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Combinar nuevos retos con viejos problemas

La banca es más solvente que en la última crisis financiera y está facilitando las líneas ICO y las ayudas de Europa, pero sigue inmersa en un escenario de tipos en mínimos que dificulta la obtención de rentabilidad

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Los bancos han vuelto a ser protagonistas en una crisis, aunque esta vez con importantes diferencias. Desde el primer momento de la pandemia fueron un sostén para la economía y ahora son una palanca para la recuperación. Durante la crisis financiera, el sector bancario fue el principal lastre.

“La banca se volcó para mitigar el daño a los clientes, empresas y ciudadanos, y colaboró con el Gobierno para multiplicar los esfuerzos en la lucha contra la pandemia”, comenta Carlos Balado, profesor de la OBS Business School. “En este momento, el sector es imprescindible porque la prioridad para todas las empresas es la supervivencia, y en un escenario como el actual, en el que es difícil hacer valoraciones sobre la viabilidad futura de algunos negocios que están sufriendo problemas de liquidez e incluso de solvencia, la banca sabe cómo gestionarlo”, añade el experto.

El sector financiero tiene un papel doble en la recuperación: el suyo propio y el de ser intermediario de las ayudas estatales y europeas.

"La banca tiene capacidad para crear instrumentos específicos como préstamos participativos o deuda subordinada en las empresas sometidas a un elevado grado de presión financiera, pero que siguen siendo viables. Es fundamental a la hora de reestructurar la deuda en las empresas insolventes que tienen proyectos de negocio viables", agrega Balado.

El Banco de España señala como reto a medio plazo un posible repunte de la morosidad

Las entidades financieras tomaron decisiones inéditas el pasado ejercicio como, por ejemplo, la concesión de moratorias, que contribuyeron a aliviar la situación financiera de cerca de un millón y medio de familias y autónomos, según la Asociación Española de Banca (AEB).

Por otro lado, el sector ha sido la vía para la obtención de las líneas ICO habilitadas por el Ejecutivo para ayudar a pymes y autónomos. “Con la inestimable colaboración del ICO y del Tesoro Público, nuestros bancos han hecho llegar más de 120.000 millones de euros a casi un millón de empresas, de ellas, un 98% pymes, lo que permitió salvar del cierre definitivo a miles de estas en los primeros meses de la crisis”, detalla José María Roldán, presidente de la AEB, en la memoria anual.

El regreso de la confianza

La confianza de los bancos fue severamente dañada tras la crisis financiera. La reestructuración del sector está haciendo que regrese poco a poco al mercado, y este año se colocan entre los mayores ganadores.

La duración de la pandemia, que lleva más de un año instalada en nuestros días, está obligando a profundizar en las herramientas para la recuperación. En marzo, el Gobierno aprobó un nuevo paquete de ayudas por 11.000 millones (7.000 millones serán directas) para casi 100 sectores de diferentes actividades. “Es un paso no ya necesario, sino imprescindible para limitar el daño al tejido empresarial y asegurar una recuperación vigorosa”. “De nuevo, los bancos tendrán un papel relevante”, opina Roldán.

Igualmente, en mayo, el Consejo de Ministros dio luz verde a un código de buenas prácticas para la banca, donde las entidades podrán adherirse de forma voluntaria para facilitar la renegociación de la deuda avalada contraída por las empresas.

Este código contempla la extensión del plazo de vencimiento de los créditos ICO hasta 10 años, la conversión de estos en préstamos participativos y la posibilidad de aplicar quitas para reducir la deuda avalada. Estas quitas podrán llegar al 75% si la caída de la facturación supera el 70%, y deberán negociarse entre la entidad financiera, la pyme y el ICO.

Además, España cuenta con el apoyo de Europa para la recuperación. El programa Next Generation EU ha dispuesto para la economía española hasta 140.000 millones de euros entre transferencias y préstamos; de ellos, 72.700 millones son no reem­bolsables y servirán para financiar la transformación digital, la reindustrialización y la sostenibilidad.

“En esta tarea de la gestión de las ayudas europeas, nuestros bancos han ofrecido su experiencia y medios para dotar de la mayor eficacia a los procesos de selección y distribución de estos fondos”. “Durante la asignación de los créditos con aval del ICO, han demostrado que tienen la capacidad para llegar con gran rapidez y eficacia a quien más lo necesita, pues conocen bien a sus clientes y son expertos en analizar los riesgos y ponderar proyectos empresariales”, apunta Roldán.

La banca se ha convertido en un aliado clave para la viabilidad de muchos negocios

Pero el sector financiero se enfrenta a un escenario de probable repunte de morosidad. El Banco de España confirma que “el volumen de préstamos dudosos de la cartera crediticia de los bancos frente a las empresas no financieras y a los empresarios no individuales no ha repuntado hasta ahora”, aunque reconoce que “la calidad crediticia podría resentirse” si la crisis persiste.

