_
_
_
_
_
Cita en Fráncfort

El BCE afronta una inflación desbocada sin margen para responder con subida de tipos

El alza se esperaba para fin de año pero podría retrasarse El conflicto impactará en el PIB y podría exigir aún más financiación

Christine Lagarde, presidenta del BCE, el pasado febrero ante el Parlamento Europeo
Christine Lagarde, presidenta del BCE, el pasado febrero ante el Parlamento EuropeoGetty Images
Nuria Salobral

El mandato del BCE es velar por la estabilidad de precios en la zona euro, un objetivo que ha saltado estos días por los aires con la invasión rusa de Ucrania y la tensión extrema en el mercado energético, que ha disparado el precio del petróleo y el gas. Si la inflación ya era un problema en la zona euro antes del conflicto, cualquier alusión a que los precios vayan a moderarse este año resulta ingenua. El alza de precios de febrero en la zona euro, del 5,8% y anterior a la guerra en Ucrania, ya sorprendió de forma negativa, según reconoció la semana pasada el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos.

El estallido bélico echa ahora por tierra las previsiones de inflación y crecimiento que el BCE manejaba para este año y le pone en un difícil aprieto: rebajar la expectativa de alza de tipos a final de año ante el menor crecimiento que se espera o mandar el mensaje de que hay que avanzar en la normalización de la política monetaria frente a la inflación. Más aún cuando la depreciación del euro agrava aún más la espiral inflacionista. El dólar es la divisa de las materias primas y con un euro en mínimos de hace casi dos años, importar energía va a resultar aún más caro.

Se trata de no perder credibilidad como banco central mientras se aborda la nueva y gran incertidumbre que causa la guerra. El alza de tipos, aunque extremadamente desafiante, llegaría al fin y al cabo con el precio del dinero a cero desde 2016 y con una inflación que podría superar de media el 5% en 2022 y que podrá llegar a dispararse al doble dígito durante el año en algunos países del euro, como España.

Pulsar sobre el gráfico para ampliar

Los expertos no esperan que el BCE anuncie hoy tras la reunión de su Consejo de Gobierno un calendario claro sobre qué hacer con las compras de deuda en los próximos meses. El escenario económico es demasiado incierto como para asumir tal compromiso. Sí se da por hecha la confirmación del término del plan extraordinario antipandemia (PEPP) para final de este mes, tal y como estaba previsto. La alternativa de Christine Lagarde, a falta de margen de maniobra para medidas contundentes, será insistir de nuevo en la flexibilidad, manteniendo la puerta abierta a dar más soporte a la economía con compras de deuda si fuera necesario pero sin renunciar del todo a la retirada de estímulos.

“La geopolítica retrasará, pero no hará descarrilar, los planes del BCE de normalización de su política monetaria. La inflación seguirá elevada durante más tiempo y las previsiones se cuestionan cada vez más”, señalan en Bank of America. El banco no prevé compromisos firmes por parte del BCE en la reunión de hoy y sigue esperando que las compras netas de deuda finalicen en el tercer trimestre y que la primera subida de tipos llegue en diciembre de este año.

En Citi también esperan que el BCE finalice sus compras netas de deuda a finales del tercer trimestre de 2022 y que suba tipos poco después. El banco justifica como inevitable el alza de tipos pero cree que finalizar las compras de deuda podría ser un error, ya que “se reduciría de forma inevitable el margen fiscal de los gobiernos ante el impacto en los precios y el crecimiento de los continuados shocks de suministros”.

Deuda conjunta

El BCE está de hecho ante la tesitura de si será necesario apoyar de nuevo un endeudamiento adicional para hacer frente al conflicto. El martes ya surgió la idea de que la UE podría plantearse la emisión conjunta de bonos para financiar el gasto en defensa y energía, si bien el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, negó poco después que hubiera un plan formal al respecto. Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM, descarta que el BCE llegue a lanzar una respuesta monetaria como la de marzo de 2020. “El BCE no está en la misma situación para ayudar a los gobiernos a financiar un nuevo aumento de la deuda pública. Esta vez, la inflación es la primera manifestación de la crisis en el ámbito económico, no un efecto retardado. Es ilusorio creer que el BCE podrá posponer eternamente el despegue del endurecimiento de la política monetaria”, defiende.

En S&P también creen que el BCE esta vez no será sostén para más endeudamiento. “Con la política fiscal trabajando para mitigar el impacto del aumento de los precios de la energía, el BCE no tiene motivos para apartarse del proceso de normalización de la política monetaria que inició en diciembre”, argumentan.

En un mercado de deuda absolutamente dependiente de Lagarde, las primas de riesgo de España e Italia, las más sensibles a un cambio de rumbo por su elevada deuda, se mantienen estables en los últimos días. La española en los 93 puntos básicos y la italiana, en los 147. En Carmignac sí creen que sus bonos soberanos son vulnerables y apuestan por una solución salomónica, propia de tiempos de emergencia. Apoyo adicional a las políticas fiscales en Europa, dándose margen para ello en los próximos meses, y sin capitular totalmente en el cambio de rumbo apuntado en enero.

Rebaja de previsiones y riesgo de estanflación

PIB. El BCE incluirá el impacto del conflicto en Ucrania en la actualización del cuadro macro que anunciará hoy. Ya anticipó un recorte inicial de hasta cuatro décimas en el crecimiento del PIB de la zona euro este año, que en diciembre estimó en el 4,2%. Goldman Sachs ya ha rebajado su estimación en 0,4 puntos porcentuales, al 3,8% y Bank of America en 0,7, al 2,8%. En S&P prevén que el conflicto podría reducir el PIB de la zona euro en 1,2 puntos.

Inflación. El BCE avanzó en diciembre un alza de precios para este año del 3,2%, que podría desbocarse al 6% según Bank of America y al 5% según Goldman Sachs.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

Archivado En

_
_