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Ant, el gigante ‘fintech’ que asusta a los mandatarios chinos

Los reguladores frenan su salida a Bolsa por el riesgo de desestabilizar el sistema financiero

Sedel grupo Ant, en Hangzhou (China).
Sedel grupo Ant, en Hangzhou (China).Reuters

Esta firma en manos del multimillonario chino Jack Ma (creador del gigante del comercio electrónico Alibaba) vio suspendida su salida a las Bolsas de Shangái y Hong Kong solo dos días antes de la fecha prevista, el pasado jueves. Ant Group iba a protagonizar la mayor OPV jamás realizada en el mundo por un importe aproximado de 34.500 millones de dólares (29.200 millones de euros), por encima de la de la petrolera saudí Aramco y también de la propia Alibaba. Su valoración total se sitúa con estas cifras cerca de los 300.000 millones de dólares.

Las autoridades chinas argumentaron en su decisión de aplazar la OPV problemas regulatorios. “La decisión se tomó de acuerdo a las leyes y la regulación y con el finde mantener un mercado estable y sano en el largo plazo”, reconocían el viernes desde el Banco Popular de China. Millones de inversores particulares se quedaron con sus peticiones en la mano. La demanda fue tan elevada que llegó a colapsar los ordenadores de muchos intermediarios, en una oferta que se sobresuscribió por valor de 3 billones de dólares. El matemático y analista financiero Juan Ignacio Crespo explica en una reciente nota tras la suspensión de la OPV que “probablemente los reguladores también estén preocupados por el volumen de préstamos concedidos por los bancos a gente joven para financiar la compra de las acciones de Ant”.

Ant Group se independizó en 2004 como la pata del sistema de pagos de Alibaba, conocida como Alipay, que en el primer semestre de este año ha declarado tener 711 millones de usuarios mensuales activos. Pero esta actividad se completó con la concesión de créditos personales, inversión en los mercados a través de Internet y una división de seguros de salud. Todo un gigante financiero capaz de poner en aprietos a la banca del país asiático.

Las cifras vuelven a ser de otro mundo. Se estima que en 2021 le vencerán a Ant Group 290.000 millones en créditos al consumo, con una inversión en activos por 173.000 millones y seguros de salud por valor de 107 millones de euros. Prácticamente 1.000 millones de chinos tienen relación con esta gigantesca fintech. Y como en el caso de otros gigantes del mundo tecnológico, el interés que despierta Ant Group está apoyado en un fuerte crecimiento de sus resultados. En el primer trimestre del año el beneficio neto alcanzó los 2.763 millones de euros, lo que supone multiplicar por once la cifra conseguida en igual periodo del año anterior. La facturación se elevó hasta 9.140 millones de euros, un 38% más que a finales de 2019. De esta cifra, en torno al 40% proviene de sus préstamos online, que son la principal preocupación de los reguladores chinos.

Goldman Sachs en un estudio del pasado martes, coincidiendo con la suspensión de la OPV de Ant Group, indica que las autoridades chinas analizan que el importe del préstamo concedido por las fintech no pueda exceder un tercio de los ingresos medios del prestatario durante los últimos tres años. Además, también fija límites en el crédito para pymes. Esta nueva regulación destaca la importancia de que las fintech dispongan de los datos financieros de sus clientes para mejorar la evaluación del riesgo. “Podríamos ver una mejora en la calidad de los activos para los prestamistas fintech. Sin embargo, el crecimiento de estas compañías podría ralentizarse por la reducción del tamaño del préstamo por cliente”, indican.

Impacto en la valoración

“Es probable que el negocio de Ant se vea restringido por nuevas regulaciones financieras. Como resultado, el precio de la salida a Bolsa relanzada probablemente se reducirá”, reconocía esta semana Andrew Collier, director gerente de Orient Capital Research, en declaraciones a la agencia Reuters. Además, “las filiales de copréstamo de Ant, Huabei y Jiebei, tampoco podrán vender productos de gestión patrimonial”, explica.

Ant Group también ha representado una revolución en cuanto a inclusión financiera tanto de particulares como de pequeñas empresas que tenían dificultades para conseguir dinero en la banca pública china. Richard Clode, gestor de renta variable del sector tecnológico de Janus Henderson valora esta revolución que supone las fintech. “El ritmo de esa disrupción, como lo estamos viendo a nivel mundial, ha llevado por detrás a los supervisores. Hemos visto entrar en vigor varias regulaciones nuevas en China en los últimos años para establecer un marco regulatorio sobre las finanzas en Internet. Nada de esto ha sido dirigido específicamente a Ant Group y han podido navegar este riesgo regulatorio durante años”. Hasta ahora.

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