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Lluvia de ayudas para el vector más en boga

Descarbonizar la economía de la UE en 2050 es el reto. Y parece imposible sin hidrógeno verde

Getty Images

Echando números, las cuentas cuadran. “Que se haya hecho con más o menos conciencia no lo sabemos, pero los cálculos salen y las cifras parecen razonables”, opina Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2). De los 800.000 millones de euros con que se ha dotado a los fondos de recuperación, unos 30.000 millones se han destinado a esta tecnología, siempre en su opción verde, la única libre de emisiones puesto que su proceso se limita al uso de agua y electricidad.

Trasladado a España, ya en la Hoja de Ruta del Hidrógeno, presentada en noviembre de 2020, se anunció la movilización de 8.900 millones de euros hasta 2030, “mitad del Gobierno y mitad proveniente de las empresas; de ahí los 1.550 millones correspondientes a estos primeros tres años. Ya no hablamos de un papel, sino de estrategia concreta y proyectos, que deberían ser tan diversos como transversales”. Y a la llamada gubernamental, un “sí, quiero” unánime de todas las empresas del Ibex 35: exactamente, 502 proyectos presentados, “muy en sintonía con las propuestas europeas, que son 1.052”, puntualiza el presidente de AeH2.

Esa partida presupuestaria que se invertirá hasta 2023 tiene como objetivo último que en España se alcance una capacidad de hidrógeno de 4 GW al final de esta década. “Una cantidad bien definida que movilizará la inversión privada, como se está viendo, y que sobrepasará de largo esas metas para 2030. Siempre que se cree el ecosistema empresarial adecuado que cubra toda la cadena de valor”, opina Laureano Álvarez, socio de Monitor Deloitte. Felipe Requejo, socio líder global de consultoría de power, utilities, renovables, energía y recursos en España de Deloitte, destaca que “el soporte previsto por el Ministerio de Transición Ecológica quizá deba ampliarse tanto en plazos como en financiación”. Ambos creen que los proyectos importantes de interés común europeo ­(IPCEI), auspiciados por la European Clean Hydrogen Alliance, podrían ser una buena opción a la hora de buscar más fondos.

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En Goldman Sachs también han estudiado a fondo el tema y en un último informe publicado el mes pasado sus analistas de renta variable eran contundentes: “Las inversiones previstas, tanto el componente ecológico del fondo de recuperación (37% de la dotación total) como el plan inversor del Green Deal –de un billón de euros–, no serán suficientes para descarbonizar la economía, que requerirá 10 billones de euros durante los próximos 30 años”.

Desde la Asociación de Empresas de Energías Renovables, APPA, José María González Moya, su director general, subraya que “lo importante es crear un tejido industrial en condiciones, que trascienda lo puntual y genere riqueza y conocimiento a largo plazo, así como ajustar costes para ser competitivos”. “Queda camino; yo pondría el horizonte más bien en 2035, aunque con las renovables nunca se sabe y cabe la sorpresa. No sé si lideraremos este mercado, pero sí podemos estar al frente y en buena posición”, concluye.

Las tres prioridades

Una demanda más amplia, aconsejan en APPA. “No solo consumidores industriales y transporte”, insisten en Deloitte.

Cambiar al verde. Del hidrógeno de color gris, habitual hasta ahora, al que solo usará renovables y que “puede impulsarlas en paralelo”, subraya José María González Moya.

Financiar también proyectos de pymes y autónomos, “ya que será inevitable la solución de compromiso”, prevé Javier Brey, de AeH2.

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