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Salto, la innovación como vacuna

La Firma guipuzcoana de tecnología de control de acceso reinventa su fábrica y se involucra en acciones de apoyo a sector hotelero y ONG

La llave digital de Salto, en un móvil.
La llave digital de Salto, en un móvil.

Cuando la incertidumbre, la imposibilidad de fabricar y aprovisionarse de materias primas y la cancelación de proyectos se propagaron por toda España al compás del virus del Covid-19, en Salto –una firma de sistemas de control de acceso con sede en Oiartzun (Gipuzkoa)– se pusieron las pilas y echaron mano de medidas innovadoras para salir del paso y, al mismo tiempo, colaborar para que pudiera hacerlo el conjunto del tejido social, sociosanitario, empresarial e industrial.

En la planta se establecieron dos turnos de trabajo, modificando horarios de entrada y descansos, con el fin de garantizar las distancias mínimas entre el personal de fábrica. La empresa también incrementó la separación entre los puestos de las células de montaje, transformó los flujos de materiales y colocó mamparas de protección.

Al mismo tiempo, se suprimieron el servicio de catering y el uso del vestuario, y se implementó el lavado de manos obligatorio cada 30 minutos.

Además, desde el 13 de marzo, el día anterior a la proclamación del estado de alarma, 160 empleados se acogieron al teletrabajo, con acceso a portátiles, asistencia técnica, un ancho de banda adecuado y capacidades de VPN ampliadas.

“Hemos salido adelante con la ayuda de los trabajadores”, subraya la empresa

“La colaboración de los trabajadores a través del comité de empresa es, sin duda, lo que ha permitido llevar todos estos cambios adelante y mantener la fábrica abierta”, señalan fuentes de Salto, quienes subrayan que todo ello se hizo conjugando siempre la respuesta a la emergencia con la conciliación familiar.

La gran aliada de la resistencia a la crisis provocada por la propagación del coronavirus, la digitalización, ha sido también uno de los pilares de la acción de Salto en esta coyuntura extraordinaria, por lo que la firma reforzó su oferta de formaciones virtuales con un intenso programa de más de 100 cursos online impartidos por sus propios empleados a unos 3.000 asistentes.

Nadie se queda atrás

Salto decidió apoyar al sector hotelero, una industria para la que el golpe de la crisis está siendo muy duro y que ofreció algunas de sus instalaciones para el cuidado de sanitarios y pacientes.

A todos estos clientes Salto les proporcionó de manera gratuita las tarjetas para acceder a las habitaciones y la extensión de las licencias del software para asignarlas o enviar llaves digitales al móvil.

Entre otras iniciativas solidarias, destaca la cofinanciación para dotar a los 1.069 niños del campo de refugiados de Ritsona (Grecia) de un par de zapatillas, sandalias y calcetines.

La empresa también ofreció ayuda humanitaria a Uganda y colaboró con la ONG Amigos Solidarios, el Banco de Alimentos de Gipuzkoa y la Cruz Roja en la campaña de emergencia social.

En la nueva normalidad, la compañía seguirá apostando por los atletas del deporte adaptado, como el handbiker Ion Galarraga, o los clubes Salto Bera Bera y Bidasoa AtletikoTaldea.

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