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Los principales debates en los 'think tanks' en España

La reciente crisis ha puesto sobre la mesa de discusión muchos temas nuevos y ha convertido otros en urgentes

Think tanks
Getty Images

Los think tanks son organizaciones que se han dedicado durante años a investigar y analizar temas que afectan a nuestra sociedad. Dependiendo del origen de su fundación y su financiación, los think tanks pueden ser independientes o afiliados a alguna corriente política, o incluso guiados por otros intereses, como pueden ser empresariales. Pero su labor principal es hacer de puente entre el colectivo al que representan, ya sea la sociedad civil o sus patrones, y el mundo académico o los responsables políticos.

Carmen González, investigadora del Real Instituto Elcano, asegura que la labor de estos grupos de pensamiento es divulgativa, “a medio camino de lo académico, pero con publicaciones hacia el público general” y que “ponen en comunicación la investigación con los que toman las decisiones políticas”.

Sin embargo, debido a la gran politización de la sociedad, se ha puesto crecientemente en duda el trabajo realizado por expertos y académicos a partir de la desconfianza que ha surgido hacia las estructuras de poder. Sus mayores representantes son los movimientos negacionistas, como los antivacunas o los escépticos del cambio climático.

Por el contrario, lo que esto demuestra no es más que la necesidad de que los think tanks sigan trabajando, a lo que la investigadora González añade que “crean conocimiento útil en síntesis para ambas partes: trasladan la preocupación de los ciudadanos a los investigadores y viceversa, a la vez que también trasladan los estudios a los dirigentes políticos”.

Durante los últimos años, que se han caracterizado por un gran dinamismo social, se ha barajado la prioridad de los temas de la agenda del día, apareciendo también asuntos nuevos que igualmente se abordan desde estos centros de pensamiento. Entre ellos la tecnología, que ha impulsado la actual digitalización a nivel global y que se relaciona con la cuestión anterior del movimiento negacionista a partir de la creciente desinformación y aumento de fake news.

Otro tema que tiene que ver con esto es el reciente auge de movimientos populistas en todo el mundo, y que centros como Elcano, FAES y Cidob subrayan como de gran importancia. Aunque desde FAES puntualizan que la derrota de Trump “puede ser el comienzo del declive de los populismos en las sociedades occidentales” y que “el antídoto contra el populismo es el fortalecimiento de las instituciones democráticas y el Estado de derecho”.

En su diferencia, uno de los temas más relevantes y claves para los próximos años es el cambio climático en todos sus aspectos, tanto sociales y económicos como medioambientales. Sobre ello, González comenta que “la pandemia no debe ensombrecer la lucha por el cambio climático”, y que se debería de “aprovechar la solidaridad” social creada a raíz de la propagación del Covid para “luchar contra el cambio climático, que también nos afecta a todos”.

Desde Cidob, centro en el que establecen como objetivo fomentar el debate público sobre cuestiones internacionales, añaden a la lista los asuntos en relación con Latinoamérica, el espacio del Mediterráneo, el papel de China, las ciudades como actores y las migraciones en todas las etapas de su proceso. Otro asunto que se incluye es la Unión Europea, donde hay un amplio repertorio de materias que se estudian, entre ellas forman parte el papel de la UE en el mundo, dinámicas de integración, las relaciones entre vecinos y entre los miembros, y el cómo usar los fondos europeos para tratar de salir de la crisis económica.

Pol Morillas, director de Cidob, puntualiza que su organización se centra en investigar “dinámicas globales con incidencias en dinámicas locales”, pero asegura que “la agenda también la marca el camino inverso: hay cuestiones que parten de lo local y se dirigen hacia lo internacional”. También se incluyen materias a partir de un análisis en prospectiva, donde tratan de anticipar la futura agenda global.

A través de su reciente informe, El mundo en 2021: diez temas que marcarán la agenda internacional, suman a la anterior lista como asuntos notables para este año el mandato de Biden, la recuperación mundial, el modo de vida en relación con la pandemia, el malestar social, la recuperación o bloqueo de la UE y el sistema internacional en cuanto a conflicto y cooperación.

