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Cómo proteger los ahorros en tiempos de guerra

El dinero en cuentas y depósitos está protegido hasta 100.000 euros, pero perderá valor por el aumento del coste de la vida El retraso de la subida de los tipos para apoyar la economía mantendrá las rentabilidades del pasivo en mínimos históricos

El que era considerado el escenario más adverso y el menos probable, la invasión de Rusia a Ucrania, es una realidad desde el pasado 24 de febrero. A medida que el ataque se agrava, crece la incertidumbre y nadie sabe la duración ni el alcance que tendrá el conflicto bélico. De momento, lo que es casi seguro es que habrá menos crecimiento económico y más inflación como consecuencia de la subida de los precios de la energía. Aunque el nerviosismo se ha apoderado del mercado de las materias primas y de las Bolsas, los expertos aseguran que con los ahorros se puede mantener la calma porque no corren ningún riesgo por la guerra, aunque sí tocará seguir perdiendo poder adquisitivo por el impacto de la inflación.

Además, las remuneraciones del pasivo seguirán siendo escasas durante mucho tiempo. El Banco Central Europeo (BCE) ha enfriado las expectativas de una subida de los tipos de interés por el empeoramiento de las perspectivas económicas ante los riesgos geopolíticos. Prolongar la política de tipos cero vigente en la zona euro desde 2016 aleja cualquier posible mejora de las rentabilidades.

Depósitos hogares
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Hay mucho ahorro embalsado tras la pandemia. Los españoles guardan la cifra histórica de 960.000 millones de euros en cuentas y depósitos, casi 100.000 millones más que cuando estalló el Covid-19 en marzo de 2020, según los últimos datos del Banco de España a enero de 2022. Este dinero confiado a las entidades financieras está bien protegido. En primer lugar, los expertos destacan la solidez y solvencia del sistema financiero europeo y español en concreto. Pero, además, existen suficientes mecanismos de garantías bancarias, como el Mecanismo Único de Resolución (MUR) o la regulación y supervisión única, mientras se avanza en una plena unión bancaria.

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En toda la UE hay un compromiso legal de protección de los ahorradores con los fondos nacionales de garantía de depósitos, que, según se acordó, cubren hasta 100.000 euros por cliente y entidad. En los países no pertenecientes al euro, como por ejemplo Noruega o Suecia, se reembolsa la cantidad equivalente a ese límite en moneda local.

Los españoles guardan en los bancos un récord de 960.000 millones de euros

Es decir, que si un banco de la UE se declara en bancarrota y no puede devolver los depósitos, los ahorradores, independientemente de su nacionalidad o el país de residencia, recibirán su dinero íntegramente, incluidos los intereses devengados pero todavía no abonados, hasta ese tope de 100.000 euros. Solo el saldo que excede de esa cantidad está sujeto a un riesgo de insolvencia.

Desde el 1 de enero de 2021, los Fondos de Garantía de Depósitos (FGD) tienen hasta 10 días de plazo para el reembolso de los depósitos. Ese plazo se irá reduciendo hasta los 7 días laborales en enero de 2024.

“El dinero de los ahorradores goza de la misma protección en toda la UE. Desde la introducción del sistema de garantía de depósitos en la UE en 1994, los ahorradores han perdido exactamente cero euros sobre el límite de protección de 100.000 euros”, señalan desde la plataforma de depósitos europea Raisin.

Abundante liquidez

A raíz del ataque de Rusia a Ucrania, únicamente los bancos rusos y el Banco Central de Rusia tienen problemas por las sanciones y la congelación de sus activos. De hecho, Rusia ha impuesto un corralito al limitar a 10.000 dólares la retirada de efectivo en divisas. “En absoluto ocurre esto en el resto del mundo”, asegura tajantemente Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie, quien añade que “no hay ningún problema de liquidez en el sistema financiero europeo” que lleve a pensar en una retirada de los depósitos por el escenario bélico. Más bien es al contrario y la liquidez es abundante, con un exceso de 4,3 billones de euros en la actualidad.

Además, el BCE ha demostrado que es capaz de facilitar liquidez en momentos comprometidos. “Lo ha hecho, y eso nos debería generar mucha tranquilidad”, sostiene Josep Soler Albertí, delegado ejecutivo de EFPA España.

La liquidez en el sistema financiero es abundante, con un exceso de 4,3 billones de euros

El problema y una de las mayores preocupaciones para los ahorradores es la pérdida de valor del dinero que está en cuentas y depósitos por el aumento del coste de la vida. La inflación se ha disparado y seguirá escalando mientras continúe la agresión rusa a Ucrania. Funcas alerta de que la inflación media de España puede ascender hasta el 6,5% este año. La inflación –que alcanzó el 7,6% en febrero y no se descarta que pueda llegar al 10% en algún momento este año– actúa como un impuesto que disminuye el poder adquisitivo.

“La inflación, a los niveles actuales, está erosionando los ahorros invertidos en carteras conservadoras a pasos agigantados mientras no introduzcan más riesgo en las inversiones”, comenta Soler Albertí, y explica que “no deberían mantenerse depósitos por encima de 100.000 euros, no por el riesgo de perderlos en este escenario, que es muy remoto, sino por la pérdida de poder adquisitivo que la inflación produce en este tipo de productos”.

