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Tecnología para reducir el consumo y combatir el estrés hídrico

Los sensores y las aplicaciones de IoT ahorran agua en la agricultura

Getty

Un total de 17 países, en los que vive una cuarta parte de la población global, se enfrentan a niveles extremadamente altos de estrés hídrico, según el último informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), que clasifica gradualmente las regiones más afectadas del mundo. Su punto de partida son las naciones que consumen un 10% de sus recursos disponibles, valorándolos con riesgo bajo, hasta llegar a los que consumen más del 80%, lo que supone un riesgo extremo de quedarse sin agua. En esta misma línea, 44 países, entre ellos España, se enfrentan a niveles “elevados” de estrés, ya que su gasto medio supone entre un 40% y un 80% de los recursos disponibles.

Pero lo más alarmante es que las previsiones estiman un empeoramiento drástico de la situación. La FAO pronostica que 1.900 millones de personas vivirán en países o regiones que enfrentan una escasez absoluta para 2025, y que para entonces dos tercios de la población mundial podrían estar en una situación de estrés hídrico. Además, las previsiones sobre el cambio climático apuntan a un empeo­ramiento del problema.

Las herramientas de software evitan las fugas en la red de distribución

La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) asegura que el calentamiento global producirá menos lluvias, más intermitentes, y un aumento de las temperaturas. Así, la demanda crecerá cada vez más, especialmente en el sur, donde la necesidad de agua para la agricultura es mayor.

Sin embargo, según datos de la Fundación Cotec, aunque a escala global, hay países donde la reutilización de aguas regeneradas está muy extendida, como Israel, que recicla en torno al 75%, o Australia, que eleva la cifra al 82%; otros quedan muy lejos de estos valores. En Europa, la reutilización representa aproximadamente el 2,4% de las aguas depuradas, lo que evidencia el enorme potencial que permanece sin utilizar.

Iniciativas

Pese a ello, concretamente en España, hay proyectos encaminados a aumentar ese porcentaje. Por ejemplo, en 2020, el Canal de Isabel II suministró más de 13 millones de metros cúbicos de agua regenerada en la Comunidad de Madrid (más que el embalse de Navacerrada, que tiene una capacidad de 11 millones de m3). Hoy en día se riegan 370 parques y zonas verdes de la región de esta forma. En total, algo más de 3.700 hectáreas de terreno.

La reutilización del agua en Europa representa solo el 2,4% de las aguas depuradas

“En España, uno de los factores que impiden la reutilización son las fugas existentes en nuestras redes de distribución, las cuales se sitúan entre el 30% y el 40%, en función del área geográfica”, afirma Xavier Armengol, vicepresidente de industria en Schneider Electric Iberia. La solución, según el experto, pasa por emplear herramientas de software para construir el gemelo digital de la red mediante modelos hidráulicos y poder simular su funcionamiento ideal para detectar fugas, ensayar maniobras en caso de averías y equilibrar presiones para evitar roturas de tuberías.

Siguiendo este modelo, Canal de Isabel II ha logrado que la región de Madrid sea la que menos pérdidas de agua registra en su red de distribución, y que se encuentre entre las diez más optimizadas del mundo. Además, busca alcanzar en el año 2030 un consumo integrado de 156 litros por habitante al día –fue de 206 litros en 2019 y de 202,7 litros en 2020–.

La red de la Comunidad de Madrid, entre
las diez del mundo más optimizadas

También, para reducir el consumo de agua en los últimos años, han surgido diferentes proyectos en distintos sectores. Enfocado en la agricultura, principal fuente de gasto en los países más áridos, el proyecto PrismaB logra recortar el consumo un 35% respecto a una explotación que no incorpora ningún sistema de medición. Lo hace posible gracias a unos sensores que miden la cantidad exacta de agua que requiere el cultivo. Gracias a esta solución, hasta ahora se han logrado ahorrar 433.859 metros cúbicos.

Encaminado a reducir el estrés hídrico pero de una manera drásticamente diferente, el sistema de cultivo vertical Groots calcula un ahorro del 90% respecto a la agricultura tradicional. Groots incorpora sistemas de cultivo hidropónico que consumen, por ejemplo, para el caso de la lechuga, entre 20 y 24 litros por kilogramo cosechado al año, al recircu­lar el agua mediante un sistema cerrado, mientras que los sistemas de agricultura tradicionales requieren aproximadamente 250 litros por kilogramo cosechado al año, según el estudio científico de Guilherme Lages Barbosa de 2015. Aunque Alberto Garrido, director del Observatorio del Agua de la Fundación Botín, advierte de la realidad de utilizar estas innovaciones tecnológicas para aumentar la producción, lo que termina por no reducir el consumo de agua sino producir más por la misma cantidad.

Por su parte, Circoolar incide sobre el textil, otra de las industria que más agua consumen. Según la Fundación Ellen MacArthur, emplea anualmente alrededor de 93.000 millones de metros cúbicos de agua, es decir, el equivalente a 37 millones de piscinas olímpicas. Para intentar paliar el efecto, Circoolar utiliza algodón orgánico en sustitución del normal y poliéster reciclado, que proporciona, respectivamente, un ahorro total de consumo de agua del 91% y del 86% frente a los tejidos tradicionales, según el índice Higg MSI.

En cifras

17 países, en los que vive una cuarta parte de la población global, se enfrentan a niveles extremadamente altos de estrés hídrico, según el Instituto de Recursos Naturales.

44 naciones, entre ellas España, se encuentran en niveles elevados de estrés, ya que su gasto medio supone entre un 40% y un 80% de los recursos disponibles, desvela WRI.

30-40% de fugas tiene la red de distribución de agua en España, según Schneider Electric Iberia.

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