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Hacia rutas salvajes: la carretera de los glaciares de Canadá

De Lake Louise a Jasper: ‘road trip’ invernal por las Montañas Rocosas

Tramo de Icefields Parkway, la carretera de los glaciares, en Canadá.
Tramo de Icefields Parkway, la carretera de los glaciares, en Canadá.Javier Martínez Mansilla (Cinco Días)

Una carretera que la llaman la autopista de los glaciares no puede decepcionar, y menos en invierno. Las Montañas Rocosas conforman en su vertiente canadiense un escenario idílico de picos helados de más de 3.000 metros que se amontonan sobre valles cubiertos por un tupido manto boscoso de pinos y abetos. Y entre todo este elogio montaraz, una carretera, la Icefields Parkway.

Hielo y asfalto

El lago Louise congelado en invierno.
El lago Louise congelado en invierno.Javier Martínez Mansilla (Cinco Días)

La carretera de los glaciares es un corredor de asfalto de 232 kilómetros que vertebra de norte a sur la cara occidental del estado de Alberta y acaricia los enclaves más espectaculares de las Rocosas.

Desde la localidad de Jasper hasta Lake Louise o viceversa, este tramo de la autopista 93 recorre a más de 2.000 metros de altitud los parques nacionales de Jasper y Banff para regalar al viajero un catálogo de postales tan extenso como bucólico.

La autopista 93 conecta el estado de Alberta en Canadá con el de Arizona en EE UU

Conduzca por este océano de montañas para escorarse una y otra vez en sus laderas, ascendiendo y descendiendo por sus valles mientras bordea lagos de color azul turquesa y esmeralda, cascadas que retumban entre cañones sin fondo y precipicios a los que se aferran poderosos glaciares. Hasta cien se conservan en este territorio agreste dulcificado por ese manto blanco que lo cubre de octubre a mayo y concurrido por una fauna salvaje cada vez menos tímida. Porque ni los road trips son solo para el verano ni los safaris son solo para África.

El reino del alce y el grizzly

Los orígenes de la Icefields Parkway se remontan a una ruta abierta en el siglo XIX por indígenas y comerciantes de pieles en paralelo a la división continental. Imagínese la postal invernal de ensueño y póngala aquí. O mejor: llene el depósito porque solo hay una gasolinera, madrugue porque oscurece a las 17.00 horas, prepárese para el frío porque lo hay (hasta -20 °C) y apague el móvil para estar atento en el reino del grizzly, el alce y el caribú.

Cascadas petrificadas, glaciares que rugen, cumbres blancas y senderos esponjosos para explorar en raquetas de nieve o esquís.

En verano, esta vía está invadida por turistas y atascos de enormes autocaravanas, pero en invierno el tráfico desaparece con los campistas y solo perduran lo salvaje y lo natural.

El tercer parque nacional

Mirador del lago Peyto.
Mirador del lago Peyto.Parks Canada

Nuestro road trip rocoso empieza en Lake Louise, un pueblo de apariencia alpina situado en medio del valle del río Bow, a 40 kilómetros de la ciudad de Banff y a 4 del bucólico lago que le da su nombre.

Tome las raquetas de nieve y camine hasta la Llanura de los Seis Glaciares entre un circo de picos de 3.500 metros como el monte Victoria. También puede esquiar en la estación invernal Lake Louise, tomar el té en el Fairmont Chateau o la Gondola (teleférico) para subir hasta 2.088 metros de altitud.

El Campo de Hielo Columbia es el mayor glaciar al sur del círculo polar ártico

La Icefields Parkway avanza por el parque nacional de Banff, el tercero más antiguo del mundo, fundado en 1885, y nos guía por este estrecho corredor entre macizos amenazantes rumbo norte. Hasta el lago Bow y el Peyto divisamos el glaciar Bow, el campo de hielo Wapta, la montaña Crowfoot y el monte Thompson. En el Bow merece la pena caminar por la orilla hacia las cascadas del glaciar que lo alimenta (6 km) y en el Peyto, acercarse hasta el mirador panorámico a tan solo diez minutos.

A 79 kilómetros de Lake Louise convergen los ríos Saskatchewan y Howse para dibujar una explanada silenciosa repleta de píceas y abetos donde aparecen alces, y a 117 kilómetros el paso de Nigel hace de frontera entre los parques de Banff (6.641 km2) y Jasper (10.878 km2).

Cataratas petrificadas

Las cascadas de Athabasca.
Las cascadas de Athabasca.Javier Martínez Mansilla (Cinco Días)

El mastodóntico Campo de Hielo Columbia (325 km2), el mayor al sur del círculo polar, con su lengua en forma del glaciar Athabasca, recibe al viajero que se interna en la reserva.

Desde el Glacier Discovery Centre podrá descubrir esta masa helada de 360 metros de espesor en vehículo todoterreno, y desde el Glacier Skywalk podrá contemplarla desde una pasarela de cristal a 280 metros de altura

Si Banff era territorio de lagos, Jasper también, pero sobre todo de cascadas. Las cataratas Tangle, son el paraíso de la escalada en hielo; las Sunwapta, un par de saltos congelados a través de un bosque de grizzlies, y las Athabasca, a 30 kilómetros de Jasper, una escultura de agua y de hielo formada por el caudaloso río que se precipita desde 23 metros con un ruido atronador. En Canadá y en invierno, esto es normal.

Guía de viaje

Cómo llegar. La carretera de los glaciares es un tramo de 232 kilómetros de la autopista 93, que conecta Jasper con Arizona (EE UU). Los aeropuertos más cercanos son los de Calgary (Alberta) o Vancouver (Columbia Británica).

Al volante. Alquilar un coche en el aeropuerto de Calgary es la mejor opción para recorrer esta carretera panorámica que está abierta todo el año. Recuerde que los neumáticos de invierno son obligatorios de desde noviembre a abril, que solo hay una gasolinera en el recorrido y que oscurece a las 17.00 horas.

Safari canadiense. Conducir la Icefields Parkway permite contemplar la fauna salvaje de las Rocosas canadienses. Es común avistar desde la ventanilla del coche coyotes, ciervos, osos negros, grizzlies, cabras montesas, alces y caribús.

Discovery Pass. El acceso diario a los parques nacionales de Banff y Jasper tiene un coste de 7 euros. Los menores de edad entran gratis. El Discovery Pass (47 euros) permite el acceso libre a todos los parques de Canadá durante un año.

Dónde dormir. En el Fairmont Chateau, un clásico hotel de lujo a orillas del Louise (desde 225 euros). O en el Num-Ti-Jah Lodge, junto al lago Bow, una gran cabaña de estilo alpino con salón y habitaciones acogedoras (200 euros).

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