La inflación irá en aumento y seguirá mermando el poder adquisitivo de las familias

Por ejemplo, un ahorro de 20.000 euros con una inflación anual del 3% supone una pérdida de capacidad de compra de 600 euros. Los ahorradores deben, como mínimo, conseguir un rendimiento superior a la inflación para que su dinero no se devalúe. Sin embargo, la guerra ha alejado la expectativa de una subida de los tipos de interés y de animar las rentabilidades de los depósitos, que previsiblemente seguirán cercanas al cero mientras no haya una normalización monetaria clara.

Escasa rentabilidad

El alza de las tasas rectoras que sugirió en febrero el BCE para controlar los precios se retrasa para no lastrar el crecimiento de los países de la zona euro tras la contienda. Las economías estaban empezando a recuperarse de la pandemia de Covid-19 y ahora el panorama económico es más sombrío. El BCE afirma que cualquier ajuste en los tipos se hará algún tiempo después del final de las compras de deuda, algo que podría ocurrir en el tercer trimestre. Así, de los dos movimientos al alza previstos por los analistas en 2022, el mercado ahora únicamente espera que se produzca uno a finales de año. Aunque el BCE ni siquiera se ha comprometido a ello. “El mercado, que en momentos previos al conflicto ponía en precio una tasa de depósito en terreno positivo para finales de año, actualmente descuenta un movimiento más suavizado”, indican en A&G. “El origen de la inflación ahora no es porque crezca la demanda, sino por el alza de la energía, y sería contraproducente que el BCE suba los tipos”, dice Maudos.

Los expertos insisten en la importancia de una planificación a largo plazo

En este contexto, la esperanza de que las rentabilidades de los depósitos empezaran a ganar algo de atractivo en un futuro próximo se desvanece. Los intereses ofrecidos, en mínimos históricos desde hace años, seguirán sin remontar y las oportunidades serán puntuales y limitadas. Los mayores retornos solo se encuentran en bancos medianos o pequeños que necesitan captar fondos y en entidades extranjeras. A través de Raisin se pueden encontrar ofertas que rentan hasta el 1,14% TAE, pero a largo plazo. En las cuentas, los intereses más altos suelen requerir una fuerte vinculación, como domiciliar la nómina, recibos y mantener cierto saldo en productos del banco.

Fuentes bancarias aseguran que mientras no suban los tipos oficiales y la facilidad de depósito, salvo excepciones, apenas habrá cambios en las remuneraciones, dado que a las entidades les sigue costando dinero tener el pasivo inmovilizado en el BCE.

Los expertos aconsejan mantener la planificación de ahorro a largo plazo y contar con un buen asesoramiento, reduciendo la exposición al riesgo. Igualmente, si se tienen ahorrados más de 100.000 euros, conviene guardarlos en diferentes entidades.

El oro, el gran valor refugio, en máximos históricos

Fuerte subida. El oro, considerado uno de los activos refugio por excelencia, ha superado estos días los 2.000 dólares la onza y se sitúa muy cerca de su máximo histórico de 2.075 dólares registrado a principios de agosto de 2020, coincidiendo con los momentos más duros de la pandemia. Con el estallido de la guerra los inversores huyen hacia los activos considerados refugio, como el dólar, el oro o la deuda soberana. Antes de la crisis actual, el oro rondaba los 1.800 dólares la onza. “El oro tiende a reflejar bien las condiciones macroeconómicas en constante cambio”, señalan en Schroders, que apunta que incluso antes de que la situación se agravara ya se veía que la demanda institucional de oro como instrumento de cobertura de carteras estaba aumentando. A su juicio, la posibilidad de estanflación y la probabilidad de seguir en un largo periodo de tipos de intereses reales negativos es un contexto muy positivo para el oro. Así, creen que el oro va camino de convertirse en el activo refugio de los próximos años, ante la ausencia de alternativas. Después de subir un 11% en el último mes, los analistas de Julius Baer consideran que una nueva escalada del conflicto elevaría aún más los precios del metal amarillo.

Deuda. Como se ha podido comprobar en las últimas semanas la deuda no está exenta de volatilidad. Aunque tras el estallido de la guerra la aversión al riesgo llevó a los inversores a buscar cobijo en el bono alemán, que retorno a rentabilidades negativas, las expectativas de normalización monetaria se han traducido en un nuevo repunte de los rendimientos. En este contexto los plazos cortos son vistos como la opción más socorrida. Ricardo Gil, director de estrategia para Trea AM, ha aprovechado la volatilidad para reforzar la apuesta por la deuda estadounidense entre los dos y cinco años. Cristina Gavin, responsable de renta fija de Ibercaja Gestión, señala que cuando el mercado se pone en modo pánico es difícil encontrar un salvoconducto. No obstante, la experta reconoce que en este contexto la deuda a muy corto plazo y los fondos monetarios son las opciones con menor riesgo.

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