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Análisis

Farmacéuticas, una ruleta bursátil que sigue girando

Los valores estrella de la pandemia disparan su volatilidad con la aparición de ómicron pero los inversores ven posibilidades de inversión más allá de las vacunas en el mediano plazo

Proceso de fabricación de la vacuna de Pfizer y BionTech
Proceso de fabricación de la vacuna de Pfizer y BionTech
Luis Alberto Peralta

La lucha de las farmacéuticas por encontrar el santo grial de la pandemia, como llamó en 2020 la revista Science al tratamiento que finalmente dominará al coronavirus, se ha recrudecido en el último mes, en el que se ha cruzado además la aparición de la variante ómicron. La volatilidad acosa a los valores de los grandes laboratorios fabricantes de vacunas, como Pfizer y Moderna, que han experimentado subidas y caídas radicales en los últimos 30 días. Mientras tanto, actores como Merck, GSK y Roche, que habían permanecido en un segundo plano, han reaparecido con propuestas de tratamientos alternativos a las vacunas que prometen reconfigurar el escenario.

El sector se encuentra inestable. La noticia de la aparición de la nueva variante ómicron propició fuertes subidas, ante la certeza de la necesidad de acelerar la vacunación y de suministrar una tercera dosis con la que hacerle frente. En aquella jornada, los títulos de Moderna se dispararon el 20% y los de Pfizer, más del 6%. Pero en los días posteriores, las investigaciones que apuntaban a que ómicron resulta de menos gravedad que variantes anteriores causó también cuantiosas pérdidas en Bolsa.

Pfizer y BioNTech, creadores de la segunda vacuna más utilizada en el mundo, continúan en la cuerda floja bursátil en el más corto plazo. Los socios anunciaron este miércoles que una tercera dosis de su vacuna protegía contra la nueva mutación. No obstante, si bien esta noticia propició que el precio de sus acciones subiera hasta en un 2,2% y un 1,5% en la apertura, los valores llegaron a caer hasta en un 1,2% y 4,9% en relación con el precio en el cierre del martes.

Los títulos de Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson también han sufrido variaciones radicales en las últimas semanas. Las acciones de Moderna, por ejemplo, habían subido en un 67% entre el 5 y el 30 de noviembre tras la aparición de la variante ómicron del coronavirus. De hecho, en tan solo dos días subieron de 273 a 368 dólares, un incremento del 34%, pero luego cayeron un 23% tras los comentarios pesimistas de su CEO sobre su efectividad ante la nueva variante. Y sobre todo, ante la idea de que ómicron registra menos gravedad que otras cepas del virus. AstraZeneca y Johnson & Johnson han tenido una evolución similar, aunque para el segundo el resultado ha sido positivo debido al mayor potencial de su vacuna como dosis de refuerzo.

Nueva competencia

Un factor que influye de forma poderosa en el de­sempeño del sector es la aparición de nuevos tratamientos contra el coronavirus. De hecho, en los días en que se anunciaron o aprobaron los fármacos, las acciones de los fabricantes de vacunas se tambalearon, con la excepción de Pfizer, que está sostenido por su propia píldora antiviral Paxlovid.

Este fármaco, que ya está siendo evaluado para su aprobación en Estados Unidos y la Unión Europea, es considerado por JP Morgan como el más prometedor por su efectividad para reducir las hospitalizaciones por coronavirus en un 89%. Con el Paxlovid compite el Molnupiravir de Merck, otra medicina oral que reduce en un 30% las hospitalizaciones y ya ha sido aprobado en el Reino Unido y Estados Unidos.

A estas píldoras se suman el Sotrovimab, un tratamiento de anticuerpos monoclonales del laboratorio GSK aprobado en Estados Unidos, que según ensayos preclínicos podría reducir las hospitalizaciones hasta en un 79%, y también el Ronapreve, un tratamiento preventivo y profiláctico del laboratorio suizo Roche que previene infecciones sintomáticas en un 81%, pero es solo para menores de edad.

El futuro

La cotización de las compañías farmacéuticas se ve agitada en el más corto plazo por los anuncios casi diarios sobre efectividad ante las nuevas variantes del virus o los avances en la creación de medicamentos contra el Covid-19. Sin embargo, los inversores ven potencial en los laboratorios más allá de la pandemia: “La amplia cartera de productos biofarmacéuticos de Pfizer continuará respaldando al laboratorio, y creemos que Moderna y BioNTech están en el proceso de crear ventajas competitivas sostenibles, dada la incertidumbre en torno a la futura propagación del Covid-19, a la aplicabilidad de la tecnología de ARNm (ARN mensajero) a otras vacunas y tratamientos”, asegura Karen Andersen, estratega de inversiones de la firma de inversiones Morningstar, que también añade que a pesar de las recientes caídas la firma mantendrá su posición en las tres empresas.

Según Andersen, las grandes farmacéuticas han revelado que confían en explotar estos avances en el medio plazo. Recientemente, BioNTech y Moderna revelaron que utilizarán el ARNm, calificado por la comunidad médica como “el mayor avance médico de la pandemia”, para intentar tratar el cáncer, el VIH, la malaria, la esclerosis múltiple y las enfermedades genéticas.

“Hemos mostrado que el ARNm se puede emplear para dar los mensajes que el sistema inmune necesita para dirigir sus esfuerzos hacia el objetivo deseado”, afirmó esta semana durante una entrevista la inmunóloga Özlem Türeci, directora médica de BioNTech. La experta destaca que su laboratorio podría tener resultados iniciales sobre la utilización de este tipo de tratamiento para enfrentar enfermedades como el cáncer en los próximos dos años.

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