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La economía será más conectada pero con las mismas fuentes

España tendrá en los próximos años más servicios digitales, más tratos comerciales con el entorno cercano y un sector agrícola más industrializado. Sin embargo, la riqueza nacional continuará sustentándose en el turismo y en los servicios

Crecimiento del tamaño de las empresas
Infografía: Belén Trincado
Marta Yoldi

La economía española es una economía de servicios, como en general lo son las de los países desarrollados. El sector servicios o terciario representa el 74% del PIB español, sin contar la construcción, que aporta poco más del 6% a la riqueza nacional. La industria supone el 16%, frente a casi el 30% que alcanza en Alemania, y el sector primario, es decir, la agricultura, el 3,4%. Si hay un subsector que pesa en el conjunto de los servi­cios es el turismo, que en 2022 y una vez superada la crisis sanitaria se prevé que sea el 10,8% del PIB.

Y esta distribución va mantenerse en las próximas décadas. Las fuentes de nuestra economía no van a cambiar más que un punto más o un punto menos en participación total. El turismo va a continuar siendo un motor de primera de nuestra economía y del sector servicios, donde muchas de sus actividades se solapan con este subsector, defiende Antonio Pedraza, presidente de la comisión financiera del Consejo General de Economistas de España (CGE).

Aunque todo avanza y dentro del propio sector turístico se están produciendo novedades que se afianzarán en los años que vienen. “El modelo de sol y playa va a seguir siendo esencial, pero se están desarrollando otras formas turísticas como la cultural, la gastronómica o la de eventos, con mucha fuerza”.

También es importante otro cambio en esta actividad económica. “Se está empezando a vencer la temporalidad y los turistas ya acuden más en otoño y en primavera y no solo masivamente en verano”, añade Pedraza. Este sí cree que hay un sector que evoluciona, y más que lo hará en el futuro, y es el agrícola: “Se está industrializando y su papel en las exportaciones españolas va a más. Este sector es, junto con el tecnológico, una de las fuentes potentes de las ventas al exterior”.

El director de coyuntura de Funcas, Raymond Torres, opina lo mismo en cuanto a la estructura de nuestra economía. “Si observamos las tendencias, el PIB español va a continuar sustentándose en las mismas actividades que hasta ahora, no va a haber ninguna disrupción y el turismo tendrá el importante atractivo del que goza ahora”. Lo cual no significa que el discurrir económico del país se mantenga exactamente igual en el corto y medio plazo y que haya aspectos que no cambien sobre lo que ya hay.

El experto de Funcas asegura que España va a tener una mayor internacionalización hacia Europa, “ya no va a ser tan global como lo ha sido en los últimos años y se van a estrechar más los vínculos hacia los países cercanos en cuanto a las relaciones comerciales”.

La digitalización de la producción ha llegado fuerte a algunos sectores

Otro cambio que apunta Torres se refiere a la digitalización. “La tendencia es que habrá producción de servicios digitales en más sectores”. En automoción, por ejemplo, se está apostando desde ahora mismo por digitalizar la producción y también por la sostenibilidad, como ocurre igualmente en el subsector de bienes de equipo. La crisis en la cadena de suministros ha modificado el statu quo y eso puede favorecer a nuestro país, “el cual, por sus menores costes de producción, sobre todo laborales, puede ser un foco de localización de industrias”. El experto también señala cambios en el modelo energético, con un claro dominio en un futuro ya cercano de las renovables.

Respecto al mundo empresarial, la realidad está en un movimiento que irá acelerándose en estos años. Raymond Torres destaca que, “si se está produciendo algún avance, es el de la conectividad. Es un cambio paradigmático por la propia transformación digital que redunda en un gran potencial para los negocios”.

Las nuevas tecnologías, además del cambio climático, las tensiones geopolíticas, pandemias y globalización, “marcarán la vida de la actividad de las empresas españolas en los próximos años”, según el presidente del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España (ICJCE), Ferrán Rodríguez. “Los auditores creemos que uno de los elementos que jugará un papel clave en todas estas megatendencias, y que va a vivir su propia revolución, es la información corporativa y su verificación”, afirma Rodríguez.

El marco legal y las empresas tendrán que adaptarse y ofrecer una información diferente tanto en el ámbito financiero como en el no financiero. El presidente del ­ICJCE explica que un ejemplo es la sostenibilidad, “sobre la que se están gestando en la UE una serie de directivas, como la de información sobre sostenibilidad, la de los bonos verdes o la de diligencia debida, que van a generar un cambio drástico en la obligación de reporte que las instituciones van a tener que ­cumplir”.

