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Dinero y gloria para quien encuentre una vacuna

Quiénes son los ganadores de la industria de la salud en esta crisis

Reuters
Alfonso Simón Ruiz

Con toda seguridad, el mundo entero recordará el nombre de la primera vacuna frente a Covid-19 y el de la compañía que la desarrolle. En la mayor pandemia planetaria en un siglo, la repercusión económica para el laboratorio que la consiga será inmensa. Pero también a nivel reputacional frente a gobiernos y la comunidad científica. Dinero y gloria.

De momento, en el caos mundial provocado por el virus y que ha pillado a los gobiernos con la guardia baja, los primeros beneficiados empresarialmente son las compañías que suministran a la desesperada las peticiones de material de protección. Pero en este campo no hay ganadores claros. Lo que ganan las empresas que venden estos productos, previsiblemente lo estén perdiendo por el parón global de la economía y del comercio minorista, como ocurre para la difusa (desde el punto de vista de Occidente) industria textil china. Ni siquiera fabricantes como 3M ha sacado tajada en Bolsa de momento.

En España, una pequeña empresa llamada Hersill se ha convertido en un gran suministrador de respiradores para Sanidad, que le encargó 5.000 unidades en un plazo de dos meses. Antes de la crisis, la pyme de Móstoles (Madrid) producía 10 a la semana. Para conseguirlo, se ha asociado con una docena de proveedores, entre los que destacan Fagor Electrónica, Antolin y la ingeniería militar Escribano.

No obstante, en el impacto sanitario, el grueso del negocio se concentra en encontrar un tratamiento y una vacuna. Según un análisis de este diario publicado a principio de mes, en el 70% de las investigaciones en vacunas participan compañías farmacéuticas. Es probable, de hecho, que si es un organismo público quien más rápidamente avance en la investigación, la iniciativa privada será crucial tanto para las últimas fases de estudio con miles de pacientes como para la fabricación a gran escala del producto.

El uso comercial de una vacuna no se espera en menos de 18 meses, según los expertos, y previsiblemente serán varias las alternativas que lleguen al mercado para satisfacer la gigantesca demanda y que podrán hacerse, por ejemplo, con el control de áreas geográficas concretas. En el caso de los tratamientos, se espera que puedan llegar antes que las vacunas.

De momento, la repercusión para las empresas implicadas en estos avances se muestran únicamente en Bolsa. Sobre todo en las que ya han iniciado los ensayos con pacientes. Por ejemplo, la compañía estadounidense Moderna se ha revalorizado un 83% desde inicio de marzo y un 142% en lo que va de año, según se recoge en Bloomberg. CanSino, cotizada en el mercado de Hong Kong, sube un 147% desde enero. Una de las últimas en mostrar avances, Inovio (EE UU), multiplica por tres su capitalización en dos meses.

Gigantes como Johnson & Johnson también se han subido a la ola, sobre todo después de acordar con el Gobierno estadounidense un pacto de 1.000 millones de dólares para investigar y fabricar, si lo logra, 1.000 millones de dosis de vacunas. Desde marzo, la compañía se ha revalorizado más de un 15% y ya capitaliza por 408.000 millones de dólares.

Aun así, cabe recordar que este negocio es de altísimo riesgo. Los avances en la I+D son premiados por los inversores, pero el muy frecuente fracaso también se paga. El mejor ejemplo es el de la biofarmacéutica estadounidense Gilead, que ha vivido una montaña rusa bursátil en los últimos días según se filtraban informes provisionales sobre la eficacia de su tratamiento Remdesivir. Eso sí, desde enero, la compañía se ha revalorizado en el parqué casi un 20%.

De igual forma, existen dos ejemplos de empresas españolas en ese sentido. La catalana Oryzon Genomics recibió el viernes el visto bueno de Sanidad para iniciar un ensayo clínico en dos hospitales en pacientes afectados de forma severa por el síndrome respiratorio del Covid-19 con el producto vafidemstat. Ganó una respuesta inmediata en Bolsa con una subida del 17,4% en el valor de sus acciones. Otro caso similar es el del laboratorio gallego PharmaMar, que está a la espera de la autorización para iniciar estudios con enfermos mediante su medicamento Aplidin, un antitumoral rechazado por la UE, pero que la compañía asegura que tendrá efectos frente al coronavirus. La compañía cotiza a precio no visto en una década.

En el campo de los test de diagnóstico, según se ha avanzado en conocer mejor el Sars-CoV-2, el suministro global ha sido un caos, con numerosos países, como España, comprando test inválidos procedentes fundamentalmente de china, donde sus laboratorios llevaban ventaja en la investigación sobre el virus al sufrir los primeros casos.

"Es un desastre, estas pruebas no tienen ningún valor o en todo caso tienen poca utilidad", se quejó la pasada semana Severin Schwan, consejero delegado del gigante Roche, respecto a los test del Covid-19. El laboratorios suizo avanzó que espera tener su propio test para mayo.

Prueba diagnóstica de Grifols

El mayor laboratorio español, Grifols, desarrolla una prueba diagnóstica específica de alta sensibilidad que permite la detección del virus SARS-CoV-2 basada en su tecnología de Amplificación Mediada por Transcripción (TMA, por sus siglas en inglés). Los primeros lotes están en proceso de fabricación y se prevé que estén listos a principios de mayo.

La compañía también trabaja en un estudio clínico de eficacia para una inmunoglobulina hiperinmune anti-SARS-CoV-2 como tratamiento, en colaboración con la agencia del medicamento estadounidense (FDA, en sus siglas en inglés).

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Sobre la firma

Alfonso Simón Ruiz
Graduado en Economía y máster de Periodismo UAM / EL País. En Cinco Días desde 2007. Redactor especializado en información empresarial, especialmente sobre el mercado inmobiliario, operaciones urbanísticas y, también, sobre la industria farmacéutica y compañías sanitarias.

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