero también un consumidor más exigente y consciente de sus decisiones sobre la cesta de la compra y los alimentos saludables. La industria de la alimentación y las bebidas se prepara para la revolución que viene.

En los próximos años, el sector enfrentará “una doble transición, saludable y sostenible, tanto por la exigencia de un consumidor cada vez más informado y sensible al impacto nutricional y medioambiental de los alimentos que consume, como por las numerosas iniciativas normativas y regulatorias que se están adoptando en el ámbito nacional y comunitario para impulsar esta doble transición”, asegura Enrique Porta, socio responsable de consumo y retail de KPMG en España.

Desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) destacan también la importancia de avanzar en sostenibilidad sin perder en competitividad; fomentar la innovación y progresar en la digitalización del sector, y aumentar la ya importante presencia internacional impulsando las exportaciones y apoyando el trinomio gastronomía-turismo-alimentación.

Completar la digitalización hará al sector más eficiente y competitivo

“La innovación es una de las principales palancas de desarrollo, que se encuentra de forma transversal en el seno de las estrategias de negocio del sector. Una industria que siempre ha dado respuesta a las necesidades de los consumidores, poniéndoles en el centro de su actividad, y a través de la búsqueda de soluciones novedosas”, explican fuentes de FIAB.

Los consumidores, “cada vez más informados, exigentes y acostumbrados a los más altos estándares de calidad, sabor, textura y variedad, demandan estas máximas en los alimentos y bebidas que consumen”, añaden desde la patronal. Además, desde la pandemia la seguridad es una de sus principales preocupaciones, y “la industria de alimentación y bebidas en Europa es uno de los sectores más regulados; la seguridad de los productos está garantizada”, manifiestan desde FIAB.

A esta preocupación por la seguridad se suma una tendencia creciente por “una alimentación más saludable, más consciente y en la que el consumidor lee el etiquetado nutricional de los alimentos y, a la vez, valora mucho más el producto fresco, local y de temporada”, señala Andrea Calderón, profesora de Nutrición de la Universidad Europea y secretaria científica de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca).

Más que etiquetas

Las declaraciones nutricionales y saludables más tenidas en cuenta por el consumidor medio son “100% natural”, “sin azúcares añadidos”, “bajo en grasa”, “sin aditivos”, “ecológico” y “apto para veganos”, según un informe de Ainia Consumer sobre opinión del consumidor y consumo de alimentos.

Este aspecto ha generado un crecimiento de productos vendidos como saludables bajo publicidad engañosa y reclamos tales como “light, 0%, fitness”, que generan confusión y hacen creer que son productos saludables.

Calderón detecta también que, “debido al ritmo de vida tan ajetreado y la dedicación de menos tiempo a la compra y a la cocina, están creciendo cada vez más los productos procesados saludables o de apariencia saludable como alternativa a la comida rápida y procesados de baja calidad. El alza de la oferta de productos o platos preparados saludables es cada vez mayor en los supermercados”.

Un informe de consumo alimentario de España refleja “un alza del 11,3% del consumo de platos preparados –cerca de 20 kilos per cápita al año–”, apunta la nutricionista. Igualmente, “los restaurantes de servicio a domicilio de comida saludable no paran de crecer y hacerse hueco en las apps de comida a domicilio”, subra­ya Calderón.

En relación también con el consumidor y con el desarrollo de los canales digitales, “las fronteras en la cadena de valor del sector se difuminarán cada vez más”, opina el experto de KPMG Enrique Porta.

Los datos

Alimentación y bebidas es el primer sector de la economía española, da empleo a casi 500.000 personas y tiene más de 30.000 empresas, el 96% de ellas, pymes, según datos de FIAB. Desde 2014 ha reducido en un 8,2% sus emisiones y ha mejorado su eficiencia energética en un 13,4%.

“Este proceso ya está en marcha a través de movimientos que suponen una disrupción en los esquemas tradicionales de comercialización y que previsiblemente se acentuarán en los próximos años: supermercados ofreciendo platos preparados –territorio natural de la restauración–, restaurantes conquistando el hogar del consumidor –territorio natural de la distribución alimentaria–, fabricantes vendiendo directamente al consumidor o creando restaurantes virtuales, etc.”, agrega Porta.

Es un hecho que los ciudadanos exigen a las empresas que sean responsables con el entorno, por lo que “el futuro de la industria de alimentación y bebidas pasa por la sostenibilidad y la digitalización, y esta siempre ha sido un reto para el sector. Incorporarla siempre nos hace más eficientes, más competitivos”, reconocen desde FIAB. Tecnologías como el blockchain son uno de los principales reclamos.

Compra de productos frescos.
Compra de productos frescos. Getty

Lo tradicional, fresco, local y de temporada está de vuelta

Entre las tendencias que ya se adivinan en el área de alimentación y consumo, “los compradores se interesan cada vez más por mejorar sus elecciones alimentarias y valoran mucho más lo tradicional, el producto fresco, local y de temporada”, anticipa Andrea Calderón, de la Universidad Europea. Estas tendencias se resumen en:

Vuelta a lo tradicional. Los platos de siempre, conocidos como la cocina de la abuela: platos de cuchara, de cocción lenta y preparados con alimentos locales.

Prioridad a los alimentos locales, de temporada o concepto one health. Se procura hacer la compra en mercados de toda la vida, de origen España y también de productos ecológicos, aunque no sean realmente mejores alternativas ni para la salud ni para el medio ambiente.

Tendencia veggie o alimentación vegana, vegetariana o flexitariana (reducir el consumo de alimentos de origen animal). 5,1 millones de españoles se consideraban veggies en 2021, 2,1 millones más que en 2017, según un informe de la consultora Latern.

Alimentación saludable y natural. Tendencias como realfood o comida real están calando en la población, que desecha cada vez más productos procesados de baja calidad nutricional. En este aspecto, “las redes sociales han tenido un importante papel, sobre todo en las generaciones más jóvenes, que buscan una alimentación más natural”, concluye Calderón.

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