La interlocución constante con todos los órganos de gobierno “es lo que hace más rica nuestra percepción internacional”, afirma Morillas. Los resultados que buscan desde su organización son fomentar el debate y enriquecerlo, a la vez que incluir los temas investigados en el sitio que les corresponde de la agenda pública.

Desinterés de los españoles

Desde Elcano y Cidob están de acuerdo en cuanto a que la predisposición por parte de la ciudadanía española a informarse sobre las cuestiones exteriores va en aumento, pese a caracterizarse durante el último siglo por un profundo y generalizado desinterés. También cabe señalar que los temas que actualmente son de mayor importancia social, como la pandemia y el cambio climático, inevitablemente afectan de manera global.

Como contraste, llama la atención la buena posición en la que se encuentran los think tanks españoles según los rankings anuales que realiza la Universidad de Pensilvania.

Ignacio Molina, investigador de Elcano, aclara que en España ha habido un intento de influir más a nivel internacional, y de “ocupar el lugar que nos corresponde, sobre todo en política europea”, pero que ya se han acumulado 20 años de “un deseo que no se cumple” por constantes crisis –como la económica, el independentismo catalán y la pandemia–, que han azotado al país y han desviado el centro de la discusión.

A este hecho, el investigador suma la polarización de la sociedad española, que fractura el debate frente a otras sociedades con mayor consenso, una opinión a la que se suman desde FAES y alegan que “la política exterior empieza por una coherente política interior”.

Según FAES, todo esto además se cruza con cierta ignorancia por parte de los políticos y “falta de visión sobre qué papel quiere jugar España en el tablero internacional”. Por el contrario, Ignacio Molina defiende que “en los últimos años ha crecido la preocupación por mejorar el servicio exterior desde una vocación intelectual y política”, y añade también que la única parte positiva de esta despreocupación ciudadana es el acuerdo adoptado en la política exterior española, que no se ha enfrentado a un debate polarizado como ha ocurrido en otros países.

Donde sí presentan consenso las tres instituciones citadas, es que este desinterés español lastra al país de asumir un mayor protagonismo internacional. Molina lo achaca a cierto complejo, causado por “un periodo muy largo de nuestra historia en la que estábamos muy alejados” de la realidad internacional, por lo que “intelectualmente nos hemos educado en el no estar a la altura, cuesta que la ciudadanía se crea que España es un actor con un margen de protagonismo”. Hay una razón para ello: “El aspecto internacional no gana políticamente, se centran en temas nacionales y esto se retroalimenta”, sentencia Molina.

Según el mismo investigador, España podría aprovechar la salida de Reino Unido de la UE para posicionar mejor su relevancia regional. A ello añade el director de Cidob que no se trata tanto de reemplazar como de proponer, y será fundamental para España buscar una estrategia de “ámbitos materiales de acción donde se pueda avanzar y proponer agenda”, a la vez que “buscar una lógica de alianzas flexibles y cooperativas”.

En esta línea, Pol Morillas destaca que España tiene mucho que ofrecer a nivel internacional gracias a su posición geográfica en el Mediterráneo, su proximidad con África y la conexión con Latinoamérica gracias al idioma, aunque subraya que primero es necesario establecer mecanismos para desarrollar esta agenda. Ignacio Molina incluye en esta lista la posibilidad de abanderar aspectos en los que España es puntera, como derechos y libertades sociales, pero también su experiencia en combatir el terrorismo.

El investigador del Instituto Elcano sostiene que “en comparación con otros países de nuestra liga, estamos mejor posicionados”, y algo que podría ser un indicador de la relevancia de España es la percepción que tienen otros países. Pol Morillas lo completa asegurando que, dentro de la UE, España es un “socio respetado, escuchado y fiable” que, por distintos factores, “está teniendo una capacidad de incidencia alta”.

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