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El carisma de Jack Ma como magnate tecnológico resta valor

Si los líderes sin pelos en la lengua y con una personalidad arrolladora son un estorbo, conviene que los inversores sean más perspicaces a la hora de decidir a quién respaldan.

El coste del carisma se ha vuelto demasiado elevado. El gigante de la tecnología financiera chino Ant está buscando la manera de que su fundador, Jack Ma, salga de la empresa en un intento de poner fin a la presión de Pekín y de salvar lo que pueda de una valoración que llegó a alcanzar los 300.000 millones de dólares. Si los líderes sin pelos en la lengua y con una personalidad arrolladora son un estorbo, conviene que los inversores sean más perspicaces a la hora de decidir a quién respaldan.

La condición de Ma de santo patrono del empresariado chino siempre ha sido un riesgo, especialmente cuando el presidente Xi Jinping desarrolló su propio culto a la personalidad e incrementó el control del partido sobre la empresa privada. Aunque Ma se desvinculó en gran medida de Alibaba, nunca se marchó del todo, y también mantuvo el control de la propiedad de Ant, un activo que escindió de Alibaba en 2011, no sin polémica.

El dominio del comercio minorista de Alibaba se está viendo amenazado actualmente, mientras que Ant suspendió su oferta pública de venta de acciones debido a una nueva investigación regulatoria. Y aunque las preocupaciones oficiales en cuanto a los riesgos financieros y el comportamiento monopolístico están justificadas, también es evidente que las palabras de Ma ayudaron a atraer la atención de las autoridades. La campaña para apretar las riendas a sus empresas empezó inmediatamente después de un discurso en el que atacó a los organismos de supervisión por impedir la innovación.

El riesgo del hombre clave es endémico en todas las empresas del este de Asia, que tienden a otorgar un poder excesivo a los fundadores. Es posible que algunos de los propietarios de Ant prefieran que Ma se vaya pacíficamente para salvar sus inversiones. Y en la próxima presentación, puede que busquen una confianza más tranquila. Por ejemplo, el tecnocrático Pony Ma Huateng de Tencent construyó su gigante de la mensajería y del juego sin canalizar las peores tendencias de los fundadores de Silicon Valley. Las startups chinas tendrán que prepararse para un descuento por el magnetismo de Jack Ma.

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