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Los autobuses y la revolución del 5G

Los desplazamientos colectivos miran hacia un horizonte más seguro, digital y sostenible

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Vehículos autónomos, infraestructuras conectadas y cero emisiones. Estas son las claves de lo que serán los autobuses en un futuro no muy lejano, en el que el sector afrontará un gran reto para posicionarse como elemento transformador de la movilidad. Para ello, el 5G y la inteligencia artificial serán fundamentales, según representantes del transporte por carretera, que auguran un antes y un después en la forma de entender el funcionamiento del autobús en los próximos años.

El presidente de Confebus, la Confederación Española de Transporte en Autobús, Rafael Barbadillo, destaca que la implantación del 5G traerá consigo la digitalización completa del sector, que no solo facilitará la incorporación de ve­hícu­los sin conductor, sino también la capacidad de crear sistemas de transporte intermodales más eficientes y flexibles.

En esta línea, la delegada general para la Unión Europea de la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU, por sus siglas en inglés), Raluca Marian, considera que la digitalización supone un “enorme aumento de la eficiencia y, por tanto, una reducción de los costes”. “Los vehículos automatizados del futuro, apoyados por sistemas de inteligencia artificial, contribuirán a que los viajes sean más fáciles, seguros y eficientes, con una mayor satisfacción del pasajero”, señala, recordando que estos avances deben ir de la mano de un adecuado marco jurídico.

El hidrógeno será uno de los protagonistas de su descarbonización

A día de hoy, en España ya existen pruebas con vehículos de este tipo: Alsa estrenó en 2020 su primer autobús autónomo con pasajeros, 100% eléctrico, en un campus de la Universidad Autónoma de Madrid. Asimismo, la compañía Avanza y el Ayuntamiento de Zaragoza quieren hacer lo mismo a nivel urbano, gracias a una iniciativa impulsada por los fondos europeos de recuperación Next Generation EU, tras el impacto de la crisis del Covid-19 en la movilidad.

En este sentido, Barbadillo sostiene que, en un principio, las ayudas comunitarias se vieron como una oportunidad, pero que no han cumplido las expectativas. Destaca que las empresas que operan en entornos interurbanos no pueden acceder a esos fondos concretos porque no hay posibilidad de implantar el vehículo eléctrico fuera de las ciudades, lo que conforma otro de los desafíos más importantes de cara a la descarbonización. Frente a ello, el presidente de Confebus apunta al uso de hidrógeno como tecnología alternativa, que está en desarrollo.

En el marco de las urbes, Barbadillo indica que los autobuses eléctricos se están incorporando “de forma acelerada”. En concreto, Madrid, donde predominan los buses de gas natural, puso en marcha en 2020 tres líneas de cero emisiones y acaba de adjudicar la compra de 150 autobuses eléctricos, tras obtener 50 el año pasado; mientras, Barcelona contempla la incorporación de 233 buses eléctricos y 46 de hidrógeno, en base a sus planes de movilidad vigentes hasta 2025.

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Elemento vertebrador

El autobús es el modo de transporte colectivo más importante para la conectividad de España, sobre todo para las zonas rurales, y es el menos contaminante en términos de gases de efecto invernadero, un 13% por debajo del tren. Sin embargo, emite 68 gramos de CO2 por pasajero y km, por detrás del modo ferroviario, según un informe de KPMG.

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