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Transporte

Los transportistas ya sufrían un alza de costes del 10% antes de la guerra en Ucrania

El gasoil pesaba un 31,3% a 31 de enero, frente al 26,5% de un año antes

Gasto combustible
Infografía: Belén Trincado
Javier Fernández Magariño

El transporte pesado de mercancías por carretera llegó a la crisis generada por la invasión rusa de Ucrania cargando con una notable subida de costes, cercana al 10% entre el 31 de enero de 2021 y la misma fecha de 2022. La escalada en el precio del combustible estaba ya detrás de los males del sector. Así lo apunta el último observatorio de costes publicado por el Ministerio de Transportes, en el que también se apuntan medidas para la mejora de competitividad de un sector fuertemente atomizado.

El observatorio marca 140.608 euros de coste anual para un vehículo articulado de carga general, frente a los 128.455 euros a 31 de enero de 2021. Entonces la factura del combustible tenía un peso del 26,5% sobre el total en comparación con el 33,1% que los transportistas soportaron, sobre una base superior, justo antes del conflicto en Ucrania y que ha seguido creciendo en marzo.

La situación ha motivado fuerte contestación en las carreteras desde el pasado día 14, con paros de miles de vehículos pertenecientes a pymes y autónomos que protestan contra el trabajo a pérdidas. El observatorio de costes, de carácter consultivo y que la Plataforma en Defensa del Transporte de Mercancías por Carretera pide regular para marcar los precios del servicio de transporte, incluye una docena de cargas. Al margen del gasoil, otras partidas que pesan en la tarta de costes son la de personal (22% sobre los costes totales), amortización (11,7%) y dietas (10,6%).

El observatorio recomienda mejorar la organización empresarial, optimizar los recursos y aplicar más tecnología a la gestión

Pero es la variación en el precio del gasóleo la que crea los dientes de sierra en la gráfica histórica del sector. El precio medio del litro era de 1,09 euros a 31 de enero de 2021, subía a 1,38 un año después, y cuando el Gobierno accedió a bonificarlo el pasado jueves con un mínimo de 20 céntimos el litro, el precio medio era de 1,8 euros.

En la radiografía del sector, la subida de la cesta de costes ronda el 20% en los últimos seis años, frente a los 12,7 puntos de crecimiento interanual que ha sumado IPC general.

A por mayor competitividad

El observatorio recomienda recetas generales para aliviar la crisis del sector, como mejorar la organización empresarial, optimizar los recursos y aplicar más tecnología a la gestión. “Numerosos estudios indican que incluso en las empresas bien gestionadas hay siempre cierto margen para obtener mayores niveles de eficiencia, ahorros de costes y nuevas oportunidades para incrementar su calidad y competitividad”, se puede leer en el informe, “la combinación de nuevas estrategias de gestión empresarial incluyendo la labor comercial, explotación de vehículos, optimización de rutas y asistencia telemática ofrece una herramienta poderosa a las empresas del sector que deseen aumentar su productividad y rentabilidad”.

Reducir costes operativos pasa por evitar en lo posible el recorrido en vacío. Y es en este punto donde el observatorio pone en valor los acuerdos a largo plazo con los cargadores; conseguir circuitos cerrados de transporte, y planificar los retornos antes de iniciar el viaje de salida. El problema para los transportistas ha sido, hasta ahora, la dificultad para trasladar el encarecimiento del combustible en esa relación a largo plazo como subcontratas de las grandes plataformas de transporte o en relación directa con los cargadores.

El Real Decreto Ley 3/2022 interviene ahora fijando como obligatoria la revisión de costes en los contratos de transporte por la fluctuación del gasoil. También determina compensaciones por tiempos de espera no imputables al transportista que excedan una hora. Sobre este último punto, el observatorio de costes indica que “la colaboración de las empresas de transporte con los cargadores ofrece la posibilidad de reducir los tiempos muertos, al coordinarse mejor, y facilitar o reducir el número de operaciones de carga y descarga, mediante, por ejemplo, la adecuación de los muelles o la paletización de la carga”.

Otros consejos son la adquisición de los vehículos a través de centrales de compra y la financiación con recurso a sociedades de garantías recíprocas. También se hace hincapié en evitar la duplicación de seguros asociados a las mercancías gracias a la colaboración de transportistas y cargadores.

En cuanto al combustible, la fórmula apuntada para el ahorro es acudir a programas de fidelización de las estaciones de servicio y al autoconsumo en empresas con fuertes volúmenes de repostaje. Incluso se incide en el estado de los neumáticos, aconsejándose el recauchutado (reemplazar la banda de rodadura desgastada) y reescultura (retirar la goma de la capa de caucho existente para restaurar la profundidad del dibujo de la banda de rodadura) cuando sea posible.

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Sobre la firma

Javier Fernández Magariño
Es redactor de infraestructuras, construcción y transportes en Cinco Días, donde escribe desde junio de 2000. Ha pasado por las secciones de Especiales, Cinco Sentidos, 5D y Compañías siguiendo la información de diversos sectores empresariales. Antes fue locutor de informativos en la Cadena Cope, además de colaborar en distintos medios de Madrid.

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