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Política monetaria

Lagarde controlará que la banca inyecte la liquidez del BCE en la economía

Las entidades guardan 500.000 millones en la caja fuerte tras pedir 1,3 billones

El dinero de los bancos en la caja fuerte del BCE

Los gobiernos, las empresas y los bancos centrales atacan al virus desde todos los flancos. La hoja de ruta del BCE está trazada, con compras masivas de deuda y liquidez regalada a la banca para que la inyecte en la economía. Pero Christine Lagarde, la jefa del Banco Central, está preocupada, porque el dinero no termina de llegar a la economía real. En la subasta de junio, las entidades pidieron 1,3 billones de euros, pero guardan en la conocida como caja fuerte del BCE, la facilidad de depósito, 478.705 millones. El organismo prepara una fórmula para controlar que se use para dar préstamos y no para comprar deuda pública o dejarlo parado.

La próxima reunión del BCE es ya: este jueves 10 de septiembre. Y al margen de que anuncie más medidas de estímulos para frenar la escalada del euro, que la semana pasada tocó los 1,20 dólares, máximos desde mayo de 2018, está previsto que plantee un control estricto para que la banca cumpla con su función en la crisis. Es decir, que abra al máximo el grifo del crédito para empresas y familias.

La tercera generación de las subastas de liquidez a largo plazo para dar crédito (TLTRO III) están funcionando desde septiembre del año pasado. Pero la pandemia ha ido mejorando sus condiciones. En principio, se exigía que las entidades elevaran su préstamos en un periodo determinado. El pasado abril, el BCE amplió sus ventajas. Ahora ni siquiera es necesario que las entidades eleven su cartera de crédito, basta con que la mantengan. Además, recibirán una bonificación por el dinero que hayan pedido del 1%. De junio de 2020 a junio de 2021, el tipo de interés de todas las operaciones de la tercera generación de las TLTRO se situará 50 puntos básicos por debajo del tipo de intervención, en el 0%. Si mantienen los créditos, se reducirá en 0,5 puntos porcentuales adicionales.

Las peticiones fueron históricas en la subasta del mes junio, por 1,3 billones. Pero una parte de esa cuantía fue a parar al mismo lugar del que había salido: el BCE. La facilidad de depósito, en la que las entidades pueden guardar el dinero que les sobra, suma casi medio billón de euros, entorno de máximos históricos (véase gráfico). Esto significa que el sistema no funciona tan bien como debería. Y el BCE lanza un aviso a navegantes.

En las actas de su cumbre de los días 15 y de 16 de julio señaló en cuanto a la TLTRO III que la operación de junio de 2020 demostró “la eficacia del programa para ofrecer condiciones de financiación muy favorables al sector bancario”. Pero añadió que “se considera que la transferencia de préstamos a la economía real requiere una estrecha vigilancia” y que es necesario realizar “un análisis más detallado para tener una mejor idea del uso que se hace de los fondos de la TLTRO III, incluida la medida en que la liquidez proporcionada se traduce en préstamos a empresas y hogares”.

Operativa

Los bancos, de entrada, cogen el dinero regalado –más que eso, cobran por cogerlo– y lo llevan a la facilidad de depósito. Recibirán del BCE un 1% y, al mismo tiempo, pagarán a este un 0,5% por el dinero que metan en su caja fuerte. Es una jugada maestra que les permite ganar un 0,5% sin tener que hacer nada. Al menos de entrada, porque el objetivo es que mantengan el nivel de crédito que tenían asignado en el periodo de cómputo.

La segunda fórmula de sacar partido de la liquidez del BCE es la compra de deuda soberana. Los gestores de las carteras de deuda pública (denominadas en la jerga ALCO) de los bancos han tenido margen para hacer caja con los altibajos de los precios de los bonos. El rendimiento de los españoles a 10 años, por ejemplo, ha oscilado entre el 1,2% que marcó en marzo a situarse por debajo del 0,3%. El precio se mueve de manera inversa a la rentabilidad, de manera que los que compraran con el interés al 1,2% y hayan vendido después se anotan unas hermosas plusvalías.

Los datos revelan además que las entidades españolas compraron deuda soberana española en el primer semestre del año. Además de la estrategia a corto plazo para obtener ganancias que irán directamente a la cuenta de resultados, las entidades han adquirido bonos para quedárselos en balance hasta el vencimiento y asegurarse rentabilidades que no se veían desde hace años. Esto ha disparado su posición en deuda pública y han contribuido a la financiación del país.

Entidades españolas

A cierre de mayo, la banca patria había elevado su tenencia de deuda soberana nacional hasta máximos de diciembre de 2016, con 170.154 millones de euros, según las últimas estadísticas del Tesoro.

En las cuentas de CaixaBank a cierre de junio, el banco que dirige como consejero delegado Gonzalo Gortázar contaba con 44.991 millones de euros, un 36,7% más respecto a diciembre. Es la entidad que más apuesta por los bonos soberanos emitidos por el organismo de financiación del Estado, seguida por Santander, con cerca de 42.000 millones de euros.

Preparando las citas que llegan

Colateral. Los bancos siguen preparando activos para llevar al BCE como garantía a cambio del dinero contante y sonante. Este ha flexibilizado al máximo qué acepta como prenda de esa liquidez. Incluso permite que le entreguen deuda con calificación inferior al grado de inversión –que determina la famosa BBB- en S&P y en Fitch y la Baa3 en Moody’s–, pero las entidades europeas se han puesto manos a la obra para empaquetar créditos y crear bonos de titulización con el objetivo de llevarlos a la ventanilla de Lagarde. BBVA creó en julio 1.740 millones en bonos respaldados por derechos de crédito derivados de contratos de arrendamiento financiero. CaixaBank estructuró a finales de junio bonos de titulización por 3.550 millones.

Próxima adjudicación. El BCE tiene muchos tipos de subastas. Las clásicas semanales (MRO), las subastas especiales de emergencia por la pandemia (PELTRO), las de duración superior a siete días (LTRO) y las teledirigidas a dar crédito (TLTRO). La próxima de estas últimas está programada para el 23 de septiembre, y hay otras dos en el calendario: en diciembre de este año y en marzo de 2021. Es de esperar que el BCE mantenga esta barra libre de liquidez más allá de esa fecha.

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