Las transformaciones que se están produciendo afectan y afectarán especialmente a los perfiles profesionales más demandados. Tanto Ferrán Rodríguez como Raymond Torres coinciden en que se va a dar “un salto cualitativo” tanto en formación como en organización del trabajo. Esta tiende a ser más horizontal y a dar valor a la capacidad de innovación y de trabajo en equipo.

Las áreas de inteligencia artificial y la automatización de los procesos son ya principales y así lo reflejan los datos. Un estudio hecho público el pasado mes de mayo por la Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo) indica que el 96% de los titulados en informática y el 92% en ingeniería, industria y construcción están trabajando cinco años después de graduarse con la mayor calidad en su inserción laboral (duración de los contratos, puestos de alta cualificación y más salario neto).

Preparación digital en la media mundial

Los índices internacionales que miden el grado de preparación de un país para el desarrollo digital sitúan a España en la media mundial y ligeramente por encima de la media de la Unión Europea.

Por su parte, la Fundación Cotec, en un informe reciente realizado en colaboración con Iseak, concluye que las ocupaciones con una demanda cada vez más creciente son “las que requieren una mayor cualificación: técnicos y profesionales científicos e intelectuales, técnicos y profesionales de apoyo, directores y gerentes”.

Por el contrario, las ocupaciones que están decreciendo desde finales del siglo XX son las de los trabajadores de la industria manufacturera y la construcción, artesanos y ocupaciones elementales.

La economía del futuro es objeto, asimismo, de la preocupación oficial. El Gobierno elaboró el año pasado un informe titulado Fundamentos y propuestas para una estrategia a largo plazo, con la vista puesta en el año 2050. El texto, realizado con la aportación de más de un centenar de expertos de la Autoridad Fiscal Independiente (Airef), el Banco de España y la Comisión Europea, examina los desafíos del país y propone medidas para llegar a la mitad del siglo como un país “competitivo, innovador y equitativo”.

En el apartado económico, el informe subraya uno de los lastres que hay que combatir: el bajo nivel de productividad de la economía, que afecta a todos los sectores. Como se produce menos riqueza, los salarios son más bajos y hay menos competitividad que en los países de nuestro entorno. El cálculo que se realiza es que, en 2050, hay que aumentar este factor, el de la productividad, en un 50% sobre el actual.

Las cifras

10,8% es el peso que el turismo tendrá en el PIB en 2022, una vez superada la crisis sanitaria.

48% de la población activa española solo cuenta con estudios de la ESO.

Al ser una estrategia a tan largo plazo, las propuestas son más bien enunciativas, pero destacan los conceptos que se señalan como esenciales para aumentar productividad y competitividad: apuesta por la formación de los ciudadanos en general y de los trabajadores en particular, ya que un 48% de la población activa cuenta solo con la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) o incluso menos, y “una fuerte modernización de nuestro tejido productivo”.

La elevada presencia de empresas pequeñas y la escasez de medianas, así como el reducido tamaño de las empresas de nueva creación son dos hándicap fundamentales para que nuestra economía sea productiva, según el informe. Así lo cree el economista Antonio Pedraza, quien explica que en Europa se va a tamaños más grandes, 15 o 16 empleados como mínimo.

Las organizaciones empresariales también apuntan al pequeño tamaño de las compañías como un gran problema económico y reclaman menos trabas burocráticas para aumentar las plantillas. Cepyme ha cuantificado en casi 20 trámites, contables, laborales y tributarios, los necesarios para pasar de pequeña a mediana empresa.

Una población más longeva es el gran reto económico

La esperanza de vida en España, 83 años de media, es una de las más altas del mundo, concretamente la tercera más elevada después de las de Suiza y Japón. Este gran avance humano viene acompañado, no obstante, de importantes retos para la economía. Se calcula que en las próximas tres décadas el gasto público en pensiones aumentará hasta cinco puntos en el PIB y el gasto sanitario, hasta un punto.

La sostenibilidad del sistema público de pensiones está sobre la mesa desde hace tiempo, pero con más intensidad en los últimos años, ya que las previsiones para los trabajadores que se jubilen a partir de 2030 son más bien pesimistas en cuanto a la cuantía de su prestación y, por tanto, en cuanto a su nivel de vida.

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