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Alessandro Manetti: “Hay que contar un relato distinto al de Silicon Valley”

Es sociólogo y vicepresidente de la Cámara de Comercio italiana en Barcelona

PABLO MONGE

Demostrar que el diseño va mucho más allá de productos tangibles e influye en todos los ámbitos de la vida es la gran obsesión del director ejecutivo de IED España, Alessandro Manetti (Florencia, 1969). Es sociólogo de formación, además de vicepresidente de la Cámara de Comercio Italiana en Barcelona, y lleva ligado a IED desde 1998.

R. ¿Cómo acaba un sociólogo al frente de IED España?
R. Mi formación me ha servido para comprender cómo ha sido la evolución del diseño, tanto a nivel metodológico como de proyectos. Cada vez se ha preocupado más de las personas y menos de los mercados; mucho más de las experiencias y menos del posicionamiento en términos de marketing. El diseño ha roto las fronteras clásicas, donde se ocupaba solo de los artefactos, para tratar también la vida de las personas; ha entrado en territorios hasta ahora desconocidos, como el diseño de servicios, de sistemas de comunicación, de estrategias o de organizaciones. Esto es algo que he visto gracias a mi formación, por eso siempre he defendido que una escuela de diseño debía contar con departamento de gestión y de comunicación. Hace 10 años nos miraban raro, pero ahora las escuelas de negocios están incorporando la metodología del diseño.
R. Pero decía que el diseño se había olvidado de los mercados.
R. Es que no creo que esto haya sido una voluntad por parte de las empresas, sino una condición con la que se han encontrado. Es un escenario que ha sido determinado por la revolución de la comunicación y la información, debida sobre todo a internet, que ha generado este contexto frente al cual las empresas han tenido que redefinir sus estrategias de comunicación. No creo que haya sido algo deseado por parte de las empresas, sino que estas se han tenido que ir adaptando y continuarán haciéndolo con las nuevas herramientas digitales. Esto deja un escenario muy interesante para una escuela de formación porque determina la necesidad de adaptar las metodologías de aprendizaje y la enseñanza en un mundo cada vez más acelerado.
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R. ¿Cómo han evolucionado los centros formativos en estos 25 años?
R. Han cambiado radicalmente. Antes el profesor era el detentor de cierto tipo de conocimiento frente a un aula con diferentes alumnos; hoy en día, y cada vez más, el docente es un facilitador en un mundo donde el conocimiento llega multilateralmente desde diferentes actores, como pueden ser estudiantes, exalumnos, empresarios, experiencias fuera del aula... Lo que hace el profesor es utilizar esa información, hacerla más comprensible y adaptarla a desafíos más concretos. IED ha pasado de ser una escuela que se dedicaba a formación aplicada a un producto a, ahora, 25 años después, formación aplicada a un desafío.
R. ¿Vende llevar el apellido “Europeo”?
R. Claro, vivimos aquí y no nos damos cuenta, pero sigue siendo muy atrayente. Es cierto que somos un continente envejecido, que la Unión Europea podría tener más peso y que se podrían hacer las cosas mejor, pero vivimos en un contexto de estabilidad, tanto política como económica, más allá de un contexto social que se está polarizando. Los países que más nos acercamos al Mediterráneo tenemos un patrimonio cultural y artístico muy bueno, pero también un estilo de vida equilibrado entre el tiempo libre y el trabajo. Eso es algo que en EE UU y Asia no tienen, la gente está muy quemada, pero sigue obligada a trabajar porque no tienen una serie de amortiguadores sociales que aquí sí, por eso atrae.
R. ¿Y desde el punto de vista del diseño?
R. El diseño no solo se ocupa de un producto, sino de un estilo de vida, de las organizaciones... Y creo que aquí tenemos algo que ofrecer desde Europa, hay que contar un relato diferente al de Silicon Valley, al de China... Es evidente que los desafíos son globales, hay que tener en cuenta lo que está pasando, como diseñadores no podemos pensar que somos una isla cerrada y que las cosas no nos van a afectar. La urbanización rápida, las ciudades como territorios de proyectos, los cambios tecnológicos, la crisis profunda en todos los sistemas de gobierno, tanto empresarial como político. Pero tenemos el conocimiento, las competencias y la capacidad para poder plantear propuestas y soluciones para estos desafíos.
R. ¿Cómo se encuentra la industria del diseño en España en comparación a otros países?
R. Se encuentra también en fase de cambio, adaptándose a los nuevos escenarios, la sostenibilidad, la fabricación digital, las nuevas tecnologías y materiales... Yo siempre digo que España tiene una gran ventaja frente a Italia, que tiene menos influencia del pasado, menos peso de la tradición, lo que hace que la gente sea más libre a la hora de crear. Es más fácil atreverse a innovar porque, al ser todo más ligero, se tiene menos miedo a fallar. Por su parte, en Italia, quieran o no, siempre se va a juzgar todo lo que se produzca en comparación con los grandes maestros del diseño.

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