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Los fondos de Azvalor disparan su rentabilidad gracias a los sectores malditos

Ha sacado partido a la revalorización del precio del uranio, del carbón y del petróleo

Una central térmica en China y sus depósitos de carbón.
Una central térmica en China y sus depósitos de carbón.China News Service
Miguel Moreno Mendieta

La inversión bajo criterios sostenibles ya es el canon en la industria de gestión de activos. Si hace cinco años eran aún una rareza los fondos con perfil medioambiental, hoy todas las firmas se disputan el honor de haber sido las pioneras en esta materia.

Todas no. La boutique española Azvalor ha hecho gala de su pensamiento "contrario a lo políticamente correcto", apostando por sectores malditos. Este año su visión está dando sus frutos y sus fondos están logrando rentabilidades récord. En lo que va de 2022 su producto estrella ha rentado un 15%, mientras que la mayoría de fondos está con pérdidas.

La compañías en las que invierte Azvalor Internacional podrían parecer el conglomerado de un malo de película: Arch Resources (empresa estadounidense de extracción de carbón); Whitehaven Coal (líder australiano en producción de carbón); Tullow Oil (una firma británica con pozos de petróleo en Costa de Marfil, Gabón, Ghana... ); Barrick Gold y Endeavour Mining (compañías mineras especializadas en la extracción de oro, con minas en América Latina y África).

Los gestores de Azvalor no se esconden. En su último informe de sostenibilidad explican que el fenómeno de la inversión con criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés) y el de lo políticamente correcto “está llevando a un creciente número de inversores e instituciones a descartar por completo sectores que son absolutamente indispensables para mantener y mejorar el nivel de bienestar a escala global”.

‘Hedge funds’ y valores excluidos

El auge de la inversión socialmente responsable está haciendo que cada vez más gestores reciban presiones para vender sus posiciones en industrias contaminantes o productores de energías fósiles. Ahora bien, esas compañías siguen existiendo, y alguien tiene que comprar las acciones que venden los gestores. Entre los sospechosos habituales para aprovechar estas oportunidades están los fondos de inversión libre (hedge funds, en la jerga), que no tienen tantos escrúpulos verdes. Uno de los más famosos gestores de Reino Unido de este tipo de fondos, Crispin Odey, explicaba recientemente que los inversores institucionales “están tan predispuestos a deshacerse de los activos petroleros que están dejando sobre la mesa una rentabilidad fantástica”. Ante el rechazo por parte de parte de los inversores de fondos abiertos, algunas compañías de capital privado han empezado a comprar este tipo de compañías malditas para sacarlas de la Bolsa.

No es éste el enfoque de Azvalor. “Dentro de unos valores de cultura corporativa en línea con el libre mercado, la firma ha decidido desde la prudencia no descartar ningún sector de forma generalizada”.

Una de las apuestas que mejor le han funcionado en los últimos años ha sido el uranio. Cameco, el mayor productor mundial de este elemento fundamental para producir energía nuclear, ha sido una de las mayores posiciones del fondo Azvalor Internacional.

Esta compañía duplicó su valor entre noviembre de 2019 y noviembre de 2021, lo que llevó a Azvalor a vender. Lo mismo hizo con Yellow Cake, SPUT, otras dos firmas del sector.

Los gestores de Azvalor siempre han defendido la importancia de las centrales nucleares para contribuir a reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Recientemente la Unión Europea ha venido a darles la razón cuando en enero reconoció a la nuclear como “energía verde”, al menos hasta 2045.

Tampoco se subió al carro del ecologismo mal entendido, con la producción de alimentos biológicos, tan en boga en muchos ambientes. Al contrario, Azvalor ha apostado por invertir en la industria de fertilizantes químicos como la potasa o el fosfato, con posiciones en Mosaic, OCI, SQM, CF Industries, que le han generado muy buenas rentabilidades.

El colmo de las empresas malditas, también en cartera de Azvalor, es una firma que es propietaria de los derechos de explotación de suelo en Canadá, para revenderlos a compañías de extracción de gas y petróleo. Sus cánones abarcan 40.000 kilómetros cuadrados. El equivalente a Extremadura.

Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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