Carlos Balado aclara cómo el sector bancario se ha ido preparando ante un escenario de adversidades aumentando sus niveles de solvencia y provisiones. “El sector cuenta con unas provisiones 2,5 veces más altas que el año anterior”. Asimismo, “dispone de alta capacidad para gestionar los fondos de recuperación de la UE anticipándolos, dado el desajuste que se va a producir en su concesión”.

Los bancos españoles registraron unas pérdidas conjuntas de 6.955 millones en 2020 tras fortalecer su balance por 12.000 millones. El margen bruto disminuyó el 11,2% con respecto a 2019, mientras que la ratio de máxima solvencia (CET1 fully loaded) subió 40 puntos básicos, hasta el 11,86%.

Las cifras

120.000 millones facilitaron los bancos en 2020 a casi un millón de empresas, de las que un 98% fueron pymes, con las líneas ICO.

1,5 millones de familias y autónomos se beneficiaron de las medidas tomadas por la banca, como fueron las moratorias.

6.955 millones perdieron las entidades financieras en 2020 tras fortalecer su balance con provisiones de 12.000 millones.

11,2% disminuyó el margen bruto del sector el último año por los bajos tipos, los diferenciales de cambio y el recorte de la actividad.

11,86% fue la ratio de máxima solvencia del sector (CET1 fully loaded), 40 puntos básicos más que en 2019.

Desde la crisis financiera de 2008 el sector ha pasado por un profundo proceso de reestructuración que ha requerido el cumplimiento de una exigente regulación europea. El resultado es que el nivel de solvencia ha alcanzado cotas históricas. “Tenían balances más saneados y robustos que, junto con una posición de liquidez extraordinaria, facilitada por los bancos centrales, ha posibilitado actuar con la rapidez y mecanismos necesarios demandados por el mercado”, dice Luis Losantos, de la EAE Business School.

El mantenimiento de los tipos de interés en mínimos históricos por parte del BCE implica unas condiciones de financiación ventajosas, pero son una losa para los márgenes.

Los bancos se enfrentan en el corto plazo a un entorno de incertidumbre, una dura competencia, el cumplimiento normativo y las bajas rentabilidades.

Como recomendaciones, PwC apunta a la necesidad de afinar en la gestión de riesgos, la defensa en aquellas áreas que dominan como son los sistemas de pago, la consideración de fusiones, el avance en la innovación y el refuerzo de la repu­tación.

“La banca se encuentra con un doble reto: gestionar la cartera de crédito potencialmente dañada por la crisis y la necesidad de transformación de su modelo de negocio tradicional”, resume Alberto Calles, socio de la consultora.

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La digitalización, una cuestión de supervivencia

La digitalización es uno de los principales retos de la banca. Para la AEB, se trata “del gran desafío del sector en los próximos años, del que depende en gran medida su supervivencia”.

La transformación del negocio ha acaparado varios aspectos, y uno de ellos ha sido el tecnológico. Los servicios y productos han ido adaptándose a un cliente cada vez más digitalizado. De hecho, este avance ha permitido una rápida adaptación al entorno de pandemia, donde los desplazamientos han obligado a un mayor uso de los servicios a distancia.

Pero la banca se ha topado en este proceso con el desembarco de nuevos competidores, como las fintech y Amazon, Google, Microsoft, Facebook, Alibaba, PayPal o eBay, que han comenzado a prestar servicios financieros.

“La transversalidad de sus operaciones, su alcance geográfico y su creciente actividad en muchos servicios financieros las convierte en unos competidores mucho más peligrosos para la banca tradicional”, define Alberto Calles, socio de PwC. Según el experto, los negocios más expuestos de la banca ante la presencia de nuevos jugadores son la concesión de créditos, los sistemas de pago y la venta de productos financieros.

En este ámbito, PwC considera fundamental “exprimir las posibilidades de innovación, aprovechando las facilidades que ofrecen los sandboxes regulatorios (aprobado en España a finales de 2020) para ensayar proyectos novedosos de tecnología financiera, ya sea por su cuenta y riesgo o en colaboración con las fintech”.

Otra actividad crucial para la consultora es el tratamiento de datos. “Algunos de los nuevos jugadores, con tecnologías más avanzadas, van por delante, pero se trata de un área estratégica que hay que potenciar”, dice.

La AEB, por su parte, considera que la crisis sanitaria obligará a los bancos a "acotar los plazos previstos en asuntos como la computación en la nube, la inteligencia artificial o el tratamiento de datos. “La digitalización es una palanca clave para optimizar la gestión de costes y mejorar así la rentabilidad de la industria”, asegura Alberto Roldán, presidente de la AEB.

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