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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La resaca madrileña: una mirada empresarial a la victoria de Ayuso

Tras los resultados, Pablo Casado se encuentra en la situación de un CEO frente al rápido ascenso de la persona que lidera su principal delegación

CINCO DÍAS

Estoy convencido de que ya ha escuchado, visto o leído certeros y sesudos análisis políticos sobre los resultados electorales en la Comunidad de Madrid. Por eso, quiero imaginar junto a usted cuál va ser el próximo paso en la carrera política de Isabel Díaz Ayuso, la gran vencedora de estas elecciones autonómicas. Esta calificación va más allá del hecho de que el Partido Popular haya sido la primera fuerza política de la Comunidad, aumentando sus votos respecto a las anteriores elecciones y que vaya a continuar marcando el camino de esta comunidad autónoma fundamental para entender el pasado, presente y futuro de España.

La figura de Díaz Ayuso ya era conocida y seguida por muchos, pero después de estas elecciones se ha consagrado como una de las cabezas visibles más importantes del centro-derecha español, ya que una de sus principales virtudes ha sido la de aglutinar a su alrededor innumerables apoyos de electores que posiblemente haya sido la primera vez que votaban al Partido Popular o, al menos, que hacía años que no apoyaban estas siglas.

Después de la moción de censura en Murcia y la posibilidad más que real de recibir un caballo de Troya de su compañero de Gobierno, Isabel Diaz Ayuso convocó de manera fulgurante a los electores madrileños para unas elecciones autonómicas que se han convertido en una batalla a pecho descubierto entre los dos bloques ideológicos. Seamos o no seamos votantes en Madrid, todos los españoles hemos asistido con máximo interés a un espectáculo político que ha sido concebido como la previa extendida de la gran lucha para conocer quién será el próximo presidente del Gobierno tras esta legislatura.

De hecho, en los días previos a esta crucial cita electoral ha habido innumerables análisis sobre Isabel Díaz Ayuso y su capacidad para atraer nuevos perfiles de votantes que hasta ahora no estaban en la órbita del Partido Popular y a partir de estas elecciones forman parte del electorado popular. A modo de ejemplo, la creciente popularidad de la clara vencedora de estas elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid ha llevado a algunos analistas a asegurar que un porcentaje considerable de sus votantes no le darían su apoyo a Pablo Casado en unas futuras elecciones generales.

De todas formas, extrapolar de una manera directa estos resultados autonómicos y asegurar la victoria del Partido Popular en las próximas elecciones generales es una afirmación muy arriesgada, ya que cada carrera electoral tiene sus propias características que deben trabajarse de forma individualizada y con una planificación propia en base a las cualidades de cada candidato.

Una de mis pequeñas obsesiones a tiempo parcial que me persigue desde hace ya un tiempo es la de implementar estrategias empresariales de éxito en los partidos políticos. Siguiendo este razonamiento, quiero analizar junto a usted las consecuencias de la victoria de Díaz Ayuso desde un punto de vista estrictamente empresarial. Y, para ello, voy a partir de la teoría de que un partido político y una empresa no deberían funcionar de una manera muy diferente.

Para ahondar en esta reflexión, voy a pedirle el esfuerzo de imaginar durante el resto de este artículo que el Partido Popular es una empresa de éxito con un CEO que hace unos años eligió un perfil joven y de su máxima confianza para la delegación más importante de su empresa. Tras unos años en los que ha estado ocupado en dejar atrás aspectos que dificultaban el crecimiento de la empresa, este directivo se encuentra ahora ante una situación mucho mejor, ya que su principal delegación acaba de obtener un gran éxito. Tal ha sido el éxito que la cifra del negocio generado en esta delegación supera incluso a los del propio directivo.

Ante esta situación, ¿qué debe hacer un buen CEO ante el rápido ascenso de esta persona que lidera su principal delegación? ¿Debe plantearle un ascenso y cambiar sus actuales tareas por otras de mayor responsabilidad? ¿O es mejor para la empresa mantenerlo en el puesto donde ha logrado las mayores cotas de éxito y recompensar su trabajo con una gratificación económica?

No tengo una varita mágica para saber que va a pasar en el futuro de la cúpula del Partido Popular y hacerme pasar por adivino no está entre mis aficiones. Prefiero plantear preguntas para que sea usted el que llegue a sus propias conclusiones, aunque, si me pide mi opinión, considero que la suma de todas las fuerzas de un equipo de ventas siempre tendrá un efecto multiplicador sobre el conjunto de las personas que forman dicho equipo.

En este punto, quiero volver a incidir en la importancia de que los partidos políticos deberían funcionar de una forma lo más parecida posible a las empresas de éxito, aquellas en los que su preocupación está en obtener los mayores beneficios económicos sin olvidar el bienestar de sus empleados y la propia capacidad de motivación desde la dirección para que, una vez logrado el éxito en las ventas, sigan trabajando como el primer día y en busca de nuevos objetivos.

Más que sacando la bola de pitoniso, que no está entre mis habilidades, prefiero finalizar esta reflexión realizándole una pregunta a los gerentes de nuestras empresas: ¿Qué haría usted con Isabel Díaz Ayuso si fuese su trabajadora con más éxito?

Agustín Nuño es CEO de EDVE

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